domingo, 15 de marzo de 2015

Y DE PRONTO AGUA, Y DE REPENTE... VIDA ▲ Y de repente, agua por todas partes en el Universo - ABC.es

Y de repente, agua por todas partes en el Universo - ABC.es



CIENCIA

Y de repente, agua por todas partes en el Universo



Día 14/03/2015 - 03.04h


Estrellas que «riegan» el espacio, planetas 

cubiertos de océanos y, los últimos hallazgos, 

chimeneas hidrotermales en Encelado y un 

inmenso mar subterráneo en Ganímedes, 

prueban que el líquido elemento es algo común 

en el Cosmos







NASA




Si hay algo que astrónomos y cosmólogos han podido comprobar hasta la saciedad durante las últimas décadas es que, en el Universo, hay agua por todas partes. Tanta, que ha pasado de ser un bien escaso a considerarse un componente fundamental del Universo mismo.
Hay estrellas "ahí fuera" (como la descubierta en 2011 en la constelación de Perseo) que riegan, literalmente, el espacio circundante con gigantescos chorros de agua equivalentes a cien millones de veces el caudal del Amazonas por segundo. Hay agua en las enormes nubes de polvo y gas en las que las estrellas nacen, y moléculas de agua libres por todas partes, flotando a sus anchas por el espacio interestelar.
Alrededor de estrellas lejanas, existen incluso "planetas de agua", con sus superficies totalmente líquidas y en las que lo que falta es tierra firme. Y discos protoplanetarios enteros, con mundos nuevos en plena formación alrededor de estrellas jóvenes revelan, como sucede con TW Hidra, la presencia de agua suficiente como para rellenar miles de veces todos los océnos de la Tierra.
Aquí, en nuestro sistema solar, las cosas no son diferentes, y los hallazgos de enormes reservas del líquido elemento se suceden sin cesar. Qué lejos quedan los tiempos (hace apenas unas décadas) en los que pensábamos que nuestro mundo era el unico que poseía el preciado líquido sin el que la vida no sería posible.

