miércoles, 21 de marzo de 2012

PRISMA DE PALABRAS ▲ ¿Está muriendo la poesía ? - La Gaceta

¿Está muriendo la poesía ? - La Gaceta

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¿Está muriendo la poesía ?

El próximo miércoles se celebra el Día Mundial de la Poesía. Hoy se venden muy pocos libros de poesía, a diferencia de lo que sucedió en buena parte del siglo XX. ¿Eso significa, necesariamente, que se lee menos o que hay vías diferentes de lectura? Actualmente no son muchos los nombres de poetas contemporáneos que el gran público reconoce. El otro lado de la moneda lo ofrecen la gran cantidad de poemarios que se publican. ¿Por qué la escritura de poemas parece no guardar relación con su lectura? ¿Y qué pasa si desaparece la poesía?

Libros para releer
Por Carlos Duguech
Para LA GACETA - TUCUMÁN
"En hora casual, sin saber que el poeta acababa de consentir, ante su familia, en la reimpresión de las Poesías, los editores le indicaron la conveniencia de hacerlo, asegurándole a la vez que, como antiguos en el comercio de librería, podían afirmar que esa reimpresión era una necesidad sentida por muchos de sus compatriotas… A esta circunstancia debemos el honor de presentar al público la segunda edición de esta obra, tan argentina, tan hermosa. Los Editores". El poeta, Rafael Obligado. G. Mendesky e Hijo, Editores. Buenos Aires, 1906. Una cuidada edición de 280 páginas, impresa en París.

Este hermoso ejemplar que conservo muestra a editores, "antiguos en el comercio de librería", que se manifiestan seguros de la necesidad de una reimpresión. Eso, hace 100 años. Hoy, por lo general, los editores facturan mejor con "clásicos" como los de Neruda o Benedetti. Los libros del Nobel chileno o los del uruguayo son adquiridos para regalar. Este es un fenómeno que pude apreciar, primariamente: regalar poesía, casi como regalar flores o perfumes. En una librería, el mayor espacio lo ocupan las novelas, los libros de historia, los de autoayuda y los de política contemporánea. El lugar de la poesía es acotado en los anaqueles, pero no en la vida diaria. Poemas como letra sensible de canciones, vehículo subliminal de la poesía. Y la recurrencia a citas poéticas cada vez que es necesario precisar pensamientos que necesitan de un andamiaje calificado.
La primordial diferenciación entre la poesía y el resto de la literatura, estriba en que a la primera -como ocurre con la música-, quienes la leen, la releen permanentemente. Nadie se dispone a escuchar "Las cuatro estaciones" de Vivaldi o la "Vª sinfonía" de Beethoven para conocerla sino para gozarla cada vez. Una novela, una biografía o un ensayo político difícilmente se lean más de una vez. Hoy se lee tanta poesía como antes; sigue siendo un remanso o una fuente de inspiración vital.
© LA GACETA

Carlos Duguech - Poeta y periodista. Su último libro es Esa antigua transparencia.

¿Por qué se escribe tanto?
Por Pablo Anadón
Para LA GACETA - ALTA GRACIA (Córdoba)
Entre los factores estrictamente artísticos que pueden haber favorecido la expansión cuantitativa -ya que no cualitativa- de la producción poética actual mencionaré cuatro.

El primero, que se verifica en nuestro país pero no, por ejemplo, en España, es la formación de la inmensa mayoría de los poetas, al menos en las tres últimas generaciones, exclusivamente en la escuela del versolibrismo: para quienes lo introdujeron, el verso libre significó "una cosa sencilla y grande: la conquista de una libertad" (lo dijo Lugones en 1909); para quienes nunca atendieron, aunque fuere inconscientemente, a las diferencias de intensidad sonora entre un endecasílabo -digamos- sáfico, melódico, heroico o de gaita gallega, es una esclavitud: la que somete a "lo primero que sale", que por lo general no expresa lo auténticamente propio, sino lo exterior e impuesto.

Otro factor es el impacto de la cultura de masas: antes, eran los autores de tango que aprendían de Darío o Carriego; ahora, son los poetas los que escriben como Charly García o Fito Páez, sin enriquecimiento visible.
Tercero, la persistencia de un surrealismo residual cuya virulencia revolucionaria de la vida se ha extinguido y ya sólo actúa como disolvente de la precisión y la lógica imaginativa, o bien como la plástica surrealista en la publicidad: decorativamente.

Cuarto, un neovanguardismo que no deja de girar y girar sobre sí mismo. Hace ya 28 años observó Pasolini: "los jóvenes aprenden a hacer antiliteratura antes de haber aprendido a escribir literatura".
© LA GACETA

Pablo Anadón - Poeta, doctor en Letras de la Universidad Nacional de Córdoba, director de la colección y de la revista Fénix.

