lunes, 5 de marzo de 2012

PESCADORES || Francotiradoras | Cultura | elmundo.es

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Francotiradoras

Natalia Kovshova y María Polivanova.Natalia Kovshova y María Polivanova.
Un día más, Natalia ve marchar exhausta a sus alumnos. Un día más, ha tratado de enseñarles que el mundo es más ancho y profundo que lo que les muestran las pantallas de sus smartphones, sustituto natural de las videoconsolas portátiles que usaban hasta hace muy poco. Que la vida es algo más que el relato chusco y adelgazado que les llega rebotando como una bola de pinball por los pasadizos de las redes sociales.
Que hay más conversaciones a su alcance que las banalidades que se cruzan a través del whatsapp, con la misma inercia con que años atrás vigilaban las evoluciones de sus Pokémon.

Lo último que hace Natalia es culparlos, a sus alumnos, de la atareada y vana distracción que los absorbe. Sabe que no son ellos quienes la organizan, alimentan y abastecen. Son otras mentes más adultas (al menos a juzgar por el tiempo que llevan funcionando) las que programan, distribuyen y mantienen ese tráfico ingente de naderías en que se consumen las energías de tantos jóvenes y mayores, poniendo a su disposición herramientas cada vez más potentes e invasivas, y fatalmente seductoras por el reclamo de su falsa gratuidad. Porque aquello que uno no paga en euros, en este mundo, Natalia no desiste de hacérselo entender a sus chavales, lo paga en otra moneda, que a nada que uno se descuide son jirones de la propia alma.

Con todo, y aunque los sabe ingenuos y manipulables, Natalia siente la necesidad de inculcarles la noción de que uno es responsable de lo que le pasa, incluido lo que otros hacen con él. Cuando les dice esto, muchos la miran como si estuviera chiflada. Pero no todos. Si Natalia continúa en la lucha es porque con los años ha aprendido a distinguir, dentro del grupo, a aquellos que tienen dentro de sí la disposición a no dejarse llevar sin más por la corriente, a creer y soñar que otro mundo, más autónomo y propio, es posible. No son muchos, y a menudo lo tienen difícil, porque no gozan precisamente de la simpatía de los compañeros, mínimo es el aliento que reciben del sistema y aun han de esconder sus cualidades para no padecer la represión de quienes, menos dotados que ellos y conscientes en el fondo de su inferioridad, ejercen su despótico liderazgo sobre el grupo.

Para ellos, para los cuatro o cinco que tiene este año, pero también para sacudir a los otros, los que se regodean en su indiferencia absoluta hacia lo que les cuenta, Natalia ha rescatado hoy la historia de las francotiradoras rusas. Y se la ha contado en toda su crudeza. Natalia Kovshova y María Polivanova, se llamaban. Una disparaba y la otra corregía el tiro. Juntas acabaron con más de 300 soldados alemanes. 


Para su letal cometido eran mejores que los hombres, entre otras cosas porque respiraban mejor y al ser más pequeñas y ligeras podían esconderse en lugares casi inverosímiles. Las dos murieron en agosto de 1942, en Leningrado. Rodeadas por el enemigo, siguieron disparando y haciéndole bajas hasta que agotaron sus municiones. Cuando los alemanes fueron a apresarlas, se volaron en pedazos con granadas de mano, llevándose por delante a sus captores.


Tras contar el desenlace trágico de las dos francotiradoras, Natalia ha saboreado el silencio sepulcral que reinaba en el aula. Incluso los más obtusos estaban impresionados con la hazaña de aquellas mujeres, cuyas fotos miraban incrédulos. Parecían tan poquita cosa, y sin embargo... Eso ha querido transmitirles: no hay enemigo tan poderoso que no se le pueda plantar cara, y a quien no quepa, aún siendo más débil, hacerle daño.

