martes, 19 de abril de 2016

DE ANZUELOS ► 'Los pescadores' o el sorprendente debut de Chigozie Obioma >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

'Los pescadores' o el sorprendente debut de Chigozie Obioma >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

Lola Huete Machado



África no es un país

"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.

SOBRE LOS AUTORES

Lola Huete MachadoRedactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema CaballeroChema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles JuradoÁngeles JuradoPeriodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...
Beatriz Leal RiescoBeatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.


'Los pescadores' o el sorprendente debut de Chigozie Obioma

Por:  19 de abril de 2016

6a01b7c7d5cc28970b01b8d1ba2df7970c-250wi (1)José Eduardo Agualusa y Fiston Mwanza Mujila se encuentran entre los preseleccionados (la lista final se acaba de publicar, ver debajo) para el The Man Booker International Prize 2016El primero por Teoria geral do esquecimento(Teoría general del olvido), y el segundo por Tram 83 que, en fechas recientes, ha recibido el Etisalat Prize y que la editorialEl Periscopi ha traducido ya al catalán. El ganador se conocerá en mayo.
El año pasado también estuvo nominado en otra categoría, la que premia obras escritas en origen en inglés y publicadas en el Reino Unido, el nigeriano Chigozie Obioma, con un debut apabullante. No lo consiguió, pero su novela The Fishermen no ha parado de conseguir buenas críticas, alabanzas y premios, y de traducirse a múltiples idiomas. De hecho, para el 13 de este mes Quaderns Crema anuncia su traducción al catalán ySiruela la acaba de publicar en castellano.
Cuando el tiempo empezó a contar y dejó de ser solo presente y futuro previsible para comenzar a dar cabida al pasado, supo Ben, el narrador de esta historia, que bucea en su mundo infantil y familiar desde la perspectiva del adulto, que en ese momento todo cambió. De factura clásica, provista de un lenguaje evocador repleto de metáforas y descripciones prolijas y abundantes y traspasada por la nostalgia, Los pescadores nos engancha a través de una narración trágicafabricada con un lenguaje excesivo y abundante que entremezcla frases en igbo y que ha llevado a críticos, como Ikhide R. Ikheloa, a comentar la escasa veracidad de los diálogos en relación a la lengua, y a afirmar que se trata de un libro sobre Nigeria escrito para un público occidental. Pero, más allá de la factura formal, tras un indisimulado homenaje a Todo se desmorona de Chinua Achebe (me sorprende que no se mencione más a Amos Tutuola), el joven autor nigeriano propone una trama que tiene varias capas de lecturas. 

La tranquila y ordenada historia de una familia media nigeriana, compuesta por un estricto padre que tiene grandes sueños para sus hijos, una madre que no es escuchada y sus seis hijos, comienza a cambiar en 1996 cuando al progenitor le trasladan por motivos de trabajo al norte del país y los hijos empiezan a pescar alejados de la rígida vida al que el cabeza de familia les ataba. La aparición de un loco y la profecía que les lanza: Ikenna, el mayor, morirá a manos de un pescador, comienza a tornarse en una obsesión que a partir de entonces condicionará la vida del muchacho y en consecuencia la de todo el núcleo familiar. Recordando la historia bíblica de Caín y Abel, surge una profunda reflexión sobre el peso que tienen las palabras cuando son pronunciadas por alguien a quien se considera posee ciertos dones para adivinar el futuro...¿o quizás es que los tiene?. 
La mutación terrorífica del joven que divide a su propia familia y, a sus hasta entonces, amados hermanos tiene ecos de thriller y novela psicológica que indaga en las relaciones familiares y fraternas dentro de una sociedad que respira modernidad pero que aún cree en supersticiones y creencias. Obioma balancea su narración entre guiños al mundo occidental (la consola para jugar a "Mortal Kombat" y las películas de James Bond) y menciones continuas al propio universo nigeriano, junto a las tradiciones de su tierra (la asociación que hace Ben al identificar a cada personaje con un animal, la permanencia de la creencia en Chi, dios personal igbo, o la descripción de ese río que un día fue considerado un dios y ahora aparece abandonado por todos, otra metáfora más entre las muchas que abundan en el texto). Un amalgama de realidades contrapuestas, pero que conviven a la vez, en donde Obioma nos regala un intenso fresco y nos hace plantearnos si la narración oculta más de lo que muestra. 
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Así, las referencias a una Nigeria real son continúas, Obioma quiere que la historia las tenga y quiere que las tengamos en cuenta, no en vano una cita al comienzo del libro lamenta la entrada de la locura en una casa que bien pudiera ser su país. La trama está situada en la década de los noventa, se inicia en 1996, cuando el propio escritor contaba diez años de edad, y el país africano estaba gobernado por su décimo presidente, Sani Abacha. No es extraño que el personaje que produce la detonación de la vida familiar de Ben sea un loco, Abulu, que irrumpe en aquella vida tranquila y llena de sueños por cumplir, para dividir a los hermanos, enfrentarlos y minarlos mientras el escritor traza un recorrido socio-político que va mostrando un país bajo una fuerte represión que ve desaparecer las posibles salidas a su situación. Es, sin duda, Abulu, ese ser dejado de la mano de todos y que se nos muestra una y otra vez como un ser repugnante, el detonante, pero también lo es ese padre ausente y sin autoridad ninguna, que ha dejado de ser un referente para los hermanos.
Chigozie Obioma tiene veintiocho años y ha escrito una novela ambiciosa, a veces con disgresiones (que pueden ser fruto de la intención de dotar al texto de un discurso que fluye del recuerdo, aleatorio) y con una cierta sensación de repetición, pero también dotada de una original trama, llena de significados y con ese aliento que tienen las narraciones que hunden sus raíces en lo mítico sin perder de vista el presente. Novela sobre pérdidas, ya sean las de los sueños, las de un futuro luminoso o las del amor incondicional entre hermanos, Los pescadores, realiza una mirada forzosa hacia el pasado para desvelar a través de una parábola contada por un adulto, que una vez tuvo diez años, lo duro e irreparable que le resultó comprender que la vida que se abría esperanzada y llena de promesas por cumplir, y las personas a las que amaba, iban a cambiar de manera irremediable, a menudo arrastradas por fuerzas desconocidas. Pero también para liberarse y poder esperar.