Una crisis profunda
Por Rodolfo Alonso
Para LA GACETA - OLIVOS (provincia de Buenos Aires)
La sociedad de consumo, la sociedad del espectáculo, nos han embebido en su atmósfera estridente y demagógicamente chata, falsa en el doble sentido de imitadora y deshonesta, que se ha convertido en el aire que respiramos, en una seudocultura populista y no popular, producida seductoramente por los grandes medios masivos de incomunicación. Con sus efectos deletéreos sobre la espontaneidad creadora de la gente, inclusive del lenguaje, especialmente del lenguaje.
La cuestión es que si decae el lenguaje humano, decae la condición humana. Porque no usamos el lenguaje, insisto, somos lenguaje. Y cuanto menos lenguaje somos, somos menos humanos, menos hombre. Hemos vivido acaso sin percibirlo una mutación, y ahora estamos inmersos no sólo en una civilización cuyo centro ya no es el lenguaje sino que incluso ataca las fuentes del lenguaje. La crisis actual de la poesía no es entonces quizá tan sólo la de un mero género literario sino que, algo muchísimo peor, es la manifestación máxima de una carencia muy profunda en cuanto a la espontánea capacidad creadora de lenguaje por parte de los hombres.
© LA GACETA

Rodolfo Alonso - Poeta, traductor, editor. Miembro fundador del grupo Poesía Buenos Aires, premio Konex de Poesía 2004.

Ese asombroso bosque
Por Carmen Perilli
Para LA GACETA - TUCUMÁN
Cuando Joan Manuel Serrat entonó los versos de Antonio Machado sentí la mágica supervivencia de la poesía, uno de los géneros literarios más antiguos. Cuando me puse a escribir sobre el estado actual de la poesía vinieron a mi mente los constantes Festivales Internacionales donde poetas y público conjugan antiguos rituales: Nicaragua, Medellín (que ha recibido el Premio Nobel Alternativo), Rosario, La Habana, entre tantos otros. También en las numerosas revistas dedicadas exclusivamente a la poesía, en especial en la red.

La poesía se escucha en las esquinas de un Carnaval Poético o en las salas de teatro o en los recitales donde Miguel Hernández y Juan Gelman cobran nueva vida, o en películas como La construcción de la orilla, que ponen imágenes a los versos de Juan L. Ortiz. Antologías escritas, visuales y orales donde la voz puede ser bronca y desafiante o dulce y meditativa. Una moneda que no se gasta y que circula de modo no convencional. Las nuevas tecnologías son sus aliadas y los poetas no pierden oportunidad para usar todo tipo de soportes.

Los libros de poesía no se venden. Pero ¿vende la literatura? Mucho menos que los textos de autoayuda. No se vende pero se lee y se escribe; se escucha y se ve. Y se estudia. Los poetas no ocupan el lugar de prestigio desde Víctor Hugo ya desde el siglo XIX, han perdido su aura en el asfalto como lo metaforiza Baudelaire.

Pero la visibilidad no es certificado de existencia. Muchos grandes autores escribieron en el aislamiento, no todos tuvieron vidas estelares como Neruda y Huidobro. César Vallejo murió de hambre.

Me interesa diferenciar la necesidad de reconocimiento que asola los parnasos contemporáneos, la voraz demanda de aplausos de la apuesta a la tarea sólida del tiempo. Lucila Lema, una poeta quechua, dice: Ocurres invisible, y en el aire queda / La energía, el color sagrado del lenguaje sembrado por los dioses. Derek Walcott nos invita a ser lectores en un mundo en el que cuesta aceptar el silencio: ¡Cuán común es el relámpago, qué perdidos están los leviatanes / que ya ni siquiera buscamos! El poeta español Javier Egea dice: Y me mantengo firme gracias a ti, poesía / pequeño pueblo en armas contra la soledad.

Es cierto que a la crítica le cuesta trabajar con la poesía por su densidad y cierto halo de impenetrable, pero es innegable la existencia de un grupo creciente de estudios. La desatención del mercado no significa la mengua de lectores que saben internarse en sus senderos. Escucho la voz sueca de Thomas Trastromer: Heredé un bosque sombrío donde rara vez voy. Mas llegará un día en que los muertos y los vivos cambien de lugar. Entonces, el bosque se pondrá en movimiento. No estamos sin esperanzas.
© LA GACETA

Carmen Perilli - Profesora de Literatura Hispanoamericana de la UNT.

DESTINO DE UN INSECTO
Por Ernesto Cardenal
Para LA GACETA - SAN CARLOS (Nicaragua)
Estaba yo en mi hamaca
mirando la pared blanca
pensando quién sabe en qué
y de pronto un punto negro en la pared
y rápido una salamandra rutilante
salida quién sabe de dónde
corrió hacia él
andando en la pared vertical como en suelo plano
y ya no hubo más punto negro
y se fue.
Eso a mí me gustó.
Se lo comió como yo como
como todos comemos, y como
Cristo comió en banquetes alegres con pecadores
y él mismo se dio como comida.
Me gustó.
Todo es comida en el cosmos.
Y sólo quedó la pared blanca otra vez.


