sábado, 11 de marzo de 2017

LA COMUNIDAD DE LOS CORAZONES ROTOS || “La peor violencia es la que provoca la soledad” | Cultura | EL PAÍS

“La peor violencia es la que provoca la soledad” | Cultura | EL PAÍS

“La peor violencia es la que provoca la soledad”

El director francés Samuel Benchetrit estrena ‘La comunidad de los corazones rotos’, inspirada en su infancia en la ‘banlieue’ de París







El escritor y director de cine Samuel Benchetrit, en el festival de Cannes 2015.  REUTERS





Si Samuel Benchetrit (Champigny-sur-Marne, Francia, 1973) se dedica al cine es, en gran parte, gracias al mítico programa Apostrophes, donde el periodista Bernard Pivot recibió durante casi dos décadas a todas las grandes personalidades de la cultura. "Un día, cuando tenía 9 o 10 años, encendimos la televisión y aparecieron François Truffaut, Marcello Mastroianni y Roman Polanski”, recuerda el director. “Por aquel tiempo iba falto de héroes. Me pareció que aquellas personas brillaban por encima del resto de los humanos”. Se puso a ver sus películas. Y después descubrió a Scorsese, Coppola y De Palma. En la barriada de la periferia parisiense donde transcurrió su infancia, el cine le permitió imaginar un futuro distinto. Dice que aquel día, frente al televisor, entendió cuál sería su oficio, al que después sumó la narrativa y el teatro.
Su quinto largometraje, La comunidad de los corazones rotos, llega este viernes a la cartelera española. La película adapta dos relatos distintos de su trilogía Crónicas del asfalto (Anagrama), inspirada en su infancia en la banlieuede la capital francesa, a los que ha añadido un tercero inventado expresamente para la película. En una vivienda de protección oficial situada en un barrio marginal, tres personajes solitarios tropiezan con otras tres personas que cambiarán el rumbo de sus vidas. En la planta baja, un fotógrafo postrado en una silla de ruedas se enamora de una apocada enfermera que hace el turno nocturno. En el piso de arriba, un adolescente sin padres ni amigos congenia con una vieja gloria del cine francés que se ha instalado en el apartamento de enfrente. Y en una de las plantas superiores, una inmigrante marroquí cuyo hijo está en la cárcel decide acoger a un astronauta de la NASA que ha aterrizado en la azotea.
La de Benchetrit es una banlieue distinta a las demás. En ella no hay violencia ni exclusión. No hay pequeña delincuencia, tráfico de drogas ni coches incendiados. “Relato la banlieue de mi infancia, que es necesariamente distinta a la de hoy, porque han pasado 20 o 30 años. De todas formas, hay muchas otras cosas en esa periferia que las que dicen los medios y los políticos”, denuncia el director. Si hay miseria en su película, es más afectiva que socioeconómica. “Se trata de la violencia que provoca la soledad, que puede que sea la peor o la más dañina”, añade Benchetrit. La comunidad de los corazones rotos presenta la solidaridad y las distintas tonalidades del amor como únicos antídotos servibles contra el mal que experimentan sus desconsolados personajes. “Habría que ser estúpido para creer que en esos barrios difíciles no existe la ternura y el amor”, sostiene el director.
Benchetrit ha contado con aliados tan poderosos como Isabelle Huppert, recientemente nominada al Oscar por Elle, que aceptó interpretar a esa actriz en horas bajas. “Aportó mucha elegancia a la película. Es alguien que trabaja mucho, que hace muchas preguntas y muchas propuestas, la mayoría de ellas muy adecuadas”, asegura. Comparte sus escenas con el hijo del director, Jules Benchetrit (que tuvo con la actriz Marie Trintignant, fallecida en 2004 tras la brutal paliza que recibió de su entonces pareja, el músico Bernard Cantat). Durante meses, Benchetrit se resistió a ofrecerle el papel. “Cuando uno hace una película siempre toma un riesgo, y no me apetecía poner en peligro a mi propio hijo”, razona. Finalmente, accedió a hacerle una prueba de cámara. Se rindió entonces a la evidencia: ese papel de adolescente retraído le venía como anillo al dedo. Completan el reparto nombres como el estadounidense Michael Pitt, visto en Soñadores y la serie Boardwalk Empire, o la actriz y cineasta Valeria Bruni Tedeschi.
Cuando La comunidad de los corazones rotos se estrenó en el Festival de Cannes de 2015, fue emparentada con el cine de Aki Kaurismäki, tal vez por su humor cáustico y sus desoladores paisajes urbanos, siempre alumbrados con una luz tenue y algo irreal. Benchetrit niega haberse inspirado en el finlandés. “Estas cosas siempre pasan. Cuando hice J’ai toujours rêvé d’être un gangster, que era una película en capítulos y en blanco y negro, se dijo que era una película de Jim Jarmusch. Si hiciera una película visualmente relamida, me compararían con Wes Anderson. El cine de Kaurismäki me gusta, pero no es mi director favorito y no fue una referencia”, sostiene.
Menos reacio parece a reconocer el influjo del neorrealismo italiano. “En el cine de De Sica o Rossellini hay algo que me gusta mucho. Cuentan historias muy grandes y, a la vez, muy pequeñas. Hablan de un hombre al que le pasa algo muy sencillo pero, a través de esa historia, erigen un gran retrato social. A mí también me interesa alternar dos dimensiones distintas: hablar de personajes anclados en la realidad social, pero a la vez cercanos al universo del sueño”, afirma Benchetrit. Luego se despide y vuelve a ponerse manos a la obra: se encuentra en pleno montaje de su nuevo filme, Chien, inspirado en otro de sus libros y protagonizado por su pareja, la cantante y actriz Vanessa Paradis, que compartirá reparto con… Jean-Claude Van Damme. “Es la historia de un tipo al que le van mal las cosas, por lo que decide acercarse al mundo animal”, resume el director, sin especificar qué papel ha asignado a la inenarrable estrella belga en el que será su debut en el cine de autor.

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