lunes, 22 de agosto de 2016

CAMINO DE REGRESO 5


el dispensador dice: la Tierra, vista desde el espacio, es una sola esfera flotando sobre energías invisibles... en mis viajes por el planeta no logré jamás descifrar las fronteras que aparecían en los mapas humanos, esos mapas que se llaman políticos, pero que colocan barreras artificiales que no coinciden con las voluntades de las gentes... he visto sí, banderas, todas hermosas flameando sentimientos más culturales que tribales, más artísticos que sectoriales, banderas que representan la idea que cada sociedad tiene de sí misma... y percibí que ello era bueno, porque los humanismos toman entidad cuando se traduce la diversidad... y sus significancias... porque es importante para cada uno que el prójimo piense y sienta distinto... y en mis viajes por la Tierra fui descubriendo que el cielo siempre es envolvente, enseñando las dos espiras de la Vía Láctea que compone nuestra galaxia, y que en dicha galaxia somos apenas un punto en medio del todo que implica la nada del Verbo expresando la creación misma en cada rincón del universo... que no es un verso sino un poema entero... que no es único sino múltiple en lo dimensional y múltiple en lo espacial, y que el hombre se debe a la Tierra en la que nace, porque hay un lapso donde el aire le está destinado y eso es una gracia concedida desde el más allá de los dioses... y que esa gracia debe ser honrada respetando a los prójimos que han venido a transitar sus karmas... y regresé a mí mismo consciente de que la Tierra es una sola... que la humanidad es intensamente diversa... que las fronteras no existen... que las banderas son afines a las ideas y a las culturas donde estas anidan... pero que la humanidad es una sola fundida en sus humanismos... y que cuando no hay humanismos en las almas, aparece el cinismo que esconde la maldad del desprecio y del atropello, un cinismo donde la palabra no guarda valor alguno y donde la segunda intención se torna infierno, hoguera donde se consume el mañana necesario de la humanidad que aún no nace, que aún no existe, porque aún no se han conjugado sus tiempos y sus destinos... 

efectivamente... la Tierra es una esfera flotando en un espacio sideral que tampoco guarda fronteras pero que está repleto de distintas formas de vida, todas potencialmente espirituales, todas imbuidas de almas, todas expresivas de distintos tipos de inteligencias, pero todas respondiendo a un mismo orden universal, supremo y superior que se ordena a partir de un Verbo que se autopronuncia para sostener todo lo que existe y da sentido al "ser"... y siguiendo las perfomances de los juegos olímpicos, caí en la cuenta que todos los atletas traducen sentimientos sociales fundidos y convergentes en sus espíritus, se trate de aquellos que corren, aquellos que nadan, aquellos que saltan, aquellos que muestran sus fuerzas, aquellos que lanzan jabalinas, aquellos que traducen habilidades que se convierten en records que luego serán superados por mejores marcas y mayores esfuerzos y voluntades... pero aún recibiendo una medalla de oro, plata o bronce, todos y cada uno de esos atletas representan no a países, tampoco a culturas, representan sí a la humanidad como existencia, y todos, aún no calificando para medalla, son merecedores de la medalla al esfuerzo y al valor de la voluntad, una medalla que no se entrega porque en el fondo, las olimpíadas dejaron de ser una gesta deportiva para convertirse en un negocio que sintoniza con el desprecio económico del uno hacia el otro, un desprecio donde la moneda que no vale nada niega el humanismo y sus valores hipotecándole el futuro a aquellos que aún no son porque aún no nacen, no han hallado madre ni baño de madre, y aún no han escrito su destino en el libro de la vida, ni han inscripto sus futuros nombres en el árbol de la vida... temas no menores... esos atletas no representan países, representan a la humanidad voluntariosa y esforzada que sueña con llegar a una meta que se impone a sí misma para demostrarse que es posible... pero para ello la Tierra que compite debe ser una sola... y los atletas pertenecen a esa Tierra y a ninguna otra... y queda claro que Palestina existe aún cuando se les hayan negado sus tierras y sus suelos... y queda claro que los refugiados son negados políticos pero que conservan, a pesar de ser negados, su identidad de fuerza atlética como para luchar por sus voluntades que son sueños latentes que no sólo emanan de sus suelos saqueados, sino que brotan como semillas estén donde estén... 