Ernesto Cardenal - Poeta y sacerdote nicaragüense. Fue postulado al Premio Nobel de Literatura por la Sociedad General de Autores y Editores de España.
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Entrevista a juan e. González

"La poesía tiene la capacidad de rescatarnos"

"Es sinónimo de comunicación, lenguaje y escritura", afirma el poeta tucumano al referirse al género que más ha transitado. En esta entrevista habla sobre sus comienzos, su proceso de escritura y los poetas que admira. De su paso por el periodismo, recuerda una entrevista a Federico Fellini en la que éste definió al cine como "una mentira para decir la verdad".

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Por Mónica Cazón
para La Gaceta - Tucumán

Los que crecimos en Tucumán, sabemos que "una tarde lluviosa y húmeda de verano", pierde su poesía en esta ciudad. Así las cosas, marché convencida, porque sabía que el esfuerzo valía la pena. Mis pasos se encontraron frente a un portero que anunciaba la visita; era ya casi de noche y apareció Juan. Impecable, sonriente, ávido; estaba frente a uno de los más destacados poetas tucumanos.

Lejos de darle comienzo a la entrevista, Juan González tomó la palabra como un experto y con total naturalidad empezó la charla. En todo momento se mostró agradecido y deferente.

- Buenas noches, Mónica; le cuento que vivía en el campo, en una finca, recién en la adolescencia me vine a vivir a Tucumán, de eso han pasado muchos años…

- Qué magnífica manera de pasar la niñez, ¿allí fue cuando comenzó a perfilarse el escritor?
-Exactamente, recuerdo las tardes y las noches. El ruido de esas oscuridades, los grillos, los pasos sobre las hojas secas. Había de todo, entonces, acostado en mi cama, imaginaba cosas y creo que las anotaba. Así comencé a escribir, sin embargo mi padre quería que fuese contador.

-¿A esa edad leía? ¿Qué tipo de lecturas prefería?
- De muy chico, lo mío era pura imaginación y los libros me interesaban mucho, pero es en la adolescencia cuando despierto a la poesía. Leía lo que caía en mis manos, recuerdo esos momentos como una etapa de descubrimiento del mundo a través de las letras. Y en cuanto a mis preferencias de esa época, claro, primero la poesía y luego los cuentos.

-¿Cree en la inspiración o en la disciplina, a la hora de escribir un poema?
- No creo para nada en la inspiración. El proceso creativo tiene que ver con las lecturas y la disciplina. Un poema, en mi caso, parte de un hecho que me conmueve, o de imágenes, que luego van conectándose con la realidad. Siempre digo y dije que la poesía es sinónimo de comunicación, lenguaje y escritura; la poesía tiene la capacidad de rescatarnos.

-¿Considera que el proceso de la corrección es importante?
- No sé en otros casos, creo que siempre es primordial dejar reposar un texto y luego releerlo. Hay una elaboración compleja en el cuerpo de un poema. Nunca dejo de corregir, ya no recuerdo quién dijo, usted sepa que a mi edad la memoria falla, bueno, decía que alguien dijo que se publica para dejar de corregir.

- Borges lo dijo, Juan, pero usted está muy bien. ¿Qué condiciones necesita para escribir, lo perturban la música, los ruidos?
- No necesito demasiado, claro que gusto de escucharme, y para eso necesito del silencio. Ocurre que la poesía tiene un ritmo y al leer en voz alta escucho el sonido del poema.

- Menciones tres autores fundamentales para su obra.
- Octavio Paz y César Vallejo siguen acompañándome a través del tiempo. Repaso esas lecturas y nunca dejan de asombrarme, es algo que todavía no comprendo.

- ¿De qué se arrepiente y qué lo hace feliz?
- Ah, bueno, no me arrepiento de muchas cosas porque actué de acuerdo a mis convicciones. Pensé las cosas que dije. Y con respecto a la felicidad, en fin, no sé, me hacen bien los caramelos de miel, por ejemplo.

-¿Para qué sirve un escritor?
- No sé para qué sirve, no lo sé. Podría decirle que sirve porque entretiene, en algunos casos, porque muestra una realidad diferente, porque hace pensar o reflexionar o reír. Un escritor es también un mago; aparte de ser un hombre responsable que debe hacerse cargo de lo que dice, y en el momento en que lo hace.

- Usted se ha destacado también como periodista, recuerda alguna entrevista o artículo que lo haya impresionado?
-Sí, el periodismo es algo importante para un escritor. En Europa me dediqué al periodismo de tipo cultural, tengo una visión difusa pero especial de una charla con Onetti, creo que fue en París; y otra con Fellini, cuando me acerqué a preguntarle "¿qué es el cine?" Y me respondió claramente "el cine es una mentira para decir la verdad".

