viernes, 5 de octubre de 2012

TRIBULACIONES || Guía para espíritus atribulados >> Tormenta de Ideas >> Blogs EL PAÍS

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Dedicado al pensamiento desde todas las perspectivas posibles –la ética y la estética; la antropología y la sociología; la física y la metafísica-, este blog es un espacio para razonar. Y para debatir.

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Tormenta de ideas es un blog colectivo de información y opinión. La primera toma forma en la redacción de EL PAÍS. La segunda, en el cerebro de sus expertos y colaboradores.

Guía para espíritus atribulados

Por: | 29 de septiembre de 2012
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Ilustración: George Steiner visto por Sciammarella.
por NORA CATELLI
Hay dos modos de leer este último libro de George Steiner, el prolífico y refinado representante de lo que solemos denominar “gran cultura europea” hoy, se dice, amenazada. Nada menos que George Steiner, quien, desde Tolstói o Dostoievski (en 1959), ha marcado con su peculiar manera de reflexionar cuestiones fundamentales de la segunda mitad del siglo XX. Ellas son: la pervivencia del gran arte contra el arte de masas, la continuidad de la tradición helenística, fusionada con la judeo-cristiana, y la continua formación de una —sola— comunidad humana a través de la actividad a la vez posible e imposible de la traducción. A todos se nos ocurren importantísimos títulos del autor que se ajustan a estas cuestiones: Extraterritorial, Después de Babel, Antígonas, Presencias reales, Pasión intacta, Gramáticas de la creación.


El primer modo supone enumerar sus debilidades (los gigantes suelen tenerlas). Una es la abundancia de enfáticos superlativos: hay autores, poemas y obras únicas, inigualables e insuperables en cada página. Otra: la severidad constante de una cascada de preguntas retóricas que operan, lógicamente, como sentencias indiscutibles, aunque muchas de ellas constituyan lugares comunes de la educación universitaria. La tercera: una tendencia notable a la acumulación de citas que vienen de otros libros, artículos, conferencias y observaciones del propio Steiner. Este primer modo es quizá el más tentador, aunque sea el menos generoso y, para cualquier lector, el menos útil.
SteinerSiruelaimagesCA5Q5NZREl segundo modo supone, en cambio, un acto de humildad: este libro es una guía necesaria para acometer —o repetir— lecturas y establecer relaciones entre campos y disciplinas que, a menudo, se consideran separadas: la árida filosofía contra la florida literatura. Steiner parte de un acuerdo evidente, alcanzado a lo largo del siglo XX: el pensamiento es lenguaje y, por ello, los pensadores hacen con el lenguaje las mismas cosas que los creadores con la literatura. La diferencia entre el lenguaje como instrumento del pensar —en la filosofía— y el lenguaje como finalidad —en la literatura— es falaz. Sólo que los pensadores no lo saben, no lo admiten, no lo dicen. Pero, como hubiese afirmado el joven Marx, a quien Steiner dedica algunos de los más precisos e iluminadores tramos de este libro (páginas 112 a 125): “Lo hacen”. Esas cosas que se hacen con el lenguaje constituyen lo que nuestra tradición denomina “estilo”: “Se infiere que la filosofía y la literatura ocupan el mismo espacio generativo, si bien, en última instancia, se trata de un espacio circunscrito. Sus medios performativos son idénticos: una alineación de palabras, los modos de la sintaxis, la puntuación (un recurso sutil). Esto es así tanto en una canción infantil como en una de las Críticas de Kant, en una novela de tres al cuarto como en el Fedón. Son hechos de lenguaje” (página 14).

Steiner utiliza esta afirmación para construir un vasto panorama, una secuencia de semblanzas biográficas, un encadenamiento de ejemplos de encuentros entre pensadores y poetas a través de la coexistencia cronológica, las citas y concomitancias, las alusiones, los paralelismos. A los ocho apartados del libro sigue una conclusión muy breve en la que el autor formula dos advertencias. En primer lugar, que ha dejado fuera otras líneas y nombres que hubiese podido abordar y, en segundo, que el hilo sagrado —el “estatuto ontológico”— de la relación entre pensamiento y literatura está en trance de romperse debido a las nuevas tecnologías, al ruido interminable de la cháchara del planeta, que apaga o extingue el habla verdaderamente humana. Pero lo importante del libro no está en este diagnóstico previsible sino antes, en la textura irregular e invitadora de sus apartados previos.

