viernes, 11 de marzo de 2016

KOULIOKORO ▲ A LA LUZ DEL FAROL, EN EL MEDIO DE LA NADA ► Teatro para educar en el Malí rural >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

Teatro para educar en el Malí rural >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS
Lola Huete Machado

África no es un país

"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.

SOBRE LOS AUTORES

Lola Huete MachadoRedactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema CaballeroChema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles JuradoÁngeles JuradoPeriodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...
Beatriz Leal RiescoBeatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

mapa de África


Teatro para educar en el Malí rural

Por:  10 de marzo de 2016
Mali-74Niñas bailando en un concurso de danza en Koroudougou, Malí. / Lola Hierro
Teatro para sensibilizar, teatro para educar, para explicar. Esta es la fórmula que han decidido aplicar los médicos y enfermeras de Beleko, una aldea del oeste de Malí a 200 kilómetros de Bamako, para llamar la atención de los vecinos de Koroudougou sobre la importancia de asuntos como la planificación familiar y de la necesidad de acudir al doctor cuando uno se pone enfermo. Son pueblos distintos, pero ellos dan servicio a los 36 municipios de la zona. 
La función está prevista para las siete de la tarde, pero se retrasa porque los actores (médico y enfermeros) que viajaban desde Beleko sufren un pinchazo en una de las ruedas de su coche. Entre que llegan y no, los vecinos organizan un concurso de baile infantil. La fórmula, muy sencilla: dos altavoces, una mesa de mezclas, un maestro de ceremonias armado con un micrófono y un centenar de niños con ganas de salir a mover el esqueleto en la plaza del pueblo. 

Mali-75Unos niños observan el concurso de baile infantil. / Lola Hierro
Ya cae la noche y el calor inclemente de esta época del año empieza a no poderse aguantar. Unas 400 personas siguen con atención el concurso en medio de la permanente polvareda que envuelve a todos. Es febrero y en una zona tan árida como esta, en pleno Sahel maliense, los árboles ya no tienen apenas hojas, la garganta, los ojos y las fosas nasales se secan, la tierra se agrieta y todo presenta una fina capa de polvo marrón: personas, animales, casas y huertos. 
Dicen que los africanos tienen el ritmo metido en el cuerpo. No es una verdad científica, pero los niños de Koroudougou dan fe de ello. Crías de no más de cinco o seis años salen a la pista de la mano del maestro de ceremonias, aparentemente tímidas. Miran al suelo, de sus labios brota apenas un hilo de voz cuando les preguntan su nombre... Pero suena la música y la cosa cambia: se embelesan, se transforman, se dejan llevar totalmente por ritmos de percusión y nos dan a todos una lección de danza. ¡Qué manera de moverse, qué de músculos en acción!
Mali-77Un momento de la obra de teatro sobre planificación familiar. / Lola Hierro
Así dan las nueve de la noche y, por fin, empieza la función. Son dos obras de cuatro actos cada una. La primera trata sobre la importancia de la planificación familiar. No hay escenario: todo se desarrolla en el centro del círculo que han formado los habitantes de este pueblo: unas 400 personas a ojo de buen cubero. En la primera escena, un médico recibe a una mujer de 35 años que camina con dificultad, pues siente dolores. El doctor le pregunta cuándo fue la última vez que tuvo el periodo y ella dice que nunca ha tenido semejante cosa. El médico, sorprendido, le pregunta que si tiene hijos y ella le dice que tiene 12. ¡El problema es que siempre ha estado embarazada y por eso no conoce lo que es el ciclo menstrual!
El médico le habla de los diferentes métodos anticonceptivos: abstinencia, preservativo, píldora, parches intracutáneos, inyecciones, DIU... En este momentotodo el pueblo escucha atentamente y todos reciben la información, algo muy necesario porque en Malí la media de hijos por familia es de entre seis y siete, y a la vez este es uno de los países más pobres del mundo: las familias no llegan a alimentar y mantener a todos sus retoños. 
En la obra, la mujer no quiere hacer nada sin permiso del marido y ambos vuelven a la consulta. Al principio el cabeza de familia se escandaliza pero decide, después de todo, consultar con su amigo el sastre. Éste resulta ser un hombre moderno y le explica que él y su mujer sí que utilizan protección y que como solo tienen un hijo les es más fácil sacarlo adelante y pagarle su educación, entre otras cosas. Y que si tienes muchos, al final uno vive más pobre que las ratas. 
Y así, el marido entra en razón y permite que su mujer decida un método anticonceptivo para no tener más hijos. ¿El problema? Que los dolores que la mujer presentaba se deben a que está embarazada de su decimotercer vástago, así que no podrá usarlo hasta que dé a luz, circunstancia que arranca las carcajadas de los asistentes.
A continuación, comienza la segunda obra, pensada para animar a la población a recurrir a su centro médico cuando se pongan enfermos. También en cuatro actos, la historia se centra en un joven que se siente muy mal y, después de ir al curandero, empeora. El humor es la clave de esta pieza: el paciente se pasa la función pegando unos alaridos tremendos, algo que provoca las risas del público constantemente. Tras muchos sufrimientos y pesares, un médico de un hospital examina al chico y le receta unas medicinas que le hacen mejorar, y el curandero queda ridiculizado. 
Mali-78Un momento de la segunda obra de teatro, sobre la importancia de fiarse de los médicos. / Lola Hierro
Aunque es fundamental explicar la importancia de acudir al centro de saludpara evitar muertes por enfermedades muy habituales aquí como la malaria o un parto complicado, para Sergio Adámoli, cirujano y cooperante de la ONG vasca Osalde y presente en la función, esta no es la manera pues la medicina tradicional tiene mucho peso, las creencias son muy fuertes, y no puedes burlarte una figura que es tan importante para una sociedad. No es la manera. 
"Los enfermeros y el médico que han escrito la obra son chicos y chicas jóvenes que han estudiado fuera y quizá no han tenido en cuenta que cualquier sensibilización debe pasar por el respeto a las creencias de los demás", opina el cooperante. Pese a lo arriesgado del argumento, nadie parece ofendido y la obra finaliza entre fuertes aplausos del público. 
Es noche cerrada, el teatro se ha acabado y hay que elegir ganador entre todos los niños que han salido a bailar durante el concurso. Los que cosecharon más aplausos vuelven a salir a escena para recordar su arte. Al final, la votación se realiza a mano alzada. La ganadora es la niña de menor edad que salió a bailar, una jovencita de apenas cuatro o cinco años que acaba su baile y sale corriendo a refugiarse entre el resto de niños.
Y así es como en el Malí más rural se pasa el tiempo libre.

el dispensador dice:
cuando desde la nada se construye,
los hechos permanecen,
y la humanidad se despega de los egos,
y por lo tanto, no escapa ni huye,
no se refugia ni escupe,
no niega lo evidente,
y asume la pobreza hasta agregarle valor suficiente,
para enaltecer la estirpe,
alentando los juegos de la mente...

la luz del farol o la fogata,
todo lo pueden...
sólo es cuestión de voluntad,
y de la FE suficiente,
como para reconocer que un día está seco,
y quizás al siguiente llueve,
y todo está bien,
mientras la humildad viste,
el futuro que se teje.
MARZO 11, 2016.-

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