entonces Río de Janeiro ya no es Brasil sino la Tierra humana... entonces Tokio ya no es Japón sino la Tierra humana... entonces Beijing no es China sino la Tierra Humana... entonces Londres no es el Reino Unido de la Gran Bretaña sino la Tierra humana... porque sus atletas que los representan, antes que representar a naciones lo hacen (representan) a la humanidad, del mismo modo que sucede con los artistas y del mismo modo que sucede con aquellos que despliegan velas intelectuales para traducir pensamientos en obras... hechos... que deben favorecer al mañana humano... obsérvese que a nadie se le ocurriría definir al Mahatma Gandhi como indio, porque la humanidad lo tiene asumido como la expresión que traduce la PAZ global imprescindible que debe morar en el alma de la humanidad... donde hombres y mujeres son la misma cosa... obsérvese que a nadie se le ocurriría definir a John Lennon como británico, porque la sociedad humana lo tiene asumido como la expresión de un algo indefinible que traduce música en paz y paz en música... un algo que no tiene suelo ni aire ni tiempo, un algo que pertenece al alma humana en su conjunto sin distinción de sexos, porque ante la PAZ como hecho, no hay géneros sino personas con sus valores, valores que no tienen precio porque no responden a moneda alguna ni a rey alguno, sino a la consciencia social humana, o si se quiere al inconsciente colectivo humano, o si se quiere a la inteligencia pública humana como conjunto... y lo propio sucede con los atletas... no pertenecen a una medalla ni a un record, pertenecen a la humanidad con sentido de voluntad de alcanzar una meta que revele la importancia del humanismo en sí mismo...

me importan las personas por sus valores intrínsecos, por aquello de lo que son capaces de hacer por sus prójimos y por ellos mismos... por esa rara capacidad humana de demostrar que sintoniza con lo mejor del otro porque se enaltece en lo mejor de lo propio... una vez más, entonces, la Tierra carece de fronteras... y pertenece a un sistema SOLAR que contiene a su vez, a al menos dos subsistemas planetarios complejos repletos de vidas que la humanidad aún no conoce, y que al no hacerlo, no valora... porque parte de la premisa eclesiástica de la apropiación... de la patente que da lugar a una propiedad intelectual que desprecia tanto al genio como a la sabiduría... un derecho de propiedad que niega que el patrimonio universal no pertenece a nadie más que a la creación en sí misma... una creación que no puede ser ni atacada ni invadida por nadie y por ningún motivo... porque de eso se trata el universalismo... donde lo humano es una pieza de un tablero de múltiples facetas donde cada engranaje cumple un rol y no más que eso, un rol que le es inherente y que debe ser valorado sin estar bajo el peso del salario y/o la moneda que todo lo denigra, comenzando por la dignidad (humana)... Júpiter y Saturno son dos subsistemas que matemáticamente no deberían existir siquiera como cálculo de probabilidades... pero ambos contienen formas de vida invisibles al ojo humano... asumiendo que el ojo humano ha perdido su condición de discernir aquello que se ve... porque el humano de estos tiempos está ciego de ojos y ciego de almas... entonces cree que las fronteras existen... y que los pobres son todos los que no quieren ser ricos, cuando en verdad, los que quieren ser ricos no son otra cosa que cínicos enloquecidos por los beneficios del poder oportunista que todo lo devora para ningún provecho... porque te insisto, una vez más, los que creen que ganan... siempre pierden... y los que creen que pierden, son los que triunfan en la ecuación del sentido de la oportunidad que debe ser esperada con paciencia de espacio-tiempo... 

Dios no es dios para castigar a los que respiran... Dios no está para repartir culpas ni condenas... Dios no está para perseguir ni a judíos, ni a cristianos, ni a musulmanes, ni a budistas, ni a nadie que exista... esa es una pobre idea emanada del poder, de la inquisición, de la miseria humana, del cinismo, de la envidia, de la angurria, de la avaricia, de la codicia, donde lo humano se adosa a un valor que va en contra de los principios filosóficos de la vida y de las ciencias, va en contra de la ética y de los valores prudentes, va en contra de los principios humanísticos y tribales que hacen del ser humano un ser social por excelencia... Dios está para resguardar el orden universal que evita el caos, autoregulándose a sí mismo... para siempre y por siempre... un algo inalcanzable para el ser humano como entidad efímera de una existencia que se evapora justo cuando comienza a darse cuenta... 

PAZ no es una palabra... es un estado del alma en pureza... puedes creer que soy un soñador o un idiota... pero Dios no tiene religiones... puedes creer que soy el boludo de la película o el hijo de puta que luchó a rajatabla por sostener su dignidad a cambio de nada... pero Dios no es ni de los unos ni de los otros, tampoco pertenece a los humanos, es Dios de todo lo que existe en el universo... en el visible... y en los invisibles... en el tangible... y en los intangibles... es tu Dios pero también es Dios de aquellos que ni siquiera imaginas que existen... somos uno a pesar de las diferencias... es mucho más lo que nos une que lo que nos separa... entonces, todos procedemos de un mismo Dios y nos fundimos en él... cuando entendamos esto... no habrá barreras que separen los humanismos necesarios que dan sentido al mañana inesperado. AGOSTO 22, 2016.-

dedicado a mi cristal de roca, ése que supo ser cristal... siempre.


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