domingo, 1 de julio de 2012

DE SUEÑOS OLVIDADOS ▲ Conquista de lo bello | El viento sopla donde quiere | Blogs | elmundo.es

Conquista de lo bello | El viento sopla donde quiere | Blogs | elmundo.es


Jonás TruebaJonás Trueba

Como mi tocayo Mekas, he intentado escribir sobre películas que no me gustan, pero siempre fracaso. Sólo escribo sobre películas que me gustan. Suscribo su teoría: el mal y la fealdad se cuidarán solos; es el bien y la belleza lo que necesita de nuestros cuidados.

El viento sopla donde quiere


Conquista de lo bello



Pinturas conservadas en la cueva de Chauvet (Francia)



Preámbulos:
En su afán de convertir cada una de sus películas en una aventura extraordinaria, Herzog ha atravesado selvas y estados mentales hasta alcanzar el grado cero de la locura. No se mide con otros cineastas, ni siquiera con otros seres humanos; Herzog prefiere medirse con las alturas, la naturaleza y los animales. Especialmente con los animales. Cuando el actor Timothy Treadwell quiso ser amigo de los osos y acabó siendo devorado por uno de ellos, Herzog armó un fascinante documental para decirle al difunto, por si no le había quedado del todo claro, que los hombres no debemos subestimar la ira de los animales hacia nosotros. Eso sí, le otorgó a Treadwell el estatuto de cineasta después de haber usado sus valiosas grabaciones para expandir su particular metafísica del desconcierto.

Además de ser un gran cineasta, Herzog es también un magnífico creador de mitos, falsedades y aforismos. Se apreciaba claramente en Conquista de lo inútil, diario llevado a cabo durante el rodaje de su ya lejana Fitzcarraldo; allí coleccionaba frases poéticas e imágenes sorprendentes y alucinógenas, impresiones de su manera de ver el mundo lanzadas como si fueran escupitajos. Escribía "el tiempo tira de mí como un elefante y los perros me desgarran el corazón", "por la noche los ríos tienen fiebre", "los patos están mudos e inmóviles bajo la lluvia, pensando intensamente en nada". "Cuando iba a cagar, un cerdo me siguió selva adentro. Ávido hasta el descaro, husmeaba a la espera de mi mierda". "He escupido en el agua y un pez se ha zampado la saliva flotante, pero unos metros más allá la ha dejado salir nuevamente a la superficie". "A mí lado un papagayo reía y gritaba como una persona. Chillaba una y otra vez en español corre, Aureliano, y parecía que no iba a parar nunca. Sonaba como una película del Pájaro Loco. Los pájaros son listos pero no pueden hablar. Fitzcarraldo debería enseñarle a su papagayo a decir eso en la película. Los muertos arrastran consigo a los vivos".


Conquistas:
Puede sorprender que el gobierno francés y la comunidad cientifíca de turno lo eligieran a él para llevar a cabo la única grabación que vaya a realizarse en el interior de la cueva de Chauvet, uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la humanidad. Aunque se lo propusiera seriamente, no creo que Herzog fuera capaz de realizar un documental de encargo a la manera convencional. Hay momentos en La cueva de los sueños olvidados en los que puede parecerlo, pero es sólo una falsa impresión. De hecho, será esa falsa impresión lo que lastre la película por momentos. Después de algunas entrevistas a los científicos encargados de analizar la cueva, Herzog empieza a hacer de las suyas y uno se pregunta hasta qué punto el cineasta se toma en serio las respuestas y consideraciones de los especialistas. Frente a su cámara desfilan otros personajes de dudoso rigor científico y es de suponer que Herzog pretende equiparar las ideas contradictorias de unos y otros. "Nada es real, nada es cierto", se encarga de decir él mismo en otro momento, como si no creyera del todo en lo que nos muestra o prefieriese otorgarle un aura de misterio, llevarlo a su propio terreno.

Lo cierto es que esas pinturas existen, algunas están fechadas con más de 32.000 años de antigüedad, y son de una belleza desorbitante. En un primer momento, pueden producir una cierta incredulidad por la claridad, la firmeza y la intensidad del trazo, pero después sólo queda celebrar la emoción que producen. La insistencia de Herzog en emborronar las evidencias puede resultar molesta en algunos momentos, pero también es cierto que su mirada y sus comentarios funcionan por elevación. Acostumbrado a imponer una cierta superioridad moral sobre sus personajes, aquí sólo puede rendirse ante la belleza y el arte de los que pasaron por allí miles de años antes y dejaron un registro de su propia memoria, una proyección hacia el futuro. Tal y como escribe Faustino Sánchez García, la necesidad del cine ya estaba presente en la cueva de Chauvet. Aquellos hombres que dibujaban sobre las rocas no están tan lejos de nosotros y de cualquier cineasta de hoy en día, menos aún de Herzog, pues comparten la misma fascinación por los animales y lo desconocido. Al cineasta alemán le interesa lo átavico e inmemorial, pero desconfía del progreso de la raza humana. No en vano, la imagen que reserva para nosotros al final es la de un caimán albino y radioactivo que flota en una piscina de agua caliente proveniente de una central nuclear, a escasos kilómetros de las cuevas de Chauvet.