- Vamos a terminar la entrevista, Juan; elija cómo le gustaría hacerlo.
- Con un poema, Mónica, un poema.
"Autorretrato grotesco"
Aguafuerte de Nieves Viadero *

Estuvo también en el infierno
de ahí le quedaron
algunas lenguas que todavía
iluminan su cerebro
y hacen crac
cuando mueve los brazos
de su cintura sale un calor
que ni las llamas
¿qué será ese calor
con olor a melaza?
arre arre dice y tira de la
soga de su cuero
ella sabe que la soga es
su piel tan sonido
de campana que sale de sus
orejas cuando tenía siete años
¿eran siete los años de su campa?
ahí está la rueda que
chirriaba por la presión del
alambre sobre la rueda
que la lleva despacio o
a gran velocidad por la campa
ella no puede dejar de crecer
ni de mirar su cuerpo
que era una vara de mimbre
agitada por el viento o por los
adolescentes que la devoraban
como una fresa
el hambre de los otros la asediaba
y quedó fascinada
cuando vio por primera vez
una palabra escrita por su dedo
y no dejó de crecer
tampoco su dedo
aunque a veces tropezaba
con la escritura de las piedras
o con las cuernas del país
sumergido en el Atlántico
ella fue mediterránea
costera en el centro
con peces en la boca o
relámpagos que iluminaban su casa
de madera o
la mesa donde escribía sus sueños.

* Juan E. González, de su libro De ella se decía.





PERFIL

Juan E. González nació y vive en Tucumán. Ejerció el periodismo en la Argentina, España, Italia, Venezuela y México. Fue colaborador de los diarios El País (España), Corriere della Sera (Italia) y Unomásuno (México). Publicó los libros Los días y la tierra (1962); Mandatos y revelaciones (1969); El grito en el cielo (1983); Pasión de la tribu (1988); Tribulaciones de la lengua (1989); Cartas de Andrea de Azcuénaga (1991); De ella se decía (1993). Su próximo libro se titulará Conversa. Es uno de los ocho poetas tucumanos cuya obra figura en la Antología 200 años de poesía argentina, editada por Alfaguara.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/481573/LA-GACETA-Literaria/La-poesia-tiene-capacidad-rescatarnos.html




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¿Cómo nace la poesía?

En el origen, tanto el pensamiento como la poesía buscaban decir y comprender el universo. La poesía puede ayudarnos a tolerar la fragilidad constitutiva de nuestro ser.

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A Genie Valentié
Pensar y poetizar fueron -en el origen- parte de una misma intencionalidad: decir el universo y en el decir, comprenderlo de diferentes modos. Mientras el pensamiento se ajustó a las argumentaciones filosóficas, la poesía parece ser una astucia del pensar. ¿Y por qué ese camino zigzagueante? Para entenderlo debemos situamos en un punto de inflexión entre filosofía y poesía; en el momento en que la palabra metafórica debió esconder sus logros ante el implacable avance de la racionalidad argumentativa. El vocablo "astucias" significa ardid, sagacidad, sutileza, artimaña, picardía; connota también trampa, desvíos. A menudo fue pensada como una inteligencia menor, lejos de los niveles de abstracción y universalidad que la caracteriza. Se pondera la inteligencia, no la astucia, a pesar de ser el admirado Ulises el gran paradigma.

La historia comienza en tiempos en los que Mito y Logos, reunidos en una única verdad, cobijan todos los sentidos posibles; el hombre no tiene conciencia del tiempo pero sabe de su fragilidad ante el universo que se yergue amenazante. Esta criatura dotada de logos -palabra y razón al mismo tiempo- es la única especie que habla y sabe del poder de la palabra. El Mito alimenta la imaginación creadora necesaria para que el universo tenga belleza y sacralidad; el Logos aporta la justeza de la razón, el cálculo y la incipiente argumentación filosófica. Los lazos entre Mitos y Logos son raigales, establecieron el primer nexo del hombre con el universo para hacerlo habitable; sagrado y profano fueron las dos versiones en las que podía leerse la realidad. Sin embargo, hubo un momento en que ese estrecho contacto, garantía de armonía, se quiebra. No es un acontecimiento violento ni tiene fecha fija, sólo sucede; el logos -razón- se aparta y despliega sólo uno de sus perfiles: su poder de abstracción, y con él domina el horizonte. Nacen la geometría y las matemáticas, el tiempo se parcela, aparece la historia y, un poco más tarde, se inicia la ciencia.

Quiebre
Es el momento en que el Mito -primer relato abarcador, lugar de la metáfora y la poesía- pierde poder; sus historias pasan a ser fantasmagorías, como las llama Platón quien destierra a los poetas de La República porque hacen creer que la poesía dice verdad. Las verdades mítico-religiosas pierden fuerza; el Logos ha establecido su reinado, adquiere prestigio, es garantía de la racionalidad de lo real. El logos griego que era en su origen palabra, pensamiento, fuerza vital, se tradujo al latín -y ninguna traducción es inocente- como ratio; y ratio, es razón pero también cálculo, cuenta, ración, porción. Así, la filosofía dice que la mente racional refleja la realidad y que la verdad ya no es de carácter sagrado, es la adecuación entre la proposición y los hechos del mundo.

