el dispensador dice:
ayer me quedé extasiado mirando, una vez más... "Río Arriba", una obra de arte que describe cómo el cinismo se comió a la cultura andina... una pizca... un detalle... un poco, un mucho y un todo... el desarraigo, el sometimiento, el despojo y luego, el abandono... suelo perderme aún en los senderos incas de la alta montaña, esos que nadie conoce, o bien, que muy pocos y cada vez menos, conocen... que se van perdiendo de a poco entre soledades, silencios, y omisiones de la memoria humana preocupada por sobrevivir...
"Río Arriba" me trae recuerdos de mis pasos en el África arenosa... pero también me trae recuerdos de otros pasos en el Asia tibetana... no sé cuál es la conexión, pero la misma existe... en mi alma... tal vez es cultural, quizás ancestral, memorias de mi karma... herencia, linaje, estirpe... vaya a saber... pero los ecos están y están fuera de cuestión alguna...
pareciera que todo comienza con un camino polvoriento que devora paisajes mientras las almas crean puentes, asientos mediante, tiempo mediante, justo lo que demora el viaje desde alguna parte hasta Iruya... hasta Nazareno... hasta el techo del mundo donde mora el espacio del trueno, la nube y aquello que da forma a los sueños...
suelo perderme por esos senderos... camino a Las Capillas... o a alguna otra parte que se pierde en los recovecos de mi recuerdo hecho eco de pasajes liberados de sus tiempos... suelo ir más arriba donde las fuentes de los ríos están en las entrañas desconocidas de la tierra humana... suelo ir más arriba donde los ríos naces en espacios celestiales de cosmogonías ancestrales de culturas y pedernales... sé que he pertenecido a esta estirpe y por eso las piedras me hablan mientras los silencios me envuelven y las soledades me ganan...
mi alma vibra en la altura sin aires respirables... vibra cuando el viento la acaricia... a veces lágrimas y otras risas... piedras y areniscas, cantos rodados y conchillas, piedras meteóricas y hasta tumis cortando el tiempo al modo de cuchillas...
cerca del stupa del Itey, en el Tíbet invisible, hay una fuente donde beben los genios conscientes...
cerca del templo de Amblayo, en los Andes invisibles, hay una fuente donde beben los fantasmas de los sabios...
en el santuario el Ahaggar, en la Argelia desconocida, hay una fuente donde las inteligencias se beben a sí mismas...
todo sucede, río arriba... donde te pierdes y te encuentras mientras piensas e imaginas... llevo polvo eterno en mis plantas... llevo polvo ancestral en mis bronquios y en sus ramas...
río arriba aprecio la distancia... entre horizonte y alma herida... y contemplo del Sol su pasaje y su caída... y me acerco a la fuente encendida y bebo la eternidad... hasta saciar la sed jamás tenida... volveré... tal vez, quizás, posiblemente, algún día... OCTUBRE 15, 2015.-
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