sábado, 22 de abril de 2017

EXPERIMENTO || A*DESK: marcas de escritorio | Babelia | EL PAÍS

A*DESK: marcas de escritorio | Babelia | EL PAÍS

ARTE / PROYECTOS

A*DESK: marcas de escritorio

Este instituto de crítica y arte contemporáneo, referente en la escritura online, cumple 15 años renovando dinámicas y formatos

Neus Bou, Montse Badia y Marina Vives, comisarias de A*DESK.

Neus Bou, Montse Badia y Marina Vives, comisarias de A*DESK.



A*DESK nació en 2002 en Barcelona como un experimento. Es un instituto de crítica y arte contemporáneo cuya seña de identidad más significa es una revista online, uno de los mejores proyectos desarrollados en los últimos años en busca de ese espacio tan preciado y escaso en la esfera de la cultura y del arte: la opinión. A la vuelta de la esquina estaban los proyectos de José Luis Brea que marcaron el camino de una generación en la escritura de crítica de arte online: w3art, aleph y Salonkritik. Aunque A*DESK, en un guiño a John Le Carré y su idea de escritorio como lugar peligroso desde el que observar el mundo, buscó su propia estructura.
Empezó encargando textos que reflexionaban sobre la crítica y el comisariado a profesionales que seguían de cerca los cuatro comisarios que lanzaron el proyecto: Montse Badia, David G. Torres, Martí Manen y David Armengol. Al poco tiempo, había un fondo bibliográfico considerable. Cinco años después, entraron en el campo de la formación, programando los primeros talleres y no sólo en Barcelona, también en Recife, Belo Horizonte, Rosario, Lima, Madrid o Santiago de Compostela. Fue así como se abrieron a nuevas voces y nuevas generaciones, una de las señas de identidad de este proyecto del que ha salido una buena cantera de mentes pensantes. En 2010 dieron un paso más allá e iniciaron un programa de estudios avanzados orientado a la introducción de los participantes en el ámbito profesional del arte contemporáneo, sumando distintos itinerarios y formatos, aunque luego resultó difícil seguir por ahí.
En todo este tiempo el equipo ha ido variando de formato, temporalidad y equipo. Hoy son Montse Badia, Neus Bou y Marina Vives las que hacen balance de esos 15 años de ensayo-error. Porque esa ha sido la dinámica sobre la que han construido uno de los mejores ejemplos de plataforma de pensamiento y de comunidad afectiva. De esta publicación han surgido y derivado otras actividades, como seminarios, cursos, talleres, programas de televisión en directo, servicio de asesoramiento, y todo lo que contribuye a reforzar el pensamiento crítico. “También es un espacio (si quieres mental) aunque hace poco nos llamaron institución y nos sorprendió... donde se ha verificado que el diálogo intergeneracional funciona. Hemos involucrado a muchas personas, hemos creado comunidad y diálogo intergeneracional y queremos pensar que hemos contribuido con el rigor y la seriedad de nuestro trabajo al contexto artístico más cercano, aunque con la mirada siempre puesta en un ámbito más amplio”, explican.
Seminario en A*DESK.
Seminario en A*DESK.
Tras todo este tiempo apostando por la escritura en arte, ¿en qué momento está?
Evidentemente la respuesta fácil y rápida sería la de contestar que está mal, pero es que siempre lo ha estado, sería bobo quejarnos sabiendo desde el principio que el nuestro es un ámbito raro, casi siempre subsidiario. Aun así, vemos que la pulsión crítica, la opinión fundamentada y el formato textual no han hecho más que aumentar. La escritura en arte que nos interesa y por la que apostamos es la que toma el arte como punto de partida para hablar sobre el mundo y sobre nuestro presente, y la juventud de alguno de nuestros redactores más recientes no hacen pensar que este tipo de perspectiva se esté extinguiendo. Desde nuestro punto de vista, la Crítica (en mayúsculas), o la escritura en arte, desde un punto de vista más abierto, tienen salud, lo que sí ha cambiado, y mucho, es el tipo de consumo que de ella se hace. Es obvio que en medios masivos, como en periódicos de ámbito estatal, sí se ha visto notablemente reducida, pero creemos que esto es una situación derivada del cambio medial más que de la desaparición del interés. La gente sabe dónde informarse sobre lo que necesita saber. Hay que ensanchar miras e incorporar maneras de hacer distintas.
¿Qué es la critica de arte? ¿Dónde vive?
Nos gusta situarnos en un pensamiento crítico, que no termina con la forma en la que nos orientamos hacia el arte contemporáneo y la producción cultural actual en general, sino que nos permite empoderarnos como ciudadanos y no como meros consumidores que es a lo que se nos está empujando en estos momentos.
¿Y el comisariado en relación a la crítica? ¿Se puede ser arte y parte?