Cuando el mito -y su bagaje simbólico- se desploma, sus simbolismos buscan -con astucia y sagacidad- cómo sobrevivir. De allí el ardid, el escamoteo del pensar. Como David, debió luchar contra un gigante con artilugios, no con armas convencionales. El mito se refugia en la poesía, en el teatro griego y, sin olvidar que es una modalidad del logos, apuesta a verdades de otra índole, de gran potencia metafórica, lejos del carácter argumentativo propio de la filosofía. Sin duda este Logos pudo más: nace la filosofía y con ella el Occidente que conocemos y que somos. Así la poesía -el teatro de Esquilo a Sófocles y Eurípides, la Ilíada y la Odisea- se transforma en relatos de menor impronta en los espíritus que los filosóficos. Queda establecido: uno contiene sólo ficción, falsedad; el otro, pensamiento verdadero.

Libertad y bellezaLa metáfora de la condición humana es el paso de la oscuridad a la luz; es el tránsito del silencio de las bestias a la palabra-verbo que ilumina el mundo y clasifica la experiencia. En esa tarea de iluminar, filosofía y poesía tienen cada cual su sello propio. La poesía, por ser un acto de extrema libertad y belleza, no necesita justificarse. La filosofía, por el contrario, busca conocer por las causas, es el juego desnudo de la inteligencia. Sin embargo, será la poesía la que mejor guarde el secreto de nuestra naturaleza.

Los griegos -con belleza sobrecogedora- marcan la terrible estatura de lo humano: puede argumentar, crear ficciones tanto como teoremas y cálculos; tejer ardides para dominar el mundo; puede pensar. Sin embargo, este inmenso poder no le impide escapar a la muerte. Lo que nos hace únicos y dolientes en el universo es la vacilación entre la fragilidad constitutiva de nuestro ser y la desmesura de nuestras potencias creadoras.

La poesía, quizás, por estar en el origen, puede mitigar esta herida del existir.

© LA GACETACristina Bulacio - Doctora en Filosofía, ex profesora de Antropología de la UNT.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/481571/LA-GACETA-Literaria/Como-nace-poesia.html



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¿Está muriendo la poesía ?

Los poetas y este suplemento

Por estas páginas pasaron muchos de los más destacados poetas de nuestro país. Desde una Alejandra Pizarnik adolescente (tenía 17 años cuando envió Los ojos del aire al director de este suplemento) a Jorge Luis Borges en su plenitud. También dejaron su huella prestigiosos poetas extranjeros, como el griego Odysseas Elytis, con un poema publicado algunos años antes de ganar el premio Nobel. A continuación reproducimos textos aparecidos en LA GACETA Literaria a lo largo de las décadas. LA DIRECCIÓN.
POETAS. Estos fueron algunos de los escritores que pasaron por el suplemento.
POETAS. Estos fueron algunos de los escritores que pasaron por el suplemento. | Ampliar
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LOS OJOS DEL AIRE - 1956
Por Alejandra Pizarnik

Sucede que me olvido
de ser culpable

tal vez por eso
blancos cadáveres
bailan en mi corazón

y el destino huye
y la muerte vaga por las calles
en busca de mis manos


¿QUIÉN ERES TÚ? - 1958
Por Juan L. Ortiz

¿Quién eres tu, di, de llanto antiguo,
alada sobre un arroyo antiguo, en el soplo antiguo
de una melancolía casi de ángel
con las perlas, que no sabemos, de este aire?

¿Quién eres tú, oh niña, y qué rocíos
los de esa flauta?
¿Y qué hálito es el tuyo, di,
que nos une, al final, del otro lado ya del aire,
en un solo hilo de tiempo, altísimo,
sobre las gotas de un abismo?


POEMA VERTICAL - 1964
Por Roberto Juarroz

La sinceridad disimulada de la noche
guía las gotas de la lluvia
hacia la atención ejemplar de las cosas
y una sílaba antigua,
una gota de hombre,
humedece las paredes porosas del pensamiento.

Mariposa de piedra viva
que recoge el color de una estrella apagada
para renunciar la felpa ardiente
donde el pensar es pasto de las cosas,
torre de alimento
para el hambre intersticial y alerta.
Pensar es como amar.


SIN FIN, EL TIEMPO - 1964
Por Alberto Girri

Desasosiego
cuando al intuir
la paradoja de su naturaleza,
su retrógrado poder,
los errores que mi existencia comete
aparecen como réplicas, equivalentes
de los cometidos con mi muerte,
y soy leyenda, en el tiempo
soy aquel guerrero
que perdiera todas las campañas
porque en sus honras fúnebres
alguna oración fue mal leída.


LEJOS - 1969
Por Manuel J. Castilla

¿Qué diente de la tierra
la deshace por dentro?
¿a qué recuerdo se va yendo?

Cuando anochezca rosa
saldrá la luna desde el cementerio
con toda la mujer
hueso por hueso.


DOMINGO 19 C - 1971
Por Odysseas Elytis

Blancos jirones del cielo en medio de
la noche
voy y tengo cerca el perro de la luna.

Un desconocido Gabriel me hace señas.
- de acuerdo, moriremos todos; pero
¿para qué?

