viernes, 7 de julio de 2017

EL ALJIBE, una fuente abierta al humanismo necesario... una semilla de "el dispensador", antes de continuar con el viaje [3]

EL ALJIBE, una fuente abierta al humanismo necesario... una semilla de "el dispensador", antes de continuar con el viaje [3]
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TERCERA PARTE: continuidades desconcertantes por "el dispensador": ya habrás notado que aunque los relojes indiquen siempre la misma hora, el tiempo para las personas tienen distintos efectos... algunos efectos son lineales... otros efectos son geométricos... no pocos lo son matemáticos... sin omitir los cuánticos... y sin pasar por alto que algunas personas tienen el don de contar con tiempos móviles, que a veces se aceleran... que a veces se ralentizan... que otras tantas se detienen... dejando una fisura donde se puede inteligir que el tiempo es según quien lo atraviesa, o según mis observaciones, el tiempo es según te atraviesa... 
me ha pasado no pocas veces que he comprobado que el tiempo se me detuvo, habilitándome a hacer tareas extensas y complejas en un lapso comprendido entre el segundo anterior y el siguiente, siendo consciente que en el medio transcurrieron horas sin que nadie se percatase... o quizás, se produjo un aislamiento atemporal dentro de una cápsula que sigue rodeada por lo temporal...
alguna vez, alguien me relató esto de encontrarse en una situación límite... un río alimentado por lluvias de alta montaña, subiendo correntada con piedras, árboles y todo lo que hay a su paso (del agua)... estar bloqueado en el medio de la nada viendo como se viene la noche (torrente)... y que aparezca una señora de muy buen tono, de blanco inmaculado ella, diciendo: "vengan, por favor, vengan, no se preocupen... ¿no ven que ya están en la orilla?... ¿no ven que ya están a salvo?", y cuando las víctimas regresan a sus respectivas consciencias, se encuentran que están solos en medio de la nada, frente a un río que se devora todo y contemplando cómo la naturaleza es implacable con los que tenían sus destinos sellados...
el tema no es menor...
allí tomas consciencia que el tiempo es según las personas que lo atraviesan, o según mis chifladuras, el tiempo es según las personas que van siendo atravesadas por él (tiempo)... donde los segundos tienen un valor relativo a los estados de consciencia... pero, cuando es necesario según las pautas de cada destino, alguien se acerca a "tu tiempo", te abstrae, te saca, y te coloca en otro escenario, a salvo...
curiosamente, entre las tantas experiencias cursadas en relación a lo antedicho, tuve una maravillosa, con otros tres testigos, allá por 1965... en medio de un paraje simil extraterrestre, en algún lugar de la Patagonia argentina, bajo un cielo nocturno que parecía pintado de estrellas que podían tocarse con la mano... acompañado de un experimentado piloto de aviación militar... por un ingeniero de vuelo... por un mecánico de a bordo... figuras de aquellos años donde yo era el benjamín (tenía 14 años) y ellos la "experiencia" representativa de la adultez, con sapiencias de vuelo y otras circunstancias propias de la aviónica... en dicha oportunidad, no sólo perdimos una hora de reloj... sino que los adultos no encontraron explicación lo que los condujo a evitar pensar en el tema...  el hecho transcurrió entre General Conesa (Río Negro) y Sierra Grande (Río Negro)... en años donde no había puentes, donde la ruta 3 (nacional) era totalmente de ripio (tierra) con condición de huella por donde circulaban camiones, transporte de pasajeros, y escasos automóviles... sin otra asistencia que la mano solidaria de algún alma caritativa dispuesta a colaborar... desde luego, eran otros años, era otra gente, eran otros códigos y finalmente era otra argentina... más unida... con más don de gentes... con más sentido común...
para que te des una idea, las estaciones de servicio alertaban a los viajeros de los kilómetros a recorrer para encontrar la próxima... por lo que los bidones eran de uso corriente... al igual que los neumáticos suplementarios... desde luego los vehículos de entonces carecían de elementos de seguridad y si algún percance ocurría, mejor que diosito te mandase a algún alma caritativa...
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TERCERA PARTE: los raros caminos que llevan hacia las fuentes... por "el dispensador": al amanecer de un día de enero de 1965, luego de una noche inquieta, de sueños incómodos, de no haber dónde alojarse, de pernoctar en la cabina del automóvil, de un frío de morirse... los relojes no coincidían con los de la estación de servicio... ¿qué raro? dijo uno... ¿qué raro?, dijo el siguiente... se debe haber descompuesto, dijo el próximo... al tiempo que alguien dijo, es imposible que cuatro relojes se descompongan al mismo tiempo para luego seguir funcionando con una hora menos... todos se miraron... nadie dijo nada... todos guardaron silencio y prefirieron evitar comentarios que los expusieran al ridículo... de General Conesa a Río Grande... próxima parada... Río Grande con minería de hierro, aparecía como un mazacote gris en el medio de horizontes despejados y con vientos para regalar... la Patagonia crea contrastes fantasmales... 