Encelado y Ganímedes

Por supuesto, nos equivocábamos. Y las dos últimas pruebas de ese error han llegado esta misma semana en forma de nuevos hallazgos científicos: el primero, descubrir que en el gran océano subterráneo de Encelado existen chimeneas hidrotermales, como en la Tierra, algo que dispara las posibilidades de que haya vida en esa lejana luna de Saturno. A 90 grados centígrados, el agua caliente surge del fondo oceánico de Encelado y se mezcla con el agua fría, creando las condiciones y el ambiente necesarios para que prospere la vida. Aquí, en la Tierra, comunidades enteras de especies marinas viven alrededor de estas chimeneas, auténticos "oasis" de calor en medio de las gélidas e inhóspitas profundidades oceánicas. ¿Podría estar sucediendo lo mismo en esa luna de Saturno?
El segundo hallazgo, de la mano del telescopio espacial Hubble, confirma que Ganímedes, una de las mayores lunas de Júpiter, se une definitivamente al club de mundos con grandes océanos subterráneos. Y que bajo su helada superficie existe una cantidad de agua superior a la de todos los océnos terrestres juntos. Hasta cien km. de profundidad podría tener este nuevo mar extraterrestre subterráneo.
Pero estos son solo los ejemplos más recientes. Los científicos, en efecto, ya han sido capaces de encontrar agua (y mucha) congelada en el fondo de los más profundos y oscuros cráteres de la Luna, lugares en los que nunca ha llegado un rayo de Sol. Y también se han dado cuenta de que Marte, que una vez se pareció a la Tierra y tuvo sus propios mares y lagos, ha logrado conservar una parte de ese agua mezclada con otros componentes en sus polos y en las capas de terreno más próximas a su superficie. Incluso el ardiente Mercurio, el planeta más próximo al Sol y, por lo tanto, el más caliente, con temperaturas diurnas que superan los 350 grados, guarda pequeños "tesoros de agua" en el fondo de sus cráteres más profundos.
Por no hablar, claro, de asteroides y cometas, que se cuentan por millones en nuestro sistema y que contienen, como es el caso de Ceres(el mayor objeto del Cinturón de Asteroides y al que acaba de llegar la sonda Dawn), enormes cantidades de agua. Algunos investigadores creen, incluso, que el agua de nuestros mares no se formó en la Tierra, sino que fue traida hasta aquí por miles y miles de cometas que chocaron contra nuestro planeta durante el "gran bombardeo" que se produjo hace ya más de 3.000 millones de años, cuando el gigante Júpiter, buscando su órbita definitiva alrededor del Sol, desestabilizó la nube de Oort (una esfera enorme de rocas heladas que envuelve todo el Sistema Solar) y lanzó millones de cometas en todas direcciones.
El agua, pues, no es una "excepción terrestre", sino que, de una forma u otra, se encuentra a nuestro alrededor por todas partes y en abundancia. Y donde hay agua, por lo que sabemos, es muy posible que también haya vida. Hasta ahora, miles de astrónomos de todo el mundo se han esforzado en encontrar planetas extrasolares parecidos a la Tierra. Y una de las condiciones más importantes para considerarlos como buenos candidatos a albergar vida era, precisamente, que esos planetas estuvieran dentro de la "zona habitable" de sus estrellas, esto es, a la distancia precisa que permita la existencia de agua en estado líquido.
Ahora, la lista creciente de lunas con océanos subterráneos de agua líquida y muy lejos de la zona habitable, que en nuestro sistema está ocupara por la Tierra, abre nuevas posibilidades a los investigadores. El objetivo científico de encontrar vida fuera de nuestro planeta se acerca más y más a medida que vamos conociendo los mejores lugares para buscar.
En un orden más práctico de cosas, la abundancia de agua a nuestro alrededor elimina, de hecho, una de las principales barreras que existían para seguir avanzando en nuestra conquista del espacio. Y es que no es lo mismo tener que llevarse de la Tierra el agua suficiente para un viaje de varios años que abastecerse por el camino o, incluso, en el punto de destino. Los costes de una misión tripulada son enormes, y se han calculado en cerca de 100.000 dólares por cada kilogramo (de lo que sea) que queramos llevar al espacio. No tener que llevar grandes cantidades de agua desde casa hará posible construir naves más pequeñas y eficientes, más fáciles y económicas de construir y lanzar y, en definitiva, capaces de llegar más rápido y más lejos a los puntos de destino.
Con Marte en el punto de mira como próximo gran objetivo de un vuelo tripulado, y la exploración humana de asteroides con vistas a su explotación minera, la noticia de que podremos encontrar agua "ahí arriba" ha sido recibida con entusiasmo tanto por las agencias espaciales como las cada vez más numerosas empresas privadas decididas a emprender la conquista del espacio.

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03/12/2015 12:00 PM EDT


NASA’s Hubble Space Telescope has the best evidence yet for an underground saltwater ocean on Ganymede, Jupiter’s largest moon. The subterranean ocean is thought to have more water than all the water on Earth's surface.