Miro hacia lo alto, como a una estrella, la
ventana del norte
que olvidamos abierta con la luz encendida.
Los otros duermen o provisoria o
Eternamente
Yaciendo, con el rostro descubierto hacia
El cielo.

Voy y vengo cerca mis días contados.
- de acuerdo, sí, pero esta vida no tiene fin…


LA LUNA - 1976
Por Jorge Luis Borges

Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

EL PRESAGIO - 1983
Por Olga Orozco

Estaba escrito, en sombras.
Fue trazado con humo en medio de dos alas de colores,
Casi una incrustación de riguroso luto cortando en dos el brillo de la fiesta.
Lo anunció muchas veces el quejido escarchado del cristal debajo de tus pies.
Lo dijeron oscuros personajes girando siempre a tientas,
Porque nunca hay salida para nadie en los vertiginosos albergues de los sueños


MANIFIESTO - 1987
Por Amelia Biagioni

Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
a asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.


EL TIEMPO CIRCULAR - 2002
Por Juan José Hernández

La cabeza de Avellaneda degollado y su halo
de moscas pertinaces en una plaza provinciana.
El íntimo cuchillo en la garganta de Laprida:
cruento bautismo de su destino sudamericano.
Las huellas de las pezuñas del tirano
en el abanico rojo de Camila O'Gorman.
Las orejas en salmuera de un enemigo
enviadas por Urquiza de regalo a su hermano.
Las manos tronchadas de Ernesto Guevara
asesinado por la CIA y el ejército en Bolivia.
La momia itinerante de Evita capitana
con su rodete de oro, tan callando.
Las leyes de obediencia debida y punto final
en beneficio de los genocidas.
El jardín que le robaron a Anna Frank,
y el de flores obscenas de Alejandra Pizarnik en el Moyano.
La estrella de David y el triángulo rosa
pisoteados en Auschwitz.
Y también Mohamed Ibrahim, el niño palestino de cuatro años,
muerto en Sidón, tras el ataque de un comando israelí:
¿Todo ello habrá de repetirse
en la rueda del tiempo circular, inexorable?
Preferible el vacío, la compasiva nada.
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Reflexiones sobre poesía de una gran poeta

DESEO. Bellessi anhela encontrarse con el corazón del mundo entero. VENDAVALSUR.COM.AR
DESEO. Bellessi anhela encontrarse con el corazón del mundo entero. VENDAVALSUR.COM.AR | Ampliar
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ENSAYO
LA PEQUEÑA VOZ DEL MUNDO
DIANA BELLESSI
(Alfaguara - Buenos Aires)

En la amplia biblioteca de poesía argentina figuran quienes, además de escribirla, han opinado sobre ella, casos, por ejemplo, de Alberto Girri, Eduardo Azcuy y Edgar Bailey. Los dos primeros recorrieron aspectos esotéricos del género, apoyando sus puntos de vista en ideas de Gurdjieff y Ouspensky (sobre todo, cuando se refieren a niveles de conciencia y a la diferencia entre estar dormido y despierto), mientras que Bailey optó por analizar los mecanismos del proceso de creación.

Esta último vía es la más aproximada a la que también recorre Diana Bellessi en La pequeña voz del mundo, texto basado en notas que la poeta -uno de los nombres más destacados de la actual expresión lírica argentina- escribió a lo largo de doce años y en las que formula reflexiones referidas a su propia obra y a la de autores que considera muy representativos, formulando además su juicio sobre una persistente confrontación entre la certeza y la infructuosa búsqueda en que se empeña un poeta, como rasgo de sus esencialidades.

La obra está conformada por dos partes (o etapas, porque han sido enmarcadas cronológicamente). La primera, sin título, se extiende desde 1998 a 2003, y la segunda, desde 2004 a 2010, bajo la denominación de "En la intimidad del habla".
El comienzo es una sostenida exploración de ese singular hacer, la poieia de los griegos, en sus tres momentos de inexorable, ineludible presencia: la inspiración, la escritura y la lectura del poema por su primer evaluador, el poeta mismo, que experimentará "desasosiego o aquella gracia de la comprensión".

La pequeña voz
Tramo de significativo interés es la digresión sobre cuánto se lee poesía en estos tiempos, en los que la tecnología comunicacional ha impuesto, como un alarido global y altisonante, su masivo poder hipnótico. Pero Bellessi no duda en oponerle otro poder, significado en "el anhelo de encontrarse con el corazón del mundo entero", dice, actitud que "resguarda a la pequeña voz".

En su incursión por los pliegues más íntimos de la poesía, alternando una mirada objetiva con otra de índole más personal, sorprende no sólo por la solidez de sus conocimientos respecto de los componentes técnicos que perfilan el género, sino porque, en la segunda parte, aborda hechos sociales y políticos (la época de la dictadura militar o los sucesos ocurridos en Plaza de Mayo en diciembre de 2001). Parecen ajenos, pero Bellessi sabe, al igual que lo reflejó Pavese, que se insertan de algún modo en lo que aquél denominó "el oficio de poeta".
© LA GACETA
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¿Cómo leer un poema?