Conclusiones:
Salí del cine con los ojos nuevamente cansados a causa de las gafas de 3D, pero profundamente agradecido a una película que nos da acceso a un lugar fascinante, allí dónde en realidad sólo está permitida la entrada a unos pocos. Volvemos a sentirnos minúsculos e infinitesimales en el tiempo, pero la angustia proviene de otra idea más materialista. Es inevitable admirar estas pinturas a resguardo del tiempo y no pensar en todas esas películas erosionadas, desvaídas y mal conservadas cuando no desaparecidas o desintegradas; las mismas películas que alumbraron los inicios del cine hace apenas un centenar de años.


el dispensador dice: suelo andar por lugares perdidos, descubriendo cosas, para mí claro está... el bronce no me interesa, para eso sobran los soberbios y también sus soberbias académicas, esas que suelen enrostrar a cuanta alma se les cruza, tratando de ganar en el desprecio hacia el otro, aquello que no han podido superar en ellos mismos, esto es el despreciarse a sí mismos. Suelo andar por lugares perdidos, descubriendo sueños olvidados por otros... desde una olla de miles de años antes de cualquier conquista, hasta una pintura rupestre dejada en alguna gruta impensada, donde algún espíritu inquieto se solía proteger del Sol que le era contemporáneo, tal vez un Sol clemente, seguramente mucho más duro, vaya a saber... me he preguntado que sentían aquellas almas al hacer "arte" en la piedra... arte con mayúsculas, porque dichos artes han sobrevivido más allá de las insólitas dataciones con carbonos errados, por miles de años, sin sufrir deterioro alguno, porque en aquellos artes, los artistas ponían su espíritu y traducían los sentimientos que emanaban de sus almas, para nada primitivas, apenas adaptándose al mundo que les habían legado. Me he encontrado con figuras simples, también lo he hecho de artes complejos, semejantes a las imágenes de caballos libres. Claro, eran épocas en que el ser humano convivía con una naturaleza compresiva, porque ella misma se sentía comprendida, algo que hoy no sucede, que dejó de suceder cuando el hombre se bebió toda la fuente de la soberbia y se creyó lo que no es... Dios. El arte necesita de armonías y conciertos... de hecho, el arte de los antagonismos y los desconciertos suele no sobrevivir, porque para cargas y mochilas alcanza con la vida y sus intensidades. A veces me he preguntado, viendo monumentos que no entran en la imaginación de nadie, cómo hacían aquellos ancestros para hacer cultura de la piedra, para amar el aire, el agua, el cielo y suelo, para hacer culto de los fuegos y cuidar metro a metro todo lo que había recibido como gracia para transitar un destino ciertamente corto. Me lo he preguntado muchas veces y he hallado mis respuestas... cuando tocas sus artes, sus utilitarios y sus pinturas, aún sientes cómo vibran sus espíritus... desde luego, los alimentos de hoy pesan en el alma, y las gentes ya no sueñan... desde luego, los apuros y las urgencias de hoy no permiten a las personas ser tales, ya que todos andan ensimismados en sobrevivir... desde luego, la civilización se ha llenado de individuos donde se han perdido las tribus, por ende las amistades representan oportunismos, no más que eso... desde luego, los afectos se han ido deformando hasta hacerse puentes operativos que sirven durante un tiempo, pero que son frágiles por excelencia, porque el mundo se ha llenado de palabras vacías, donde "amor" es sinónimo de mentira, una mentira que mañana mismo será desplazada siendo ocupada por una distinta. He descubierto que aquellos artes no guardaban engaños, porque las segundas intenciones aún no hallaban hueco en el alma humana, porque la tribu era una entidad necesaria, imprescindible. Hoy, las gentes se reúnen para depredar los sentimientos de sus prójimos, incluyendo en ello a la propia naturaleza, ninguneada y negada de múltiples formas, declamando falsas protecciones... y la Tierra se prepara para demostrar al hombre que no es no es más que un sueño inoportuno... y el Sol se prepara para demostrar al hombre que no es más que una pesadilla de la creación, efímera. Los pasados nos enseñan que perdura aquello donde se ha puesto el alma y se lo ha imbuido de espíritu... lo demás se evaporará, al igual que los sueños olvidados, como tantas cosas cargadas con oportunismos. JULIO 01, 2012.-

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