domingo, 9 de julio de 2017

EL ABRAZO SUBLIME || La música  de Pedro >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS

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Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb

La música  de Pedro

Por:  22 de junio de 2017
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22 de junio de 2017
Texto de Ali Salem Iselmu
Cuando Pedro salió de aquel largo pasillo, seguía recordando la música andina que tocaba al mediodía a la hora de la comida. Él quería hacernos olvidar las penurias del momento, la escasez de las cosas materiales y llevarnos a un abrazo sublime. Un abrazo que salía del movimiento de sus manos, cuando tocaba una y otra vez aquel solitario piano.
Pedro era un hombre que besaba con furor. Cerraba sus ojos, abría sus manos y dejaba que sus labios chocaran con el viento, esperando el rescate de otros labios. Él se dejaba llevar por sus instintos, como un oso que persigue una foca debajo del hielo.
Era nómada en sus sentimientos como el sonido fugaz de su piano con el que complacía a las chicas, tocando la música de Mozart.
Él era el héroe, un héroe de melena larga y camiseta  de color blanco,  acompañada de la imagen de una mujer desnuda con los brazos abiertos.
Pedro amó a Irina, con ella dormía las noches de verano desnudo en una playa. Entonces le empezaba a hablar de Ecuador, de Guayaquil. También le recordaba al indómito Atahualpa que sin recibir su corona de emperador de los incas, fue estrangulado.
A Pedro le gustaba la historia del arte. Era amante del teatro, de la guitarra y la música guajira. Cuando miraba su color de piel, no sabía definirlo. Tampoco sabía definir los rasgos de su cara. Era una mezcla entre los hombres que habitaban los bosques húmedos y los bosques fríos. En él se encontraban varios climas, lenguas y tradiciones.
Cuando se sentaba frente al piano todos lo miraban. Allí está el loco con su serenata decían algunos, mientras otros seducidos por la fragilidad de su música, se olvidaban del largo camino que tenían que hacer todos los días. Ajeno al público, él seguía inmerso en su música. Buscaba en las miradas, un nuevo ritmo que le permitiera prolongar aquella primavera de frutas exóticas que se advertía en sus ojos cuando tocaba el teclado.
En las noches de calor salía de su pequeña habitación, llena de retratos de músicos y de  imágenes de árboles en los que buscaba la inspiración. Pedro era un loco, un bohemio que abrazaba las cuerdas de una guitarra o las teclas de un piano, luego les añadía su voz ronca y empezaba a sudar con el ritmo de una melodía. Los que iban subiendo las escaleras que atravesaban la pequeña montaña, encontraban a Pedro sin camisa, tocando aquella vieja guitarra, mientras intentaba improvisar una nueva letra.
La risa era el condimento que le añadía a sus canciones. Con cada palabra había una sonrisa que desafiaba la adversidad y dibujaba una nueva esperanza. Pedro era estudiante de historia del arte, pero sobre todo era un artista, un poeta popular que creaba las canciones cuando se encontraba con los ojos de Irina.
El piano del comedor siempre fue suyo al igual que la vieja guitarra. Creía que el primer hombre que cantó en el interior de un bosque, estaba desnudo mirando un árbol.
Antes de dormir intentaba encontrar siempre, un beso que le permitiera recordar las letras de sus canciones antes de cerrar sus ojos.
Pedro era una alegría permanente, una música que invadía la plaza y la envolvía en un sueño lleno de sencillas y profundas palabras.

SOBRE LOS AUTORES

Sukina Aali-TalebHija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.
Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.
Bahia Mahmud AwahBahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.
Willy VeletaWilly Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.
Liman BoichaLiman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.
Larosi HaidarLarosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.

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