viernes, 22 de diciembre de 2017

el dispensador de las energías cósmicas (cuerdas y huecos) - by Cerasale Morteo, Víctor Norberto | Salta | ARGENTINA - 22 de DICIEMBRE de 2017 [04]

el dispensador de las energías cósmicas (cuerdas y huecos) - by Cerasale Morteo, Víctor Norberto | Salta | ARGENTINA -  22 de DICIEMBRE de 2017 [04]
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el dispensador dice: de repente, casi como por arte de magia, al amanecer de aquel noviembre distante, las dunas se abrieron y el Sahara dejó ver un paisaje maravilloso... podría ser en Libia... podría ser en Argelia... podría ser en otro lugar de las extensas arenas... de pronto, mágicamente, me encontré con una ciudadela con calles de oro... en soledad y silencio... nadie las recorría... nadie moraba allí... parecía haber sido diseñada por los mismos constructores de las pirámides del Egipto oriónida... una rara fragancia emanaba de allí... indescriptible... inexplicable... los muros estaban repletos de jeroglíficos que podían descifrarse en la mente con sólo tocarlos... las paredes hablaban... relatando un pasado intacto... paralizado para la eternidad y resguardado por la sabiduría de los vientos... ¿por qué aquí?... ¿por qué ahora?... miles de codicias acudirían prontamente a robarse los oros laminados que había revestido historias de más de diez milenios... miles de avaricias aparecerían adjudicándose derechos de posesión... miles de angurrias del poder se llegarían a desmontar el pasado extraviado para escribir una historia a medida de los cinismos...
¿por qué a mí?... estoy libre de intereses y estoy libre de conveniencias...
el pasado no debe ser tocado... apenas si puede ser observado... contemplado... admirado... reverenciado... pero jamás alterado...
la ciudadela se extendía hasta donde iban los ojos... resplandeciente en el horizonte inesperado...
luego, soledad y silencio... ni siquiera viento... como si estuviese dentro de una burbuja cuántica protectora de recuerdos omitidos...
caminé observando...
me detuve donde quise...
busqué sombra y la sombra vino a mi persona...
busqué agua y la fuente se acercó a mis piés...
no tuve necesidad de alimentarme... se respiraba saciedad...
busqué una biblioteca y la misma se abrió a mi intención...
- no toques lo que no vayas a leer... si abres un rollo deberás leer el final y recordarlo...
abrí sólo uno... leí su final... aún recuerdo el contenido... en verdad no lo leí con la comprensión, se me impregnó en el alma...
emergí de la biblioteca intentando hallar vestigios humanos... no los había... el oro creaba reflejos increíbles donde el fantasma era la propia la sombra, la propia soledad y el propio silencio...
- no busques verte en tu reflejo... despréndete de tu ego y mira la ausencia de tu propio hueco... si hay oro, no hay abismo... si no hay oro, hay abismo... 
miré el vacío y no había ni espacio ni tiempo... estaba allí pero carecía del "mi mismo"... 
absorto en lo majestuoso de la visión, me abstraje del presente y transité los pasados ocultos... bullicio de sabidurías consumidas... esos no eran humanos...
de repente, casi como por arte de magia, al atardecer de ningún SOL pendiente, en aquel noviembre distante, las dunas se cerraron y el Sahara volvió a ser duna interminable... 
nunca había estado allí, eso fue lo que me dijo el silencio. DICIEMBRE 22, 2017.-
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los que carecen de memoria no son de mi agrado... jamás los incorporo a mis afectos... tampoco tengo consideración hacia aquellos que niegan sus orígenes...
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes


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