domingo, 12 de noviembre de 2017

EN BUSCA DE LA CATALUÑA PERDIDA || La cultura busca su lugar ante la excepción | Cataluña | EL PAÍS

La cultura busca su lugar ante la excepción | Cataluña | EL PAÍS

La cultura busca su lugar ante la excepción

La asistencia a espectáculos y museos de Barcelona sigue acusando altibajos debido a la situación sociopolítica

Aspecto abarrotado del Palau de la Música durante la actuación de Chick Corea el pasado jueves en Barcelona.

Aspecto abarrotado del Palau de la Música durante la actuación de Chick Corea el pasado jueves en Barcelona. 



En la cafetería del Palau de la Música Catalana de Barcelona, una pareja tomaba un refrigerio antes de entrar al concierto de Chick Corea la noche del jueves. Explican que tenían previsto ir y que la “excepcionalidad” de la jornada —con la mesa del Parlament declarando ante el Tribunal Supremo con una petición fiscal de prisión que no se había despejado cuando empezó la actuación— no les movió a quedarse en casa. ¿Cambio de hábitos? “La verdad es que no, seguimos haciendo lo que programamos, como ir al teatro o a conciertos, lo único que estamos más pendientes del Whatsapp y de las noticias”.
La sala grande del Palau esa noche era un buen ejemplo de que, tal vez, la gente se ha acostumbrado a la anómala situación política y social. Lleno hasta la bandera, en una sala de 2.000 localidades solo estaban libres las que no tienen visibilidad. Tampoco hubo ningún tipo de proclama, ni banderas, como sí ocurrió en el concierto de arranque de la temporada el pasado 21 de octubre. El jueves, el público estaba en pie, pasándoselo en grande con el arrollador ritmo de los estadounidenses y con una sonrisa de oreja a oreja al salir. “A mí, lo que más me influye a la hora de no ir a más conciertos o al teatro es el precio de las entradas”, apuntaba un joven. A su lado, su acompañante asentía, y añadía un matiz: “Lo que me impide ir a más sitios es tener canguro para mis hijos y los precios. La situación política, pues, francamente, no. Estás más pendiente de todo, pero no hasta el punto de no hacer nada. La vida sigue”. Responsables del Palau señalan un dato que apunta a que la excepcionalidad no les ha pasado factura en la anulación de alquiler de sus salas por otros operadores: “Nadie ha cambiado de planes y tenemos el calendario muy ocupado”.
En el Liceo, que reconoció tener una pérdida de 400.000 euros por la caída de ingresos desde agosto, la sangría se ha contenido y en las últimas dos semanas la ocupación de la sala con las funciones de danza con el Romeo y Julieta del Grand Théatre de Genève y la prevista para el Réquiem de Brahms era buena: “La recuperación es lenta y fluctúa, pero la tendencia parece que está cambiando”, explicaban desde el teatro de La Rambla, que tampoco ha sufrido cancelaciones de alquiler de la sala y otros espacios, salvo la de la entrega de los premios Ondas, que se hará en Sevilla.

A POR LIBROS, CON LA ESTELADA POR CAPA

“¿Libros para niños?”, pregunta un padre que lleva una estelada por capa. También hay mucho cliente con lazo amarillo en el pecho... Hace poco más de media hora que ha concluido la manifestación y la imagen de ayer mismo en la librería Laie (Pau Claris / Casp) de Barcelona refuerza la tesis de uno de sus responsables, Lluís Morral: “El bajón no creo que sea tal o, al menos, generalizado: hemos dejado de crecer, pero hoy mismo como mínimo es como un buen sábado, si no más, y ocurrió lo mismo en la última manifestación, del 22 de octubre: la librería parecía que fuera Sant Jordi y el bar tuvo que cerrar por aforo completo, como hoy”. Que la cosa va por barrios en el sector cultural parece en el del libro más evidente: el descenso de un 2,4% de las ventas de julio a 20 de octubre, según el Gremi de Llibreters de Catalunya, responde, en opinión de Morral, “puntualmente a librerías situadas muy en el centro y a las grandes cadenas; además, octubre y noviembre son meses flojos por naturaleza, a la espera de las compras navideñas”. Por no bajar, ni en su caso lo han notado en la agenda de actos programados. “Cuando la crisis económica, la gente no tenía dinero en el bolsillo, pero ahora no es el caso, por fortuna. ¿La cabeza en Whatsapp o en Twitter? Sí, quizá eso interumpe la lectura de novelas. A lo mejor, es el gran momento del cuento”, contrapone.
En cualquier caso, manifestaciones, huelgas, detenciones del último mes y medio no han pasado en balde y han dejado su factura en el consumo cultural, que habría sufrido un descenso medio cifrado en un 20%. Pero se ha manifestado de una forma desigual según sectores y factores. Uno de éstos ha sido la situación geográfica en la propia ciudad. Así, los teatros que más han sufrido esa caída han sido los del centro, a los que el usuario puede ir más por reclamo de la cartelera; su situación contrasta con las que manifiestan teatros como el Lliure o el TNC, que funcionan con una programación de temporada que descansa, especialmente, en sus abonados. El Auditori, por su parte, ha capeado bien el temporal, seguramente porque la mayor parte de su público también es de abonados.
Los empresarios de espectáculos son, probablemente, los que más están acusando el bajón. Lo constataba al referirse al lento ritmo de ventas del Festival Mil·lenni que arrancó anteayer su responsable, Javier Pérez. Y lo sostiene también el grupo Mas & Mas donde, sin poner cifra concreta, reconocen que hay menos aficionados en sus habituales actuaciones de jazz en la sala Jamboree. La caída es menor en la sala Tarantos de flamenco y sin impacto alguno cuando esa sala se convierte en discoteca a partir de medianoche. El bajón general de las salas de espectáculos medianas de Barcelona se comentó en una reciente reunión con responsables del Ayuntamiento.
La excepcionalidad sí se ha acusado en las agendas culturales, especialmente en las presentaciones de actividades, como las inauguraciones de exposiciones, que han ido cambiando de día si coincidían con jornadas de manifestaciones o convocatorias de huelga. Algunas muestras, como las dos últimas del Arts Santa Mònica de la Rambla (la de Francesc Torres y la que muestra las adquisiciones de fotografía de la Generalitat de los tres últimos años) anularon su inauguración tras anunciarse la intervención económica de la Generalitat. Al final, estos últimos días han conseguido abrirse, pero eso sí: sin actos remarcables y con la ausencia de políticos.
Sigue sin haber datos globales de la asistencia a los museos catalanes, pero el principal centro, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), cerró el pasado octubre con 66.210 visitantes, 6.000 menos que el mismo mes del año pasado (que fueron 72.034). Sin embargo, desde el museo aseguran que este descenso no es significativo, que el MNAC funciona “con absoluta normalidad” y que esperan que la tendencia ascendente del 10% que se ha vivido todo el año con respecto al ejercicio anterior se consolide al final de 2017.

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