lunes, 19 de febrero de 2018

CLIMA MEDITERRÁNEO || Un altavoz y un muro valen para lo mismo | Babelia | EL PAÍS

Un altavoz y un muro valen para lo mismo | Babelia | EL PAÍS

Un altavoz y un muro valen para lo mismo

'Clima mediterráneo' es una vuelta a la infancia y una visión crítica de la actualidad

Un altavoz y un muro valen para lo mismo




En su anterior libro, Paseo de la identidadLuis Bagué Quílez trazaba un itinerario cultural e histórico hacia una conciencia entre lo íntimo y lo colectivo en un mundo globalizado. El lenguaje poético al servicio de la indagación en una realidad contradictoria, socialmente injusta. Clima mediterráneo, su último libro, es un viaje a la raíz, a los escenarios de la infancia (el poeta nació en Palafrugell) tamizados por la historia y por las sucesivas capas que en ellos ésta ha dejado. La mirada que acude a los símbolos que representan parte de la imaginería de España en su proyección hacia el Mediterráneo. Una nueva mirada, crítica casi siempre, con un trasfondo confesado por el autor en la nota final: la empatía con el libro-poema Bálticos, de Tomas Transtömer (“He cambiado el atrezzo: la espesa bruma escandinava”, afirma, “por la implacable luz mediterránea”.
El volumen consta de cuatro capítulos: una primera parte en la que el poeta contrapone el Mediterráneo que albergó la cultura clásica, puerta de entrada en la península de sus mitos y costumbres y balcón a otros universos (“El mar como puerta giratoria”, “El mar abierto al sol del Nuevo Mundo”), con el espacio de violencia y muerte de la Guerra Civil, o el del desarraigo y el viaje obligado de decenas de miles de exiliados forzosos de la miseria y de otras guerras. El poema como recreación crítica, como espejo deforme de momentos singulares de nuestra historia y de obras de arte cargadas de sentido y afincadas en lo que podríamos llamar "identidad de país" (la mirada de Velázquez, de Goya, de Antonio López a la familia real de distintas épocas, El Quijote, el toro de Osborne, las viviendas protegidas y los palacios…), ocupa la segunda parte, “Hecho en España”. De ese acarreo surge el milagro posmoderno de la alta velocidad ferroviaria marcando con fuerza esa geografía en la transición del siglo XX al XXI para dar título a la tercera parte, un largo poema de verso corto y ágil, con guiños aforísticos y ramonianos (“Por el ojo del puente / pasa el hilo del tren”) y potentes imágenes cargadas de escepticismo (“España negra: con la hoz y la guadaña, / abriendo surcos”) y propensas al humor negro. Clima mediterráneoes, en buena medida, la radiografía de la mutación de ese mundo y su cultura hacia una cultura híbrida, sustentada en lo global pero sin desatarse del todo de lo local. En “Zona residencial”, último capítulo, es algo más que un clima: es atmósfera, telón de fondo, lugar del pensamiento marcado por la presencia del ciberespacio y por la amenaza ambiental, por la austeridad de lo cercano (“Busco la magnitud de lo habitable”), la sombra de la Inquisición o la identidad de fondo con otros mares menos luminosos que el Mediterráneo. Es la de Bagué Quílez una poesía de la reflexión, crítica, de expresión directa que no elude el quiebro irónico, la imagen inesperada o la sentencia (“Un altavoz y un muro / valen para lo mismo”) y a la que añade valor su acercamiento a la historia y a la cultura de un modo nuevo y revelador, radicalmente original.
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Autor: Luis Bagué Quílez.
Editorial: Visor (2017).
Formato: tapa blanda (64 páginas)

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