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en Sierra Grande había minería de avanzada... detención... y dispersión para estirar piernas y recuperar las verticales... los asientos del vehículo eran poco cómodos así es que la detención era imperiosa... alguien invitó a subir hacia las minas... y cada quien agarró para donde quería... uno con el guía... otro junto a un perito de la zona... otro ya no recuerdo con quién... y yo solito tomando distancia hacia la aventura... habré caminado unos cien metros... me llamó la atención un reflejo que se movía a unos veinte metros de donde estaba parado... me acerco, otra vez el agua brotando del suelo... escurriendo inmediatamente por una hendidura sin dejar rastro... a escasos cinco metros de donde brotaba... me mojé la manos y parecía potable... me mojé la frente y comprobé que era agua de la buena... me mojé los labios y comprobé que era más que pura, un manantial desconocido por los lugareños... alguien de los viajeros sumado a un guía se acercaron hasta donde estaba parado contemplando el suceso... miré... los miré... me miraron preguntando qué hacía ahí... azorado ví cómo la fuente se apagaba a medida que ellos avanzaban... y desaparecía justo cuando ellos llegaban... el guía miró... dijo: "que extraño las piedras mojadas"...  pero sin reparar en las razones, dieron medio vuelta y descendimos hacia el parador...
en mi silencio me traje dos definiciones:
1. el tiempo no se vinculaba con la realidad sino que era "algo" que nos contenía para determinar el lapso que mediaba entre nacimiento y muerte, pudiendo ser alterado desde el propio espíritu o bien ser modificado desde alguna intervención externa, siempre prodigiosa y no necesariamente divina...
2. las fuentes existían como un recurso móvil común al espíritu que se acercaba a ellas... podían ser visibles o invisibles según quién... y tú podías beber de ellas mientras los no elegidos estuviesen imposibilitados de acceder a tu tiempo... donde la coexistencia no era factible...
comencé a elucubrar teorías cuánticas del espacio sin tiempo y me fui sumergiendo en ellas, y hasta podría decirte que aprendí a nadar, primero, para luego aprender a navegar en un "algo" extraño a la humanidad...
ya había entendido que mi realidad no se vinculaba con otras realidades y que estas experiencias me colocaban en una situación singular... de silencio... de soledad... y de descubrimiento permanentes... alguien sabía que no escatimaría esfuerzos y que la voluntad brotaba como de sobra...
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en los años sesenta la Patagonia era "la otra Argentina", se hablaba mucho inglés, algo de francés y poco español... la Patagonia era tierra salvaje y desconocida por la mayoría de los argentinos... no había alambradas... las tranqueras eran muchas pero muy alejadas unas de otras... siempre acompañadas por guarda ganados... donde las distancias eran implacables y las necesidades también... siendo el clima era sólo para elegidos... dispuestos a todo por nada...
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Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes

regresé muchas veces a varios lugares de la Patagonia alta, la media y la extrema. La experiencia jamás se repitió y tampoco la busqué... siempre he entendido que lo que se encuentra no se busca, y que lo que se busca, se esfuma salvo que sea para tu persona y tu destino... incluso, causalidad mediante, en Puerto Madryn me hicieron la despedida cuando me iba a radicar en Alemania... algo que siempre tomé como un sello y una señal de los tiempos por venir... no me equivoqué...  JULIO 07, 2017.-
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la vida te descubre y asumes que eres tú quien la descubre... sucede que nadie nos enseña a realizar lecturas desde el revés de los acontecimientos... te eligen, no eliges... te descubren, no descubres... no recorres la vida, la vida te recorre a ti... no son tus circunstancias, son las circunstancias a las que perteneces para alcanzar las respuestas necesarias, las prudentes, las adecuadas, o ninguna... porque es el aire el que te respira... porque es el suelo el que te conecta... porque es el agua la que te bebe... porque es el fuego el que modifica tu base molecular para que des el paso que sigue... ya que de eso se trata... discernir entre aquello que te sucede y aquello otro que te pasa, proveyéndote de perspectiva que te habilite a comprender el valor de lo que te está transcurriendo...
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Colonia Hinojo fue la "fuente" del primer encuentro... o bien, fue el primer encuentro con "la fuente".

Capilla del Monte fue la "fuente" del segundo encuentro... o bien, fue el segundo encuentro con "la fuente", distinta a la anterior, pero equivalente.

Sierra Grande fue la "fuente" del tercer encuentro... o bien, fue el tercer encuentro con "la fuente", distinta a la anterior y con agregados de valor.

como siempre, las pinturas son pertenencia del genio de mi hermana del alma... y las fotos, que nada que ver con mis recuerdos, vienen de la galería de imágenes de Google... la vida se entreveró para que no me quedase un sólo registro fotográfico de aquellos años... pero la memoria contiene todo, y allí no hay accesos a la miseria humana ajena... mucho menos a la inconsciencia imprudente de las segundas intenciones que intentan apoderarse de aquello que no les pertenece...

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