March 12, 2015
RELEASE 15-033
NASA’s Hubble Observations Suggest Underground
Ocean on Jupiter's Largest Moon
Artist concept of Ganymede and Jupiter
In this artist’s concept, the moon Ganymede orbits the giant planet Jupiter. NASA’s Hubble Space Telescope observed aurorae on the moon generated by Ganymede’s magnetic fields. A saline ocean under the moon’s icy crust best explains shifting in the auroral belts measured by Hubble.
Image Credit: 
NASA/ESA
NASA’s Hubble Space Telescope has the best evidence yet for an underground saltwater ocean on Ganymede, Jupiter’s largest moon. The subterranean ocean is thought to have more water than all the water on Earth's surface.
Identifying liquid water is crucial in the search for habitable worlds beyond Earth and for the search of life as we know it.
“This discovery marks a significant milestone, highlighting what only Hubble can accomplish,” said John Grunsfeld, associate administrator of NASA’s Science Mission Directorate at NASA Headquarters, Washington. “In its 25 years in orbit, Hubble has made many scientific discoveries in our own solar system. A deep ocean under the icy crust of Ganymede opens up further exciting possibilities for life beyond Earth.”
Ganymede is the largest moon in our solar system and the only moon with its own magnetic field. The magnetic field causes aurorae, which are ribbons of glowing, hot electrified gas, in regions circling the north and south poles of the moon. Because Ganymede is close to Jupiter, it is also embedded in Jupiter’s magnetic field. When Jupiter’s magnetic field changes, the aurorae on Ganymede also change, “rocking” back and forth.
By watching the rocking motion of the two aurorae, scientists were able to determine that a large amount of saltwater exists beneath Ganymede’s crust affecting its magnetic field.
Hubble telescope image of Ganymede auroral belts
NASA Hubble Space Telescope images of Ganymede's auroral belts (colored blue in this illustration) are overlaid on a Galileo orbiter image of the moon. The amount of rocking of the moon's magnetic field suggests that the moon has a subsurface saltwater ocean.
Image Credit: 
NASA/ESA
A team of scientists led by Joachim Saur of the University of Cologne in Germany came up with the idea of using Hubble to learn more about the inside of the moon.
"I was always brainstorming how we could use a telescope in other ways," said Saur. "Is there a way you could use a telescope to look inside a planetary body? Then I thought, the aurorae! Because aurorae are controlled by the magnetic field, if you observe the aurorae in an appropriate way, you learn something about the magnetic field. If you know the magnetic field, then you know something about the moon’s interior."
If a saltwater ocean were present, Jupiter’s magnetic field would create a secondary magnetic field in the ocean that would counter Jupiter’s field. This “magnetic friction” would suppress the rocking of the aurorae. This ocean fights Jupiter's magnetic field so strongly that it reduces the rocking of the aurorae to 2 degrees, instead of the 6 degrees, if the ocean was not present.
Scientists estimate the ocean is 60 miles (100 kilometers) thick – 10 times deeper than Earth's oceans – and is buried under a 95-mile (150-kilometer) crust of mostly ice.
Scientists first suspected an ocean in Ganymede in the 1970s, based on models of the large moon. NASA's Galileo mission measured Ganymede's magnetic field in 2002, providing the first evidence supporting those suspicions. The Galileo spacecraft took brief "snapshot" measurements of the magnetic field in 20-minute intervals, but its observations were too brief to distinctly catch the cyclical rocking of the ocean’s secondary magnetic field.
The new observations were done in ultraviolet light and could only be accomplished with a space telescope high above the Earth's atmosphere, which blocks most ultraviolet light.
NASA’s Hubble Space Telescope is celebrating 25 years of groundbreaking science on April 24. It has transformed our understanding of our solar system and beyond, and helped us find our place among the stars. To join the conversation about 25 years of Hubble discoveries, use the hashtag #Hubble25.
Hubble is a project of international cooperation between NASA and ESA (European Space Agency). NASA's Goddard Space Flight Center in Greenbelt, Maryland, manages the telescope. The Space Telescope Science Institute (STScI) in Baltimore, Maryland, conducts Hubble science operations. STScI is operated for NASA by the Association of Universities for Research in Astronomy, Inc., in Washington.
For images and more information about Hubble, visit:
and
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Felicia Chou
Headquarters, Washington
202-358-0257
felicia.chou@nasa.gov
Ann Jenkins / Ray Villard
Space Telescope Science Institute, Baltimore, Md.
410-338-4488 / 410-338-4514
jenkins@stsci.edu / villard@stsci.edu
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CIENCIA

Ganímedes esconde un océano más grande que todos los de la Tierra juntos

Día 13/03/2015 - 10.49h

El telescopio Hubble obtiene la mejor 

evidencia de un mar salado subterráneo en la 

luna más gigantesca de Júpiter



NASA, ESA, AND G. BACON (STSCI)




