miércoles, 25 de diciembre de 2013

ALGUIEN ▼ Cuando Cromwell abolió la Navidad - ABC.es

Cuando Cromwell abolió la Navidad - ABC.es

Cuando Cromwell abolió la Navidad

Día 24/12/2013 - 09.35h
TEMAS RELACIONADOS

El puritano dictador rebautizó la 

Navidad como Día del Jolgorio de los Paganos


Cuando Cromwell abolió la Navidad


La indulgencia, los excesos o la rimbombante decoración derivada de las celebraciones navideñas que inundan el ambiente en Reino Unido durante estos días no siempre han contando con el beneplácito de la clase política. Quizá una de las consecuencias menos analizadas de las guerras civiles inglesas en el siglo XVII es la abolición de la Navidad, auspiciada por el dictador regicida, Oliver Cromwell. Durante 13 años, en Londres no se pudo entonar un villancico, colocar una guirnalda o preparar un copioso festín para celebrar el nacimiento del Niño Dios.
A mediados del año 1645, un movimiento antinavidad comenzó a fraguarse entre el ala más purista de la sociedad que consideraba inmoral cualquier celebración externa a los servicios religiosos. Justo dos años después, el Parlamento inglés declaraba ilegal los actos asociados al Día del Jolgorio de los Paganos, como se referían al 25 de diciembre.

Celebraciones inmorales

El míster Scrooge detrás de esta animadversión a la Navidad fue el puritano Oliver Cromwell, quien en 1653 se convirtió en Lord Protector (título para jefes de Estado) y aplicó ferozmente la medida. Criado en un ambiente protestante y puritano, consideraba las celebraciones de Pascua inmorales e indignas de celebrar durante la única república inglesa de la historia. Los árboles se guardaron o quemaron, los adornos acumulaban polvo año tras año en sus cajas y las luces sólo duraban unos minutos encendidas, antes de que el Ejército las destruyera. Otorgó poderes a los soldados para confiscar todas las comidas preparadas para las fiestas, además de imponer un férreo silencio en torno a los «Christmas carols».
«No sólo se cancelaron las celebraciones debidas al nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, sino que, para consternación general, se ordenó tratarlo como cualquier otro día laborable. El propio Parlamento celebró sesión en el mismo día de Navidad entre 1644 y 1656», afirma el escritor e investigador inglés Desmond Morris, en su libro Tradiciones de Navidad.
Cuando Cromwell abolió la Navidad
La obsesión por sofocar cualquier elemento vinculado a la festividad, le instó incluso a prohibir por ley la fabricación de los tradicionales «mince pies», un dulce típico de la Navidad británica a base de hojaldre relleno de frutas, pasas, almendras, especias y licor.
La irritación popular de los detractores de la ilegalización de la Navidad acabó por desencadenar disturbios en muchas ciudades, como Canterbury, donde los que se atrevían a burlar la prohibición colgando acebo de sus puertas se enfrentaban a las violentas reprimendas de los aliados de Cromwell. La Navidad no volvió hasta dos años después del fallecimiento de Cromwell en 1658. Nada más asumir el poder, el rey Carlos II reinstaura la celebración de la Navidad con más esplendor que nunca. El Museo de la National Army de Londres aún conserva el cartel de la prohibición.


el dispensador dice:
siempre alguien aparece,
haciéndose cargo de la moral de los otros,
siempre alguien aparece,
arrogándose derechos de prójimos,
siempre alguien aparece,
con sus miserias en flor y sin sus tonos,
siempre alguien se cruza,
cargando otras espaldas,
mediante simples excusas,
erigiéndose como mesías andante,
sin caballo pero con talante,
despreciando al que va por delante,
tomando ventaja y haciendo alarde...

siempre alguien aparece,
asumiendo destinos ajenos,
siempre alguien aparece,
siendo lobo pero disfrazado de bueno,
siempre alguien aparece,
colocándose en un pedestal,
para señalar con el dedo,
descalificando lo que no le conviene,
haciendo de la vida un cruel enredo,
haciendo el ridículo,
bajo el propio cielo...

hay paganos sueltos,
en otros llanos,
negando tiempos,
por otros legados,
siempre aparece alguien,
como un soldado,
cumpliendo designios de algún despreciado,
obsecuente de reyes apasionados,
por falsas morales que han cultivado,
argumentos vacíos por allí comprados,
a otros ministros antes vaciados,
mentes cerradas, ciegos al paso,
sordos de alma, aunque educados,
cínicos e hipócritas como romanos,
que van por sus vidas crucificando...

indudablemente,
hay muchos negados...
tanto curas como soldados...
tanto políticos como herederos acomodados,
tanto dueños del mundo,
hasta tarados.
DICIEMBRE 25, 2013.-

No hay comentarios: