jueves, 15 de febrero de 2018

EL OCCIDENTE CADUCO || Amenidad, elegancia y capacidad de comunicación | Babelia | EL PAÍS

Amenidad, elegancia y capacidad de comunicación | Babelia | EL PAÍS

HISTORIA

Amenidad, elegancia y capacidad de comunicación

John Julius Norwich responde a su reputación de gran divulgador histórico en 'Los papas. Una historia' y 'Cuatro príncipes', ahora traducidas en España

Amenidad, elegancia y capacidad de comunicación


John Julius Norwich es un prestigioso autor inglés bien conocido por sus numerosas obras de divulgación histórica, especialmente por sus dos trilogías dedicadas respectivamente a Venecia y a Bizancio, hasta el punto de que la singular agrupación literaria del Reino de Redonda le confirió el año pasado por nombramiento expreso de Javier Marías el título de duque de Bizancio. Pues bien, de tan notable escritor tenemos ahora en nuestras manos dos traducciones castellanas aparecidas a finales de 2017.
El primer libro, en palabras del propio ­John Julius Norwich, “viene a ser esencialmente una historia sencilla del papado en un solo volumen”. Una historia que, como señala en un prólogo que también vale mucho la pena leer, el acreditado historiador Antony Beevor, yerno del autor (y duque de Stalingrado en el Reino de Redonda), “huelga decir que no decepciona ni estilísticamente ni por su contenido, en el que no faltan violencia, rivalidad, ambición y traición”.
Amenidad, elegancia y capacidad de comunicación
Una componente del pasado (y el presente) de la Iglesia en general y de los papas en particular que marca la perspectiva principal del libro. Así, si la narrativa resume de un modo satisfactorio lo más sobresaliente de 2.000 años de historia de la cúpula de la Iglesia católica, de los papas de Roma y, por extensión del catolicismo, hay una inclinación especial por poner de relieve algunos temas particulares que pueden tener un interés especial para el público.
Así, se dedica un capítulo a san Pedro, de cuya actuación en Roma no sabemos prácticamente nada, porque casi nada se nos dice en los Hechos de los Apóstoles y porque sólo la tradición (la gran transmisora de falsedades) afirma que fue víctima de la furia de Nerón y crucificado boca abajo, y que fundó la Iglesia romana, hechos no comprobados por ninguna fuente mínimamente fiable. Otro capítulo está consagrado a la famosa papisa Juana, una afortunada invención cuyo mejor relato es sin duda la divertidísima novela del mismo título de Emmanuel Roídis (Editorial Universidad de Sevilla o Alianza Editorial).
Excesiva atención merece el papa Adriano IV, posiblemente por el mero hecho de haber sido inglés. En cambio, no podía por menos que concederse un generoso espacio a la vida y milagros de los que el autor llama “los monstruos”, es decir, al papa valenciano Alejandro VI Borja (o Borgia) y su turbulenta prole, y al papa-condotiero Julio II della Rovere. Pío Nono merecía también un trato de favor, aunque aquí se le otorga más en relación con su defensa de los Estados Pontificios que con su discutidísimo dogma de la infalibilidad pontificia y con su tristemente famoso Syllabus de condena de todos los “errores modernos”, es decir, el racionalismo, el liberalismo, el laicismo, la separación de la Iglesia y el Estado, o sea de todas aquellas corrientes que han significado un claro progreso para la humanidad. Pío XII se hace acreedor igualmente a una severa condena por su tibieza frente al nazismo, su furibundo antisemitismo o su persecución de toda iniciativa progresista.
Ya con mayor proximidad a nosotros se enjuician el talante bondadoso y el formidable empeño del papa Juan (el Concilio Vaticano II), el posible asesinato de Juan Pablo I y, para terminar, el autoritarismo y reaccionarismo de Juan Pablo II.
Naturalmente, no todo es perfecto en esta narración. Sin posibilidad de extendernos más, nos parece misleading el tratamiento de “la conversión de los sajones” por Carlomagno, quien (apoyado por el papa León III) en realidad se impuso a sangre y fuego, sosteniendo un total de 18 batallas, imponiendo la pena de muerte a todos los que siguieran manteniendo sus “diabólicas” prácticas (lo que le valió el sobrenombre de “carnicero de sajones”), decapitando a varios miles de paganos como represalia por la derrota de sus armas en 782 en la batalla de Süntelgebirge (la “matanza de Verden”) y deportando en masa a 10.000 familias nordalbingias tras la última resistencia sajona del año 804, lo que significa que no fue precisamente, por decirlo de modo suave, una conversión por persuasión, por la íntima convicción de los “convertidos” a la nueva fe. Y, por mor de la precisión, debe decirse que es equivocada la traducción de las palabras postreras del papa Gregorio VII: dilexi iustitiam et odi iniquitatem, propterea morior in exilio. Por el contrario, resulta sugerente por lo atrevida su valoración, absolutamente a contracorriente, de una fecha particularmente simbólica: “Pocos años en la historia del mundo han demostrado ser más aciagos que 1492”.
El segundo libro es una historia simultánea de los trabajos y los días de cuatro soberanos que coincidieron en el tiempo: Enrique VIII de Inglaterra, Francisco I de Francia, el emperador Carlos V y el sultán otomano Solimán llamado el Magnífico. Como señala el autor en una lapidaria sentencia, “estos cuatro hombres, en ocasiones amigos, más a menudo enemigos y siempre rivales, tuvieron a toda Europa comiendo de su mano”. El lector puede juzgar de la ligereza del libro sólo con tener en cuenta que cualquiera de estos personajes ha hecho correr ríos de tinta y que cada uno tiene biografías (entre las menos voluminosas) que duplican la extensión de esta sinfonía en cuatro movimientos. Por lo tanto, esta consideración debe ser interpretada en sentido favorable para un escritor capaz de semejante hazaña, de dibujar un brillante ritratto di gruppoen un marco de dimensiones tan acotadas. Un escritor que, salvadas algunas libertades de concepto y de expresión (por poner un ejemplo: Carlos no sintió tanto interés por las mujeres como Francisco o Enrique, mientras Solimán “jugaba en otra liga”), una vez más responde a su reputación de amenidad, de elegancia y de capacidad de comunicación
Cuatro príncipes. John Julius Norwich. Traducción de Joan Eloi Roca Ático de los Libros, 2017. 286 páginas. 23 euros.
Los papas. Una historia. John Julius Norwich. Prólogo de Antony Beevor Traducción de Christina Martí-Menzel. Ático de los Libros, 2017. 286 páginas. 23 euros.

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