Descubrir agua líquida es una de las cuestiones fundamentales en la búsqueda de mundos habitables más allá de la Tierra, lugares que puedan albergar vida tal y como la conocemos. El telescopio espacialHubble de la NASA ha dado un paso importante hacia ese objetivo. Ha obtenido la mejor evidencia hasta ahora de la existencia de un océano salado en las entrañas de Ganímedes, la mayor luna de Júpiter. Los investigadores creen que este océano subterráneo contiene más agua que toda la que existe en la superficie de la Tierra.
«El descubrimiento marca un hito significativo, y pone de relieve lo que solo Hubble puede lograr», afirma John Grunsfeld, administrador adjunto de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington. «En sus 25 años en órbita, el Hubble ha hecho muchos descubrimientos científicos en nuestro propio Sistema Solar. Un profundo océano bajo la corteza helada de Ganímedes abre posibilidades más interesantes para la vida fuera de la Tierra».
Ganímedes es la luna más grande de nuestro Sistema Solar y la única luna con su propio campo magnético. El campo magnético causa las auroras, que son cintas de gas brillante y caliente electrificado, en regiones que circundan los polos norte y sur de la luna. Debido a que Ganímedes está cerca de Júpiter, también se ve influenciada por el campo magnético de Júpiter. Cuando el campo magnético del planeta cambia, las auroras en Ganímedes también cambian, balanceándose adelante y atrás.
Al observar el movimiento de balanceo de los dos auroras, los científicos fueron capaces de determinar que existe una gran cantidad de agua salada bajo la corteza de Ganímedes, afectando su campo magnético.
A un equipo de científicos dirigido por Joachim Saur de la Universidad de Colonia en Alemania se le ocurrió la idea de usar el Hubble para obtener más información sobre el interior de la luna. «¿Hay alguna manera en la que podríamos utilizar un telescopio para observar el interior de un cuerpo planetario? Sí, las auroras. Como las auroras son controladas por el campo magnético, si se observan las auroras de manera adecuada, se aprende algo sobre el campo magnético. Y si conoce el campo magnético, entonces sabemos algo sobre el interior de la luna», explica Saur.

Profundo y enterrado bajo el hielo

Si un océano de agua salada estuviera presente, el campo magnético de Júpiter crearía un campo magnético secundario en el océano que contrarrestaría al primero. Esta «fricción magnética» suprimiría el balanceo de las auroras. En efecto, este océano lucha contra el campo magnético de Júpiter tan fuertemente que reduce el balanceo de las auroras a 2 grados, en lugar de 6 grados si el océano no estuviera presente.
Los científicos estiman que el océano tiene 100 kilómetros de profundidad -10 veces más que los océanos de la Tierra- y está enterrado debajo de una corteza de 150 kilómetros compuesta principalmente por hielo.
Los científicos sospecharon por primera vez que Ganímedes podía contener un océano en la década de los 70. La misión Galileo de la NASA midió el campo magnético de Ganímedes en 2002, proporcionando la primera evidencia que apoyaba esas sospechas. Pero sus observaciones eran demasiado breves para detectar claramente el vaivén cíclico del campo magnético secundario del océano. Las nuevas observaciones se han realizado con luz ultravioleta y sólo han podido lograrse con un telescopio espacial muy por encima de la atmósfera terrestre, como el Hubble.
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03/11/2015 12:00 PM EDT

NASA's Cassini spacecraft has provided scientists the first clear evidence that Saturn’s moon Enceladus exhibits signs of present-day hydrothermal activity which may resemble that seen in the deep oceans on Earth. The implications of such activity on a world other than our planet open up unprecedented scientific possibilities.