Un recorrido por lo intratable de la poesía.

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ENSAYO
LEER POESÍA
ALICIA GENOVESE
(Fondo de Cultura - Buenos Aires)

Hay tiempos en los que la felicidad es esquiva para con el lector. Aunque pasamos la mirada y los dedos ansiosos por los estantes no logramos dar con el libro indicado. Entonces aparece un libro como el de Alicia Genovese y nos ofrece alguna alegría, no tanto por las respuestas que elabora (cualquier lector de poesía sabe de antemano que la única tierra verdaderamente segura, si hablamos de poesía, es la incertidumbre), sino más bien por las preguntas que encamina.

Los nueve ensayos que reúne el volumen se agrupan en dos partes pero, de algún modo, son todos pedacitos de mapas que se superponen sobre el mapa original: ¿cómo leer un poema? La pregunta aparece insistentemente y resuena en el lector. "Fuera de la linealidad significativa, hay muchas maneras de mirar un poema". Intuimos que los ensayos persiguen algo que se escapa constantemente, pero los seguimos en su recorrido intentando ordenar el caos y mantener a raya lo escurridizo, lo efímero, lo conjetural de un arte como la poesía que, si bien está hecho de palabras, al mismo tiempo corrompe el lenguaje para amplificarlo.

Genovese nos propone un recorrido por lo intratable de la poesía; por su resistencia misteriosa ligada a la idea de lo "inactual" (que tiene que ver con las dificultades que la poesía le ofrece al lector como género pero también con su inexplicable capacidad de subsistir con buena salud aún en los tiempos posmodernos que corren); por diversos poetas y poéticas asociadas de un modo u otro a lo grave y a lo leve. Las voces de Amelia Biagioni, Susana Thénon, Juan L. Ortiz, Leónidas Laborghini, Hugo Padeletti, Osvaldo Bossi y Andi Nachon (entre otros) aparecen y desaparecen para sostener el discurso de Genovese.

Para quien las deseara hay también precisiones sobre el tono, el ritmo y la métrica pero quizás lo que más importe sean otras cosas. Aciertos como la imagen del "lector detenido" que como Hansel y Gretel va dejando pistas para encontrar el camino de regreso a casa. "El poema, en la economía verbal que le es propia, no ofrece a menudo más que unas escasas palabras, como un nudo contenido o una hebra ondulante que barre y atrae sentidos" nos advierte la autora luego de comprobar que la poesía rehúye todo intento de clasificación taxativa; y nos ofrece (una vez más) esa semisombra donde seguir leyendo.

© LA GACETA
http://www.lagaceta.com.ar/nota/481564/LA-GACETA-Literaria/Como-leer--poema.html



