domingo, 16 de septiembre de 2012

RÁFAGAS || El sonido de la naturaleza | elmundo.es

El sonido de la naturaleza | elmundo.es

RÁFAGAS EN UN BOSQUE


Carlos de Hita

Unos no están y los otros ya se han ido. Atravesamos uno de los momentos más silenciosos del año. La mayoría de las aves estivales se han marchado, o deambulan en bandadas por aquí y por allá. Y a las vocingleras invernantes, gansos, grullas, limícolas y toda la tribu de los patos todavía se las espera. Si a esto añadimos que la berrea de los ciervos no pinta bien, por la escasez de comida en el campo, estas semanas de transición entre el verano y el otoño están siendo bastante sosas.

Los bosques están silenciosos. No suena casi nada, salvo el murmullo del fondo y el roce de alguna rama agitada contra un tronco por la brisa. Por tanto es necesario concentrar varias horas de escucha en estos pocos minutos para poder escuchar una secuencia medianamente activa.

Es tiempo de aves de paso, y en casi cualquier sitio, sobre casi cualquier bosque, se pueden oír los relinchos de un águila calzada camino al sur. Junto a ella, también en vuelo alto, maúlla un ratonero, aunque este quizá piense quedarse por aquí todo el año.

A veces una ráfaga hecha de sutilezas interrumpe el silencio. Pasa el parloteo enrevesado de una bandada de páridos, que rebusca comida en comunidad bajo las copas de los árboles. Entre aleteos, es imposible diferenciar los reclamos de carboneros, herrerillos, garrapinos, capuchinos y algún mito que se ha sumado al grupo.
Foto
Un carbonero común posado sobre la rama de un árbol. | Carlos de Hita

Tras un nuevo silencio aparece otra tropilla, esta de jilgueros, pardillos y un verdecillo; apenas un suspiro en la quietud del bosque.

Grita un picapinos. Una corneja grazna con extrañas entonaciones; silba un trepador. Y un grillo tenaz agota la cuerda que le dieron durante el verano y se lanza con su llamada hacia los silencios del otoño.


el dispensador dice:
van soplando nuevos vientos,
miradas con sentimiento,
van cargando a las brisas,
con frangancias de un otoño viniendo,
el verano que se está yendo,
anunció señales sin tiempo,
quien haya atendido sus silencios,
estará avisado en su momento,
los instantes que van llegando,
son migración de carboneros,
no hace falta ser cancionero,
para cantar alguna copla al legüero,
aquello que parece estar cerca,
guarda leguas para el viajero,
hay que andar tras algún horizonte,
para sentirse andariego.

las aves vienen apreciando,
que los tiempos vienen cambiando,
los vientos que andan soplando,
anuncian calores tremendos,
de allí que todos los vuelos,
perciban nuevos magnetos,
hay en los aires sonetos,
que suenan con finos ecos,
lo cual está indicando,
que las tormentas acudirán a los sueños,
¿qué harán entonces los dueños?,
¿al saberse perdidos de suelos?, 
¿inventarán nuevos vuelos,
con falaces argumentos?,
se anuncian escarmientos,
para los que hayan desconocido lo "bueno",
por más que se corra ligero,
el destino siempre alcanza al enfermo.

sugiero entonces viajero,
que observes por dónde caminas,
no todo lo que respiras,
ni tampoco lo que va por encima,
señala lo que se estima,
a veces la tarde se inclina,
anticipando que el "verbo" se declina,
cuando sólo mueve la inquina,
se pasan por alto las esquinas,
y dado que en esta vida,
todo es cuestión de ángulos,
puede que la subida,
sólo conduzca para abajo,
cuando la campana oculta badajo,
no suena, tampoco repica,
de allí que el consejo indica,
mejor respirar despacio,
que atropellar las circunstancias del día.
Septiembre 16, 2012.-


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