jueves, 5 de octubre de 2017

Una crítica de gran delicadeza | Cultura | EL PAÍS

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Una crítica de gran delicadeza

Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura en 2010, comenta la concesión del premio más importante de las letras a Kazuo Ishiguro



El escritor Kazuo Ishiguro, en el patio del Royal Academy of Arts, en Picadilly, Londres.

El escritor Kazuo Ishiguro, en el patio del Royal Academy of Arts, en Picadilly, Londres. 





Es un magnífico escritor, de clara raíz japonesa, aunque perfectamente integrado en la literatura inglesa y en su sociedad. Un ejemplo perfecto de esa integración es Lo que queda del día, novela en la que con gran delicadeza aborda los rituales de la aristocracia británica vista con enorme sutileza y espíritu crítico por un mayordomo dotado de gran perspicacia para contar los usos y los modos de esa clase social vista desde abajo. Es una delicia de novela que a la vez que se lee te introduce en ese mundo inglés con gran destreza narrativa.
Se trata, sin duda, un premio mejor que el del último año, al músico Bob Dylan, y pone en valor a un novelista de primera línea en la tarea de renovación de la literatura en lengua inglesa, y sobre todo británica, abordada por excelentes narradores de estas últimas décadas a los que él pertenece en primera línea.

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