domingo, 2 de julio de 2017

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La invisible esclavitud del apego ..-
pepito grillo 28 junio, 2017 Budismo 

El control, los celos y el afán de poseer nacen del miedo a perder lo que se tiene. Son enemigos sutiles que destruyen la confianza y la libertad. Aunque pueda parecer lo mismo, el apego es lo contrario del amor.

Los seres humanos vivimos atrapados por una perversa paradoja. Y ésta se revela, sobre todo, en nuestra manera de relacionarnos con todo lo que podemos ver, tocar y disfrutar. En un primer momento, sufrimos por querer lo que no tenemos. El deseo nos lleva a poner nuestro foco de atención en alguien o algo muy concreto, como por ejemplo la persona que nos gusta, el trabajo soñado, más tiempo libre o un coche deportivo.

Sin embargo, por el camino nos olvidamos de nosotros mismos, de lo que verdaderamente necesitamos. Y al obsesionarnos con el objeto de nuestro deseo, de forma inconsciente terminamos idealizándolo. De hecho, llegamos a creer que cuando lo obtengamos nos proporcionará la felicidad de la que carecemos.

La paradoja surge cuando finalmente conseguimos eso que tanto anhelamos. Por muy absurdo que parezca, de pronto comenzamos a sufrir por miedo a perderlo, a que nos lo estropeen, a que nos lo quiten. Y este temor contamina nuestra mente y nuestro corazón con dosis diarias de ansiedad, nervios y preocupación, atascándonos en un callejón sin salida: no podemos vivir felices con ello ni sin ello…

DEVORADOR DE BIENESTAR
“Vivimos encadenados a lo que llamamos felicidad.”
(Anthony de Mello)

Detrás de nuestros deseos y nuestros miedos se esconde uno de los virus más letales que atenta contra la salud emocional de nuestra especie: el apego. Según la Real Academia Española significa “afición o inclinación hacia alguien o algo”. Popularmente, también se considera sinónimo de “afecto, cariño o estimación”. Pero estas definiciones tan sólo ponen de manifiesto lo poco que conocemos a este gran devorador de nuestra paz interior.

De hecho, hay quien dice que el apego es “natural” y “sano”, pues es una muestra del “amor” que sentimos por aquello a lo que vivimos apegados. E incluso algunos afirman con cierto orgullo que “cuanto más apego se tiene, más se ama”. Pero nada más lejos de la realidad.

Y entonces, ¿qué es el apego? Podría definirse como “el egocéntrico afán de controlar y poseer aquello que queremos que sea nuestro y de nadie más”. Estar apegado a alguien o algo también implica “creer que eso que nos pertenece es imprescindible para nuestra felicidad”. Sin embargo, provoca en nosotros el efecto contrario. Más que unirnos, el apego nos separa de lo que estamos apegados, mermando nuestro bienestar y nuestra libertad.




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