el dispensador dice: cuando el verbo fue pronunciado, ordenando el caos original, fue motor de muchas esencias, y de ellas (esencias) devinieron los "ángulos" que hacen a las perspectivas... más allá, cuando el verbo fue pronunciado, quiénes lo hicieron, se aseguraron que tuviera (verbo) la propiedad de sostenerse hacia y desde la eternidad, pudiendo recrearse una y otra vez sin solución de continuidad, asegurando la perdurabilidad del "orden" de las existencias y en ellas mismas... tanto es así, que ése mismo verbo, sirvió para "crear" a las entidades dándoles un rango de vida ilusorio, el que se conoce como vida pero que sólo se trata de un sueño revestido de cuerpos... y otro distinto, el de los espíritus donde el alma se reconoce a sí misma y permanece en eterna vigilia... sí, los tiempos respirables son sólo un sueño... mientras que el regreso al estado de alma, es una confluencia hacia el espíritu que concentra el don de las "gracias". El verbo ejecutó la concesión de la vida a los seres humanos, pero no sólo a ellos, sino a absolutamente todo lo que existe, existió y existirá, conservando el equilibrio de un sentido que excede el pensamiento humano, por ende su entendimiento y razón. Fue el verbo el que transplantó al ser humano a la Tierra... salvándolo de una segura extinción de los estados virtuales... y fue el mismo verbo el que lo destinó y condenó a limitarse al ámbito de la Tierra... un planeta hermoso en una dimensión donde aquello que parece ser, sencillamente no lo es... y aquello que nadie creería que puede ser, justamente eso sí es. Paradojas de las palabras y geometrías de los pensamientos... asumiendo que las palabras necesitas del aire para ser pronunciadas y desde luego, escuchadas... mientras que los pensamientos se sostienen a través de una conexión con el mundo de las ideas (aquel del que hacía referencia Platón) y con otro mundo, aquel donde vibran las almas y sus espíritus. Pero ello sucedió hace ya muchísimo tiempo... tanto que nadie recuerda que éste (tiempo) haya existido... y pasado tanto lapso sin evidencias, el ser humano, abundante de soberbias y vanidades, suele negarlo a efectos de justificar su existencia en un universo que le es esquivo, aún cuando parezca atraerlo. Si bien las sagradas escrituras recitan el momento "cero" de la creación, condición que nadie se atreve a negar (al menos no de este lado), las rutinas consumen las vidas sin que estas tengan conciencia alguna acerca de aquello que significa realmente "creación", ya no como palabra, sino como verbo. Aquel verbo, fue el que determinó que el ser humano debía tener la condición de tal no sólo a través de un cuerpo, sino de un cuerpo que pudiese contener un alma, y por ende ser ángulo de un espíritu... viviendo en dicho cuerpo, el hombre debía tener una capacidad de asombro (sorprenderse) para lo cual se lo dotó del sentimiento poético... de allí que si no tienes poesía... es como no tener alma. También se le concedió el sentido de la observación, muy distinto al de "ver" (que es algo distinto ya que se puede ver sin observar y viceversa) y éste (observación) se sumó a los ángulos de las perspectivas... ya que si realmente "sientes" lo que observas, el espíritu te conferirá de la pasión necesario para impregnar tus pensamientos de "activos creadores". Algo semejante a una poesía extrapolada a un más allá de la respiración, algo que hace que la idea se transforme en algo perdurable, y aún siendo efímero o finito, tenga entidad más allá de la vida del pensador... léase, la poesía tomó entidad junto con la vida del hombre... antes de elaborar la prosa, el hombre tuvo poesía para mirar una flor y apreciarla, para admirar el cielo y sentirse subyugado por las estrellas distantes o bien por el Sol y sus tiempos... antes de elaborar la prosa, el hombre tuvo poesía para definirse como ser humano, admirando lo sublime de la creación en sí misma, y el poder ser él mismo un partícipe de ella (creación)... así, la poesía le concedió al hombre la condición (humana) tanto como su calidad (humana). Si no sientes lo que presencias y no sientes lo que se te concede, simplemente dejas de tener entidad para transformarte en un mero "ente"... un autómata (como el de HUGO). Ello hace que puedas llegar a la conclusión, cierta, que la poesía es parte de la geometría del espacio impulsada e inducida por el verbo causal, el origen de todas las causas... ya que sin ella no hay mundo de las ideas (esferas), y sin éste (mundo de las ideas) no hay pensamientos en forma de esferas ya que estos serían algo semejante a cristales, pasibles de tremendas deformaciones. Es curioso ver cómo a medida que el hombre se fue distanciando de la creación como eje de su existencia, también lo fue haciendo de la poesía, tanto es así que al carecer de "poesía" las almas andan como tontas y los espíritus están vacíos, sin poder coordinar dos palabras en una simple oración, al tiempo que los cuerpos se limitan a amanecer, correr inútilmente tras una rutina, para luego recalar en una cama con o sin compañía, pero peor aún, despojado de cualquier sentimiento genuino. Digamos entonces que la poesía, como buena geometría del espacio, es en realidad un puente entre las "cosas" (todo lo que existe) y el hombre encarnado... ya que el alma tanto como el espíritu son parte del poema de la creación y por ello no pueden abstraerse del motor original que dio "espacio" a los existires. Sin poesía en el alma... no hay puentes vinculares, y el hombre cree que lo que está frente suyo es un genuino merecer... La carencia de poesía hace que el mundo humano esté "denso", dramáticamente denso, tanto que dicha densidad coloca al ser humano al borde de su extinción... ¿puede imaginarse un mundo sin mariposas?, ¿puede imaginarse un mundo sin aves del paraíso?... ¿puede imaginarse un mundo sin amaneceres y/o sin ocasos?, ¿puede imaginarse un mundo sin el dulce néctar de la miel de las abejas?, ¿puede imaginarse un mundo sin afectos?, ¿puede imaginarse un mundo sin esperanzas?, ¿puede imaginarse un mundo sin sueños?, ¿puede imaginarse un mundo sin un arco iris?, ¿puede imaginarse un cuerpo sin ilusiones?, ¿puede imaginarse una vida sin un mañana necesario e impulsor de otros mañanas?, ¿puede?... no, no puede... y justo allí se revela la angularidad de la poesía en el pensamiento humano... porque ella es la provee de ángulo a los sentidos y consecuentemente a los sentimientos. El hombre necesita de la poesía para sorprenderse de lo que lo rodea... sin dicha capacidad el hombre no es nada.

No te pierdas de aquel verso,
no dejes de lado su estrofa,
aquello que te viste no es la ropa,
es el espíritu que nutre a la hoja...

No te alejes del pensamiento poético,
ni te pierdas de su poesía,
los seres que no atienden su día,
terminan ahogando su vida...

No tomes distancia del sueño,
así como la visión es pensamiento,
el sueño es ángulo del sentimiento,
para lo cual se necesita aliento...

No dejes pasar la gracia,
no desprecies lo que te pasa,
si no siembras en la huerta de tu alma,
el espíritu que te mueve sucumbirá sin calma...

Finalmente eres huella y sombra,
si nada te conmueve,
si tampoco nada te asombra,
no podrás poner poesía debajo de la alfombra.
Marzo 21, 2012.-




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