martes, 3 de diciembre de 2013

UN MUNDO SIN MAL || [Henciclo] interrupto​r - La vida en un mundo sin mal - la columna de H encicloped​ia

desde URUGUAY, para todos vosotros:
interruptor_La vida en un mundo sin mal



MARAVILLAS DE LO POLÍTICO CORRECTO
La vida en un mundo sin mal

Gustavo Espinosa

Conozco, hace años, una mujer que no
ha podido desembarazarse de cierto hippismo crepuscular. Este background informa sus convicciones, asoma en su prosodia y en su bisutería. Tal vez por eso
o simplemente por desgracia tiene un niño notable por lo hiperkinético y destructor. Cuando madre e hijo llegan de visita, ante la sonrisa beatífica de ella y la desazón de los dueños de casa, él sin dejar de chillar se aplica a pulverizar cada uno de los vasos, a desguazar electrodomésticos, a empastelar libros con mayonesa y a imponer la audición exclusiva e interminable de “El brujito de Bulubú”. Cuando el infante alcanza cierto clímax insoportable en su actividad deletérea, suele intervenir, por fin, la madre:
-Ay, Facu, quedás tan feo cuando gritás así y degollás el gato de los tíos.

Se trata de un síntoma ínfimo, de una escena de la vida cotidiana en un mundo sin mal. La madre tardohippy no puede abrumar a su hijo con una ética; estima que el niño puede sobrellevar de un modo menos gravoso, más sencillo, una reprensión estética. Esa ineptitud para hacerse cargo del mal, de su pesadez metafísica, de la complejidad gnoseológica de semejante categoría, puede constatarse también en ámbitos menos domésticos.

En 1941, Borges (el Borges todavía vidente, barroco y pendenciero, el que escribía en revistas sobre películas o sobre bujarrones) anunciaba esta desactivación de la ética a través de mecanismos de simplificación: “Para los pensadores de Hollywood, el bien es el noviazgo con la virtuosa y pudiente Miss Lana Turner; el Mal (que tanto preocupó a David Hume y a los heresiarcas de Alejandría), la cohabitación ilegal con Fröken Ingrid Bergman...”.


Hollywood, se sabe, todavía resulta útil como metonimia de la industria del espectáculo. Y las prácticas espectaculares, tal como lo advirtió Guy Debord en los años 60 del siglo XX (y repitió hace poco, sin mucha inventiva ni pudor, Mario Vargas Llosa) han impuesto su lógica, sus maneras de funcionar, a muchas actividades humanas. El espectáculo es nuestro ambiente, y por lo tanto determina de manera casi excluyente nuestro sentido común. Cada uno de nosotros es, en cierto modo, Truman Burbank, y, así como Alejandro de Macedonia, Shakespeare o Howard Hawks terminan convirtiéndose en sus propias biopics melodramatizadas, cada una de las trabajosas acumulaciones de las humanidades y de las ciencias tiene una duplicación infantil y bidimensional que termina sustituyéndola. Cualquier conversación de pizzería sobre un programa de televisión puede concluir cuando alguien sentencia que el medio es el mensaje. Las peripecias de cualquier ciudadano en una oficina pública puede ser comentada diciendo que el infierno son los demás, o con la mención del título de la obra más conocida de Hannah Arendt, por parte de alguien que sospecha que lo que allí se dice es que el mal es, simplemente, la burocracia.


Poco después de que Comte publicara el Discurso sobre el espíritu positivo, y algo antes de que Nietzsche anunciara la gran defunción, Baudelaire, que tenía mucho de romanticismo reaccionario, de nostalgia resentida propia del cajetilla arruinado, y que tal vez no fuese un gran poeta (habría que releerlo con esa sospecha), instituyó definitivamente al mal como constructo estético. Para dotar de un verosímil a su poética y a su personaje de artista maldito, refutó la caducidad del mal, el vencimiento de su principio activo, acuñando su frase más famosa: La más hermosa astucia del diablo es persuadirnos de que no existe. Esta fue la más hermosa astucia de Baudelaire, pero en su obra el mal ya no era más que un diseño de regisseur, una puesta al día de la plástica de Horace Walpole, de Poe o de Lautréamont.





