lunes, 16 de abril de 2012

LA OSCURIDAD || El castellano, el idioma más rápido - ABC.es

El castellano, el idioma más rápido - ABC.es

El castellano, el idioma más rápido

Se lleva la palma junto al japonés, mientras que el mandarín y el alemán son los más lentos, según una investigación científica

Día 16/04/2012 - 09.47h
 
 

A menudo, cuando oímos hablar en otros idiomas, nos parece que las palabras corren a toda velocidad, como si se tratara de la ráfaga de una ametralladora. Desde el punto de vista científico, ese hecho fue notado por el lingüista Peter Roach en 1998. Ahora, un estudio llevado a cabo en Francia ha cuantificado esa impresión. Y con resultados ciertamente sorprendentes, ya que resulta que es el castellano, junto al japonés, el idioma más "rápido" de todos los estudiados.

François Pel­legrino, de la Universidad de Lyon, analizó el habla de 59 personas mientras leían los mismos 20 textos en voz alta y en siete idiomas diferentes. Y hallaron que el castellano, y el japonés, eran los más "rápidos", ya que en ellos se sucedía el mayor número de sílabas por segundo. En el otro extremo, el idioma más "lento" de todos resultó ser el mandarín, seguido muy de cerca por el alemán.

Pero eso no es todo. Los investigadores calcularon también cuál era la densidad de información que transportan las sílabas de cada idioma. Dicho cálculo se llevó a cabo por comparación con un octavo idioma, el vietnamita, elegido como referencia. El resultado fue que una sílaba cualquiera del castellano transporta una cantidad muy pequeña de información. Mucho menor, de hecho, que en cualquiera del resto de los idiomas analizados. Es decir, que una única sílaba en nuestro idioma contribuye sólo en una mínima parte al significado general de la frase que la contiene.

Justo al contrario de lo que sucede con el mandarín. Una única sílaba de este idioma contiene una cantidad de información mucho mayor que una en castellano. De hecho, mucho mayor de la que contiene una sílaba de cualquier otro idioma, algo que los investigadores atribuyen al hecho de que las sílabas, en mandarín, también incluyen tonos. El remate del estudio es que, a pesar de esta diferencia, al final de cada sentencia tanto el castellano como el mandarín son capaces de transmitir a quien escucha exactamente la misma cantidad de información.

 

Gramática universal

La correlación entre la velocidad del habla y la densidad de información varía en un factor de cinco entre los siete idiomas analizados en el estudio, una de cuyas conclusiones es que, a pesar de la gran diversidad de los lenguajes que existen en el mundo, todos ellos transmiten una tasa común y constante de información, tasa que probablemente esté "sintonizada" con la capacidad de asimilación de la percepción humana.

Lo cual implica un cambio profundo en la forma que tenemos de comprender, y de interpretar, la gran cantidad de lenguajes que existen en el mundo. Ya en la década de 1950, el lingüista Noam Chomsky propuso la idea de una gramática universal, una serie de estructuras abstractas y comunes a todos los idiomas y lenguajes del planeta, a pesar de las diferencias aparentes que existen entre ellos. La hipótesis, revolucionaria en su momento, causó sensación en el mundo de la lingüística, aunque más tarde se demostró que encontrar esas "estructuras comunes" no era, en absoluto, una tarea sencilla.

Pero la investigación de Pel­legrino abre una nueva puerta para comprender la forma en que los humanos se comunican. Y demuestra que los diferentes idiomas, a pesar de sus variadas estructuras y características, suministran a quien escucha un flujo de información que es constante. Visto de ese modo, la "gramática universal" propuesta por Chomsky deja de ser una idea inalcanzable y abstracta para convertirse en un eje esencial de la comunicación humana y que asegura un flujo constante de información desde quien habla hasta quien escucha. Sin importar en qué idioma se esté hablando.


el dispensador dice: las comodidades atrapan al ser humano y debilitan sensiblemente, haciéndole perder capacidades innatas tales como "percibir" sin necesidad de "ver" ni tampoco "oir"... de hecho, el bienestar conduce al hombre a un estado de indefensión irracional donde el propio hombre fabrica excusas para justificar sus impericias... ¿por qué los animales perciben los sismos y el hombre no?... ¿por qué los animales perciben los tornados y el hombre no?... ¿por qué los animales perciben los tsunamis y el hombre no?... ¿por qué las aves están percibiendo la inversión de los polos y el hombre, con toda su tecnología, no lo hace?... el ser humano ha perdido el sentido de la oscuridad y ya no sabe moverse durante las noches cerradas sin tener a mano una linterna... peor aún, la generalidad humana toma distancia de exponerse a prescindir de la tecla". Más allá, las lenguas (idiomas) que aparecen como "lentas" sólo favorecen una razón estructurada, metódica, un "algo" que impide quebrar el orden para alcanzar otro distinto, un nuevo "algo" que evita la exposición a las urgencias de consecuencias imprevisibles. Más acá, las lenguas (idiomas) que aparecen como "rápidas" exponen a sus portadores a transgredir a través de la imprevisibilidad de la improvisación... mientras los primeros se sustentan en el orden... los segundos transitan órdenes caóticos... mientras tanto la lengua castellana se precia por su intensa complejidad gramatical y fonética, algo desconocido para aquellos que la hablamos, pero perfectamente identificado por aquellos otros que, intentándolo, se pierden en las contradicciones estructurales de las lenguas romances. De allí que les cueste tanto pronunciar el castellano... justo detrás el hombre cuenta con herramientas "muertas" que permiten comunicarse sin necesidad de "hablar"... alcanza con "pensar" con el alma... pero dicha capacidad se ha extinguido a manos del oscurantismo del bienestar... el hombre ve, pero en verdad no alcanza a "ver" todo lo que debería y ya no sabe detectar las segundas intenciones de los espíritus leves... el hombre oye, pero en realidad ya no sabe "escuchar" ni a la naturaleza ni tampoco a sus propios congéneres, porque está consumido por la prisa que lo acompaña en un capullo de intolerancias, una reacción explícita al "no poder esperar". Y cuando no esperas... tampoco te esperas... y cuando ello sucede, simplemente desesperas atrapado en las consecuencias que no has sabido prever. En el paisaje humano de estas horas, queda demostrado que la tecnología aporta capacidades que no se traducen en beneficios sociales... te avisan del tsunami... pero terminarás arrasado por él... ¿entonces?... no es cuestión de lenguas (idiomas)... Babel dejó en claro que el ser humano no comulga con lo que no entiende, pretendiendo siempre emular a Dios pero despreciando su condición de hombre y/o de mujer... siempre queriendo asumir un rol que no tiene y al que no puede acceder... obsesionado con ocupar siempre el espacio ajeno, por simple envidia... y nuevamente, los más rápidos terminan siendo los más lentos... porque no puedes andar a los saltos, ni mover los pies más rápido que la huella que dejan... luego, el ser humano muestra a su contexto universal que ya no sabe respetarse a sí mismo... que se envenena con comidas chatarras... que contamina el agua que bebe... que llena de basura el propio suelo que pisa y en el cual reposa... que ensucia los mares y los depreda para luego asustarse de las extinciones y de su propia roña... que toxifica el aire que respira para luego declamar sobre la contaminación ácida de las lluvias... y en dicho punto te das cuenta que hablar rápido no significa pensar mejor... y en dicho punto te das cuenta que la lengua intrincada no habilita el genio científico... y en dicho punto asumes, implacablemente, que ser sabio no es cuestión de idiomas. Abril 16, 2012.-

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