La crítica no es sólo escritura, puede tener numerosas manifestaciones y el comisariado es una de ellas. Por otro lado, creemos también que para hacer crítica escrita sobre exposiciones comisariadas por otros es muy útil conocer por experiencia propia los procesos y mecanismos internos de su funcionamiento. Además, el sistema artístico en general, todos sus agentes y funciones, se están mestizando muchísimo, y estas dos funciones, tan vinculadas al texto, son probablemente de las más cercanas. También existen artistas que escriben sobre arte o hacen comisariado. Son elementos de un conjunto que muy a menudo pueden articularse de diversas maneras.
¿Qué valor tiene en A*DESK la opinión?
Vista desde el interior de A*DESK.
Vista desde el interior de A*DESK.
Pues… todo, y aquí es realmente donde creemos que A*DESK se destaca. No buscamos un opinar por opinar sino lanzas de reflexión. Que la subjetividad de un redactor pueda hacer avanzar la manera como vemos las cosas en general nos motiva. La confrontación, el debate, la problematización, el detectar cosas, la minuciosidad y la reflexión generan contexto, y eso es lo que nos gusta.
¿Es importante singularizarse?
Si por singularizarse entendemos definir una identidad propia y una coherencia en las prioridades y los modos y ámbitos de actuación, sin duda. A*DESK se distingue de otros espacios de opinión y crítica por un determinado tono, muy directo, y por no haber tenido nunca intención de callarse nada. Nos interesa la crítica en profundidad, y a menudo esta puede ir más allá de los espacios simbólicos del arte contemporáneo, aunque este sea desde donde miramos el mundo. También creemos que el rigor y la profesionalidad es lo que nos ha mantenido como medio de referencia durante este tiempo. Y la capacidad de adaptación y flexibilidad, claro.
¿Qué otros proyectos son referentes en la idea y desarrollo de A*DESK?
Muchos, en realidad todos los referentes que nos han ido interesando durante todos estos años han contribuido a definir lo que somos, lo que hacemos y lo que queremos hacer: desde los orígenes del Courtauld Institute hasta Black Mountain College, pasando por De Appel, los proyectos de Universidades Libres, numerosos artistas y comisarios que nos han acompañado todo este tiempo, momentos culturales de gran intensidad que nos han interesado (Manchester en los 80, los 60-70), plataformas como e-flux, los referentes que aportan nuestra red de colaboradores…
¿Cuál es el modo de financiación?
Todos los contenidos que publicamos son de acceso gratuito y con licencia creative commons (share alike), y por la misma ética, retribuimos todos los textos y servicios que contratamos, así que debemos ser muy rigurosas con la financiación, y buscar recursos donde los haya. Una parte de nuestra financiación proviene de subvenciones públicas y la otra de ingresos generados por servicios prestados en concepto de asesoría, dirección de proyectos y la publicidad en nuestra web. La aportación directa por parte de fondos privados o mecenazgo es más difícil, ya que cuesta encontrar este apoyo económico para el arte y la cultura, y más en concreto para el arte contemporáneo. ¡Pero no desistimos!
La educación ha sido una apuesta importante dentro del proyecto. ¿Cómo generar comunidad?
Creemos que las cosas se aprenden haciéndolas y por eso A*DESK ha sido una plataforma en la que poder empezar a hacer cosas. Los talleres y seminarios han sido siempre muy prácticos, iniciarse en la escritura, empezar a publicar, a plantear proyectos, implementarlos. Los talleres y seminarios han sido puntos de encuentro, de intercambio de ideas, y han generado afinidades, grupos de trabajo, de amistad, comunidad, tejido, contexto.
 Y ¿cómo mejorar el contexto del arte? ¿Necesita mejora?
Buena pregunta. ¡Siempre hay margen de mejora!, pero los ámbitos en los que se debería trabajar son muchos. Desde el punto de vista económico, deben corregirse aun años de mala praxis, conseguir más seguridad laboral, que se desencallen algunos puestos de trabajo que no se están cubriendo por desidia institucional y falta de lucha colectiva. Hay que facilitar e incentivar la profesionalización individual, hay miles de personas que trabajan fuera del sistema… y promover un consumo cultural más amplio. Esto empieza desde el colegio primario y acaba en los medios de comunicación… Pero en un plano más específico, si nos miramos al ombligo y nos interesa el cambio desde dentro, es imprescindible dirigirnos al mundo con menos miedo, más generosidad, intercambio y participación. Entonces no sólo el contexto del arte, sino el mundo, sería un lugar mejor.
En el punto en el que está ahora mismo el proyecto, ¿cuál es el siguiente paso?
El trabajo y la actividad continúan en presente y también en futuro. Queremos revisar el trabajo hecho, pero también poner el énfasis en aspectos presenciales (presentaciones de filmes, como Where is Rocky II? de Pierre Bismuth en colaboración con los cines ZumZeig, en Barcelona, seminarios, una nueva edición de A*LIVE (nuestro formato televisivo) y otras actividades que estamos preparando con mucha ilusión, a parte de las publicaciones online, por supuesto.

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