Ahora nadie, salvo los filósofos profesionales y los idiotas, se aventura a fundamentar sus proferencias en la complicada densidad de ciertos conceptos tales como el mal. Nadie sensato puede proponer una agencia política designada como El Eje del Mal, o señalar que los niños que asesinaron a otro niño a machetazos y pedradas en el barrio Mario Benedetti de Maldonado lo hicieron porque son malos. Susan Neiman, autora de un libro sobre el mal en la filosofía moderna, sugiere que este desvanecimiento es una de las consecuencias del proceso de secularización que implica la modernidad, esto es, de la muerte de Dios que, como se sabe, empezó a ocurrir bastante antes de que fuese anunciada oficialmente en Alemania. El mal es algo así como la herencia maldita legada por el finado, de la que nadie quiere responsabilizarse, dice Neiman: “Las concepciones modernas del mal fueron desarrolladas en un intento de dejar de culpar a Dios por el estado del mundo, para hacernos cargo de su concepción por cuenta propia. En la medida en que una mayor responsabilidad sobre el mal fue siendo atribuida a los seres humanos, menos digna fue pareciendo nuestra especie de cargar con ella. Nos hemos quedado sin rumbo”.

Como de tantas cosas, hemos renegado del mal. Frecuentemente sustituimos la ética, no solo por la estética (como aquella madre hippoide), sino por la sociología y por la psiquiatría: hace unos veinte años, Sandino Núñez observaba, en una nota del semanario La República de Platón, que a los territorios amplios y bien iluminados de la burguesía correspondía una intervención psi, mientras que en los territorios abigarrados y malolientes del lumpen era el turno de la sociología. Y entonces, como ocurre con la política que dice haber renunciado a su dimensión utópica, a su componente ideológico, nuestras intervenciones ante el flujo amoral de la existencia se reducen a la aplicación de una especie de recetario tecno, a un positivismo políticamente correcto y a una especie de no lenguaje aséptico e in-trascendente, que comprende y explica cada cosa (pero no todas las cosas) sin escándalo y sin pavor.



el dispensador dice:
gracias a la creación, no todos los seres humanos son iguales... no todos los hombres son iguales... no todas las mujeres son iguales... gracias a esa misma creación, hay personas que son tales más allá de sus circunstancias, conservan el sentido del valor de sus palabras y no pierden el rumbo del sentido del valor que conllevan sus hechos... gracias a la creación, hay personas que asumen sus destinos con singular hidalguía, honrando la vida a cada paso, honrando a sus gracias, honrando a sus dones, y haciendo honor a sus talentos... gracias a la creación, hay personas que dimensionan sus silencios, haciendo lo propio con los silencios ajenos, con la necesidad imperiosa de guardar silencio ante los hechos, evitando inmortalizarse en una foto oportunista, en un abrazo mentido... gracias a la creación, hay personas que andan por la vida como anónimos, desconocidos, humildes, inocentes, que no necesitan más de lo que portan, que no exhiben más de lo que son... que cuando pronuncian la palabra "amor", se encienden... que mirarlos a los ojos es asumir la paz que reina en sus espíritus... que cuando pronuncian la palabra "justicia", hacen de ello un culto, más allá de las razones humanas, allende las razones mundanas... que cuando hacen referencia a la "sabiduría" la asumen como el acto superior del humanismo enaltecido... que cuando hacen una promesa, esta reside en el valor de sus convicciones, y no en los oportunismos y sus ocasiones, vestidas de segundas intenciones... porque antes de hacerla, la promesa, se prometen a sí mismos, comprometiéndose con los valores que han comprendido y que anidan en sus almas...