También ella se siente una francotiradora. Sabe que la mayoría se le escaparán, que su enemigo es mucho más fuerte que ella. Como su tocaya, escoge sus blancos. Y como ella, inflexible, continuará disparando hasta que se le agote la munición.


el dispensador dice: el mundo de estas horas anda atribulado por la presencia de francotiradores adiestrados para despersonalizar la muerte inducida por conveniencias... a medida que las armas se fueron sofisticando, ellos (francotiradores) fueron tomando entidad. Claro está, el mundo se alimenta de los conflictos, esos mismos que nadie entiende a quién le sirven... después de la Segunda Guerra Mundial y sus atrocidades, los conflictos bélicos se hicieron costumbre, con la finalidad justificada de mantener ocupados a muchos potenciales desocupados, así como de "contribuir" al crecimiento de las corporaciones que fabrican artefactos para destruir al "otro", no importa quién, no importa cómo... cuando uno (cualquiera) gira la cabeza mirando el horizonte inalcanzable, queda claro que la humanidad toda se ha perdido la interpretación de los legados que forman parte de las escrituras, más sagradas, menos sagradas, no importa... aportan sentido a muchas cosas que no lo tienen a simple a vista... o bien aportan sentido a muchas esencias que el común de las gentes no suele encontrar, no por incapacidad, sino por el contrario, porque no se muestran a simple vista, siendo por ende complicadas para encontrar cuando uno está rodeado de apuros y otras emergencias, de esas que no se terminan nunca (la mayoría de ellas económicamente dependientes). Más que francotiradores, el mundo anda necesitado de "pescadores" de almas, de maestros, de guías espirituales y de los otros, los que educan a cambio de nada, o de muy poco, tan poco que se torna irrelevante. Los pescadores de almas son "personas" que se distinguen por su calidad de tales... le enseñan a otros a ser... le ayudan a esos mismos otros a entender... contribuyen a dar forma al tobogán del "comprender"... más tarde diseñan imágenes suficientes como para que los otros reflexionen sobre aquello que aunque parezca intrascendente, está lejos de serlo... no son ángeles... tampoco son consciencias... son hábiles detectores de los ojos del alma del prójimo. Desde luego, no todos los maestros, no todos los formadores, no todos los profesores, son pescadores de almas, ya que dicha categoría se concede únicamente a los "sensibles", elegidos para ser elegidos por los sentimientos del otro, desamparado o amparado... las carencias suelen abrir a los espíritus, aunque justo es reconocerlo, también pueden contribuir a su amurallamiento... y la vida ofrece ambas visiones... detectar, elegir, atraer, formar, liberar... Los pescadores de almas no son pocos, pero de todos ellos, no muchos llegan a ser apóstoles de sus propias circunstancias... sin embargo, muchos hacen honor al don que les fue concedido para transitar su gracia (vivir). Desde luego, los pescadores de almas son de alguna forma fracotiradores del Señor... "alguien" les toca el hombro, los llama, los convoca a extender su mano a terceros desconocidos, no necesariamente alumnos. Ese impulso garantiza la salvación de un anónimo, un espíritu que será nutrido en la extrañeza de la circunstancia, de la cual saldrá revitalizado (siempre que su voluntad rompa su inercia). Los pescadores de almas no usan municiones, tampoco anzuelos, sólo responden a signos y señales ancestrales que no están escritas en ninguna parte, o se tienen o no se tienen, no se compran, tampoco se venden, aquel que los utiliza para inducir a engaño, terminará dominado por sus mismas mentiras. Los pescadores de almas andan por todas partes... los hay blancos y negros, amarillos y pieles rojas... hablan en cualquier idioma, lengua madre o dialecto, no interesa ya que la amplitud de espíritu permite entender lo que no se expresa, alcanza con sentir la piel, o bien alcanza con mirar a los ojos. Lo demás es tarea de los "invisibles", ángeles o consciencias, que van arreando sus almas custodiadas y guiadas hacia esos faros denominados "pescadores".  Jesús los llamó apóstoles... pero ellos están en la Tierra desde que la creación fue dicha y se convirtió en verbo... pero ellos están en la Tierra desde que el verbo fue instrumento de la realidad que el hombre no reconoce. Hablar de algo no significa ni tampoco es sinónimo de comprensión, mucho menos de sintonía... de allí que muchos pueden pretenderse como pescadores... pero si el Señor no te elige... no serán más que pretendientes. Sí se ven muchos falsos profetas, esos mismos que venden ilusiones y roban esperanzas... y ellos sí actúan al modo de los francotiradores... matan con el engaño y la confusión de los débiles. Esos que se empecinan en hacer difíciles cosas que son eminentemente fáciles, simples, sencillas... Claro está, sobran francotiradores y escasean los pescadores de almas... y por algo será, ¿no es cierto?. Sin embargo, la humanidad está en la Tierra para hacer culto al ser humano y su "humanismo", y para ello es necesario cultivar la vida... a decir verdad, los francotiradores, de cualquier clase y factor, no aportan más que la frustración de los tiempos incumplidos. Marzo 05, 2012.-

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