March 11, 2015
RELEASE 15-036
Spacecraft Data Suggest Saturn Moon's Ocean May
Harbor Hydrothermal Activity
Cutaway view of Saturn's moon Enceladus
This cutaway view of Saturn's moon Enceladus is an artist's rendering that depicts possible hydrothermal activity that may be taking place on and under the seafloor of the moon's subsurface ocean, based on recently published results from NASA's Cassini mission.
Image Credit: 
NASA/JPL
NASA's Cassini spacecraft has provided scientists the first clear evidence that Saturn’s moon Enceladus exhibits signs of present-day hydrothermal activity which may resemble that seen in the deep oceans on Earth. The implications of such activity on a world other than our planet open up unprecedented scientific possibilities.
“These findings add to the possibility that Enceladus, which contains a subsurface ocean and displays remarkable geologic activity, could contain environments suitable for living organisms,” said John Grunsfeld astronaut and associate administrator of NASA's Science Mission Directorate in Washington. “The locations in our solar system where extreme environments occur in which life might exist may bring us closer to answering the question: are we alone in the Universe.”
Hydrothermal activity occurs when seawater infiltrates and reacts with a rocky crust and emerges as a heated, mineral-laden solution, a natural occurrence in Earth’s oceans. According to two science papers, the results are the first clear indications an icy moon may have similar ongoing active processes.
Potential origins of methane on Enceladus
This illustration depicts potential origins of methane found in the plume of gas and ice particles that sprays from Enceladus, based on research by scientists working with the Cassini Ion and Neutral Mass Spectrometer.
Image Credit: 
Southwest Research Institute
The first paper, published this week in the journal Nature, relates to microscopic grains of rock detected by Cassini in the Saturn system. An extensive, four-year analysis of data from the spacecraft, computer simulations and laboratory experiments led researchers to the conclusion the tiny grains most likely form when hot water containing dissolved minerals from the moon's rocky interior travels upward, coming into contact with cooler water. Temperatures required for the interactions that produce the tiny rock grains would be at least 194 degrees Fahrenheit (90 degrees Celsius).
"It's very exciting that we can use these tiny grains of rock, spewed into space by geysers, to tell us about conditions on -- and beneath -- the ocean floor of an icy moon," said the paper’s lead author Sean Hsu, a postdoctoral researcher at the University of Colorado at Boulder.
Cassini's cosmic dust analyzer (CDA) instrument repeatedly detected miniscule rock particles rich in silicon, even before Cassini entered Saturn’s orbit in 2004. By process of elimination, the CDA team concluded these particles must be grains of silica, which is found in sand and the mineral quartz on Earth. The consistent size of the grains observed by Cassini, the largest of which were 6 to 9 nanometers, was the clue that told the researchers a specific process likely was responsible.
On Earth, the most common way to form silica grains of this size is hydrothermal activity under a specific range of conditions; namely, when slightly alkaline and salty water that is super-saturated with silica undergoes a big drop in temperature.
"We methodically searched for alternate explanations for the nanosilica grains, but every new result pointed to a single, most likely origin," said co-author Frank Postberg, a Cassini CDA team scientist at Heidelberg University in Germany.
Hsu and Postberg worked closely with colleagues at the University of Tokyo who performed the detailed laboratory experiments that validated the hydrothermal activity hypothesis. The Japanese team, led by Yasuhito Sekine, verified the conditions under which silica grains form at the same size Cassini detected. The researchers think these conditions may exist on the seafloor of Enceladus, where hot water from the interior meets the relatively cold water at the ocean bottom.
The extremely small size of the silica particles also suggests they travel upward relatively quickly from their hydrothermal origin to the near-surface sources of the moon's geysers. From seafloor to outer space, a distance of about 30 miles (50 kilometers), the grains spend a few months to a few years in transit, otherwise they would grow much larger.
The authors point out that Cassini's gravity measurements suggest Enceladus' rocky core is quite porous, which would allow water from the ocean to percolate into the interior. This would provide a huge surface area where rock and water could interact.
The second paper, recently published in Geophysical Research Letters, suggests hydrothermal activity as one of two likely sources of methane in the plume of gas and ice particles that erupts from the south polar region of Enceladus. The finding is the result of extensive modeling by French and American scientists to address why methane, as previously sampled by Cassini, is curiously abundant in the plume.
The team found that, at the high pressures expected in the moon's ocean, icy materials called clathrates could form that imprison methane molecules within a crystal structure of water ice. Their models indicate that this process is so efficient at depleting the ocean of methane that the researchers still needed an explanation for its abundance in the plume.
In one scenario, hydrothermal processes super-saturate the ocean with methane. This could occur if methane is produced faster than it is converted into clathrates. A second possibility is that methane clathrates from the ocean are dragged along into the erupting plumes and release their methane as they rise, like bubbles forming in a popped bottle of champagne.
The authors agree both scenarios are likely occurring to some degree, but they note that the presence of nanosilica grains, as documented by the other paper, favors the hydrothermal scenario.
"We didn't expect that our study of clathrates in the Enceladus ocean would lead us to the idea that methane is actively being produced by hydrothermal processes," said lead author Alexis Bouquet, a graduate student at the University of Texas at San Antonio. Bouquet worked with co-author Hunter Waite, who leads the Cassini Ion and Neutral Mass Spectrometer (INMS) team at Southwest Research Institute in San Antonio.
Cassini first revealed active geological processes on Enceladus in 2005 with evidence of an icy spray issuing from the moon's south polar region and higher-than-expected temperatures in the icy surface there. With its powerful suite of complementary science instruments, the mission soon revealed a towering plume of water ice and vapor, salts and organic materials that issues from relatively warm fractures on the wrinkled surface. Gravity science results published in 2014 strongly suggested the presence of a 6-mile- (10-kilometer-) deep ocean beneath an ice shell about 19 to 25 miles (30 to 40 kilometers) thick.
The Cassini-Huygens mission is a cooperative project of NASA, ESA (European Space Agency) and the Italian Space Agency. NASA's Jet Propulsion Laboratory in Pasadena, California, manages the mission for the agency’s Science Mission Directorate in Washington. The Cassini CDA instrument was provided by the German Aerospace Center. The instrument team, led by Ralf Srama, is based at the University of Stuttgart in Germany.
More information about Cassini, visit:
and
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Dwayne Brown
Headquarters, Washington
202-358-1726
dwayne.c.brown@nasa.gov
Preston Dyches
Jet Propulsion Laboratory, Pasadena, Calif.
818-354-7013
preston.dyches@jpl.nasa.gov
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el dispensador dice:
tal vez no me he explicado bien,
tal vez no me has comprendido,
tal vez no me has escuchado,
tal vez te convenga hacerte el sorprendido...
pero el Verbo que se ha pronunciado,
lleva agua consigo...

lleva el baño de madre,
como condición para recibir una gracia,
para luego transitar un destino,
por un lapso demasiado efímero,
porque todo lo que existe,
no forma parte de lo que dices haber visto...

sin mujer no hay hombre...
sin mujer nada hubiese existido...

el universo es agua,
aún cuando no comprendas por qué es que te lo digo...

agua distinta a la que conoces,
porque sostiene el todo,
sin permitir que nadie se atreva a beber,
de la fuente que jamás nadie ha bebido...

en verdad hay tanta agua... como oxígeno...
porque el Verbo no se pronuncia a sí mismo,
para ceder al hombre el creerse supremo elegido...
apenas es uno más... dentro de todo lo que existe,
y que ningún ojo ha visto,
porque no es cuestión de sentidos del cuerpo,
sino de visiones del alma,
donde no alcanzan los sentidos...

por eso nuevamente te repito,
ten cuidado hombre con lo que haces,
con lo que tienes pretendido,
porque el universo está ocupado,
por existencias que no entiendes,
porque tu mente es un desquicio,
y en tu espíritu imperan los vacíos...

y esas existencias,
de las que te he hablado y te repito,
no se ven con los ojos,
ni con tecnologías propias de la soberbia,
que se moviliza desde el maleficio...
antes bien no existen a los ojos,
ni tienen forma de cuerpos densos,
ya que sólo son energías,
que contienen mucho más genio,
y mucha más sapiencia,
que cualquier humano haya tenido...

ten cuidado hombre,
porque tu a la Tierra has venido,
habiendo sido rescatado,
de muchos otros de tus tantos desatinos...
y entonces te reitero y te repito,
no se te ocurra saquear el universo cercano,
ni los otros que aún no has visto,
porque pagarás un alto precio,
por invadir lo que no te pertenece,
ni tampoco a nadie ha pertenecido,
porque lo único eterno es el Verbo pronunciado,
por haberse creado a sí mismo... 
MARZO 15, 2015.-

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