CelanimagesCAT22Y7OAllí, en sucesión casi frenética, se encontrarán apuntes brillantes sobre la relación entre música y palabra, seguidos de reconstrucciones extáticas de la vida griega de los siglos VI y V antes de Cristo —jalonadas, eso sí, de jaculatorias triviales contra “el remordimiento del poscolonialismo”— en las que se hermanan filósofos y poetas: Sócrates, Empédocles, Lucrecio, Hegel, Galileo, Platón y Dante. Tras esa reconstrucción estará Paul Valéry y después René Descartes. Steiner se detiene aquí para notar que el Discurso del método posee la misma estructura que un relato de ficción (entre nosotros existe un excelente estudio de Enrique Lynch sobre la articulación narrativa de esa obra). Y un ritornello en el que reaparece Hegel, y sus sombrías metáforas extensas, leído en Francia, en el siglo XX, por Koyré y Kojève, maestros de Georges Bataille, Jean-Paul Sartre, Raymond Queneau y Jacques Lacan. En otro apartado conviven Henri Bergson, y Marcel Proust, George Santayana, Wallace Stevens, Ann Carson. Y más adelante Freud y Wittgenstein y Bernhard hasta arribar al conocido e incandescente choque entre Martin Heidegger, filósofo y ciudadano deleznable, y Paul Celan, poeta y sobreviviente del nazismo. Y de allí a la espinosa orilla del silencio: la relación del arte con lo inefable es el límite necesario en el que se interrumpe Steiner, tras este despliegue que al final adquiere, a pesar de iteraciones o apresuramientos, el perfil exacto de una lección de lecturas dos veces milenarias y un recordatorio de su necesidad.
La poesía del pensamiento Del helenismo a Celan. George Steiner Traducción de María Cóndor. Editorial Siruela. Madrid, 2012. 232 páginas. 19,95 euros (electrónico: 9,99).
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NORA CATELLI (Rosario, Argentina, 1946) es profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona. Es autora de ensayos como El espacio autobiográfico (Lumen) y Testimonios tangibles. Pasión y extinción de la lectura en la narrativa moderna (Anagrama. Premio Anagrama de Ensayo 2001).


el dispensador dice:
tribulaciones que ahuyentan calmas,
palabras que se diluyen en el alma,
lo que se aprecia tras la ventana,
espanta a las corduras de sus camas...

dolores recurrentes,
pensamientos envolventes,
se pretende mirar hacia adelante,
pero hay vacíos de gentes...

ensimismados en sus tragedias,
todos andan descalzos tras sus medias,
las mentes atrapadas en sus redes,
los corazones vestidos de lo que excede...

se busca y se busca y no se encuentra,
el mañana llega pero sólo hay cuentas,
se busca destino sin hipoteca,
cuando crees salir todo se aleja...

todo va y todo vuelve,
las palabras no dicen nada,
no tiene valor el que las recuerde,
el viento se lleva todo lo que puede...

estate tranquilo y sólo observa,
no desciendas de la montaña hasta que todo suceda,
no importa si es mañana o el día siguiente,
cuando ocurra sentirás el retumbar de las gentes...


el tiempo pasa y el sentimiento duele,
¿qué ocurre cuando la voluntad no puede?,
¿qué sucede cuando el esfuerzo es leve?,
detras de la negación el esclavismo crece...

se buscan dignidades y no se encuentran,
alguien se ha llevado más de la cuenta,
hablan y hablan y no dicen nada,
la realidad ahoga pero antes atrapa...

a veces me pregunto,
¿hay algo en el aire?,
el mundo está idiota y todo arde,
siguen los discursos llenando valdes,
prefiero esconderme entre estos valles,
me he dado cuenta que ya no entiendo a la gente,
no comprendo las mentiras mientras todo hierve,
todo se engañan pretendiendo que se los lleve,
cuando logran que alguien los salve,
miran al costado señalando la tarde,
repiten la historia reiteradamente,
parece que el mundo está vacío de mentes...

transcurre el año,
se sobrevive en los caños,
das vuelta la página y aparece fin de año,
el futuro asusta y no se hallan manos,
algo me dice que todo es en vano...

estoy en la cima, divisando el mundo,
salen olores muy nauseabundos,
estoy rodeado de fragancias de rosas,
alguien me dice cómo seguirá la cosa...

no sé que decirte, parecen inconscientes,
sus vidas transitan entre abismos calientes,
niegan lo que ven y no hay perspectivas,
se burlan del prójimo que los mendiga...

dime qué hacer ante tanto drama,
no puedes soñar, sal de la cama,
camina despacio hacia la ventana,
despeja tu circunstancia y espera el mañana,
cuando llega diciembre todo se acaba.
Octubre 05, 2012.-

 
 

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