gracias a la creación, no todos los seres humanos son iguales... no todos los hombres son iguales... no todas las mujeres son iguales... operando la vida, los tiempos respirables, el transcurrir del destino, como algo que se revela en un paraíso espiritual... en un purgatorio diverso... o un infierno de múltiples cuchillas... la creación diferencia a los seres humanos por su esencia... por su aura... por su karma... y no por lo que emana de su presencia... si es lindo... si es feo... si es rubio... si es morocho... si tiene ojos claros... si los tiene oscuros o simplemente negros... si tiene tez blanca o si tiene tez negra... si es judío, musulmán, católico, protestante, ortodoxo, budista o agnóstico... y te das cuenta, simplemente te das cuenta, quién lleva "paz" en su alma... y quien hace de la tragedia un culto y de su drama, una culpa ajena... y te das cuenta, simplemente te das cuenta, quien va por la vida comprando y vendiendo mentiras... quien va por la vida portando y exhibiendo sus traiciones como si fuesen trofeos... quien desprecia... quien estafa a un prójimo para luego mostrarse solidario... quien roba la voluntad ajena para luego pavonearse ante los débiles... o bien, quien despoja a otro de su esfuerzo, para luego fabricar una historia de títulos y honores, de apellidos y señores... y simplemente aprendes a reconocerlos... porque sus auras se distinguen por su color... porque su karma está invadido de formas fantasmales... porque algo te dice que nada traen de sus pasados, y nada llevan hacia sus futuros, porque los mueve la codicia, la avaricia, la angurria, y todo eso que se representa en la "miseria humana"... una miseria que no se ve en otras partes del universo, ni se replica en otros campos de la creación... esos espíritus llevan el "infierno" con ellos mismos...

gracias a la creación, no todos los seres humanos son iguales... no todas las especies son iguales... jugando cada una un rol que se adapta a cada circunstancia, siguiendo un plan matemático monumental por su magnitud, un plan que no encaja en mente humana alguna... porque la vida atrapa en facilismos, oportunismos, y apuros comunes a cada tiempo... un tiempo donde, quien se ata, perece o queda cautivo hasta su próxima oportunidad... formando parte de un mecanismo complejo que funciona al modo de un sistema de relojería, relojes de los antiguos, epicíclicos, donde cada engranaje se enlaza cumpliendo una función específica para sí mismo, y otra distinta para el resto de los engranajes que componen el mismo mecanismo, haciendo del artilugio algo impenetrable... porque los sentidos no son suficientes para pensarlo, ni tampoco para dimensionarlo... mucho menos para crearlo, darle forma, y hacerlo funcional a la misma creación... la oportunidad de "ser"... la oportunidad de "estar"... la oportunidad de "participar"... la oportunidad de "pertenecer"... la oportunidad de "permanecer"... la oportunidad de "regresar"... la oportunidad de "recomenzar", para volver a "ser", para volver a "estar", para ser "elegido" para respirar...

gracias a la creación... entiendo al mundo como algo donde no reside el mal, aunque este esté y tenga entidad humana y dimensional, entidad humana y temporal...

gracias a la creación... entiendo el sentido esencial y fundamental de la luz, prescindente de cualquier oscuridad...

gracias a la creación... no creo en el poder de la mentira... no creo en el poder de la traición... no creo en el poder del desprecio... porque todo ello se consume en sí mismo... más tarde o más temprano... regresando las cosas a su orden... regresando las circunstancias a sus armonías... reestableciendo los equilibrios según los polos donde se ubican...

gracias a la creación, entiendo que es fácil hacer las cosas de una vez... para luego dar el paso siguiente agregando valor... sumando para el bien común...

gracias a la creación, entiendo que cada ser guarda su valor... y que cuando no lo tiene por alguna razón, hay que dejarle espacio para que aprenda a asumir su destino según la memoria de su karma...

gracias a la creación, creo en el valor de la palabra tanto como en el valor del silencio... creo que las ideas tienen geometría y pesan... creo que los silencios tienen geometría y pesan... creo que las palabras guardan geometría y pesan... pesan lo suficiente como para sanar o lastimar... para curar o destrozar... para salvar o expulsar...

gracias a la creación, he venido a esta vida, partiendo de la premisa de que en el mundo no hay mal alguno... que éste es propiedad de pocos... que no atienden las señales que se les envían... que no comprenden los mensajes que se les confieren... que reciben la oportunidad de lecciones que rechazan...

gracias a la creación, creo en los valores que residen en cada corazón, en el sentido del abrazo, en el extender la mano prescindiendo de cualquier temor...

porque gracias a esa misma creación... creo que cuando te vas, te llevas tu propio paraíso, tu propio purgatorio, o tu propio infierno... lo cual te salva... o te condena.
DICIEMBRE 03, 2013.-
dedicado a mi madre y a su memoria.

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