The 2016 Man Booker International Shortlist 
Título, autor y traductor (ambos, según nacionalidad)
A General Theory of Oblivion (Harvill Secker), José Eduardo Agualusa (Angola), Daniel Hahn (UK)
The Story of the Lost Child (Europa Editions), Elena Ferrante (Italy), Ann Goldstein (USA)
The Vegetarian (Portobello Books), Han Kang (South Korea), Deborah Smith (UK)
A Strangeness in My Mind (Faber & Faber), Orhan Pamuk (Turkey), Ekin Oklap (Turkey)
A Whole Life (Picador), Robert Seethaler (Austria), Charlotte Collins (UK)
The Four Books (Chatto & Windus), Yan Lianke  (China), Carlos Rojas (USA)
mapa de África
el dispensador dice:  podría decirse que la vida se trata de una pesca, algunas veces algún pez se acerca... otras veces toma tu anzuelo y te alimenta... la mayoría de las veces sólo se aleja y te observa... juegos de la vida donde siempre hay que cruzar alguna cerca... 
- ¿has pescado alguna vez en el Sahara?...
- no hay peces a la vista, sólo arenas...
- entonces no has descubierto sus piedras...
- sólo he visto arenas...
y de eso se trata el tema, de reconocer los suelos y respirar el motivo que te lleva, a veces lo descubres, y a veces ni siquiera llegas... y mucho tiempo después, tal vez te cae la ficha, y entiendes de qué se trataba el tema...
no puedes renegar de tu suelo como tampoco huir del destino que traes marcado en tu frente... 
no puedes engañarte a tí mismo negando los ancestros que traes a tus espaldas... porque coinciden las sombras, pero además coinciden las huellas... y todo de alguna forma es una cadena, eslabones que oscilan o campanas que suenan... si no lo entiendes es porque pisas ruinas con tus suelas... o bien, tus plantas no se conectan... y no se puede apurar la vida, ni tampoco correrla, cada cosa tiene su tiempo... y cada pintura su tela...
sucede que en estos tiempos, de apuros y urgencias, las gentes andan corriendo para aturdirse y tomar consciencia... algunos creen que son sabias, cuando en realidad no llegan siquiera al "apenas"... y otros se venden como genios, pero no toman compromiso que les revele cuál su estado de consciencia... y lo demás es inteligencia, sobrevivir como se pueda, porque hay que pagar las facturas de los derechos que te atropellan...
con los años vas tomando consciencia que la rutina es una pesca... a veces enganchas algo, pero la mayoría de las veces no estás ni cerca... y te vas acostumbrando a dar por lo cierto lo incierto, y a saber que es bueno tomar distancia para que no te intoxiquen las culpas que otros te siembran... y sea como sea, todo continúa siendo una cuestión de consciencia... dependiendo de las perspectivas que te acercan o te alejan... 
y finalmente descubres que estás solo y que todo es un sueño donde convergen sentidos y sentimientos... a veces prevalecen unos, los primeros, y a veces prevalecen otros, los segundos...
y cuando algo tira de la línea y la boya indica que hay pesca... por un lado te alegras... pero por el otro te preguntas porqué ése pez ha picado mientras todo el resto se aleja... y allí caes en la cuenta... que no siempre lo que viene alimenta... y que a veces es mejor seguir de largo, que dar lugar a lo que te atormenta. ABRIL 19, 2016.-

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