viernes, 20 de enero de 2012

LOS ÁRBOLES DE LA VIRGEN || El extraño caso de las abejas desaparecidas · ELPAÍS.com

El extraño caso de las abejas desaparecidas

SERGIO C. FANJUL 19/01/2012
 
 
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) hecho público el año pasado, el fenómeno de la desaparición de abejas se observa sobre todo en los países industrializados del hemisferio norte: las colonias de estos insectos han disminuido un 30% en Estados Unidos y un 20% en algunos países europeos. El fenómeno, bautizado como Síndrome del Colapso de las Colmenas (CCD por sus siglas en inglés), alcanzó su auge en la década de los 2000, aunque "las primeras alarmas se encendieron en la década de 1980 con la llegada del ácaro Varroa a Europa", afirma Luis Pérez Ventosa, presidente de la Fundación Amigos de las Abejas.Éste parásito habitual en la abeja asiática (Apis cerana), no había tenido nunca contacto con las domésticas (Apis mellifera). "Como nuestra abeja no tiene estrategias defensivas contra dicho ácaro, en esa década y la siguiente desaparecieron todas las colmenas naturales de tronco, corcho, paja, mimbre y mixtas que había en España; la mayoría sin registrar. Algunos investigadores calculan pérdidas en torno al millón de colmenas", explica Pérez Ventosa.
      Las polinizadoras
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      Abejas en una colmena, en Centro de Experimentación Agraria ubicado dentro del Centro Agrario Provincial de Marchamalo, situado a 4 km de Guadalajara.- CLAUDIO ÁLVAREZ
      En el CCD (término que se acuñó a finales de 2006 después de un caso grave en EE UU) hay una reducción drástica y abrupta de la cantidad de abejas obreras en una colmena. Los múltiples factores que intervienen son sanitarios, como en el citado caso del ácaro Varroa, el parásito Nosema ceranae, u otras enfermedades de las abejas, y toxicológicos, como el uso de pesticidas. También se han considerado como causas el estrés de las abejas ante cambios de entorno, la utilización de transgénicos en la apicultura o la desnutrición. Incluso un estudio indio relacionó en problema con la radiación de los teléfonos móviles. Uno de los últimos sospechosos es la mosca Apocephalus borealis, que deposita sus huevos en el abdomen de las abejas, según ha publicado la revista Time recientemente, reseñando a su vez un estudio de la Universidad de San Francisco. Una vez son parasitadas las abejas comienzan a comportarse de manera extraña, dejando la colmena y volando erráticamente, como zombies.

      En cualquier caso, las consecuencias pueden ser graves: según el PNUMA, si no se toman las medidas necesarias la producción mundial de alimentos puede verse afectada. "El hecho es que, de las cien especies vegetales que proveen 90% del alimento del mundo, más de 70 son polinizadas por abejas", dijo Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA. Sin abejas no hay polinización, y sin polinización, no hay alimentos. Todo está conectado. Por no hablar de los percances económicos: los cultivos que dependen de la polinización en EE UU están valorados en 14.000 millones de dólares.

      "Su extinción resulta una hipótesis demasiado arriesgada y difícil de pronosticar", explica Pérez Ventosa. "Antes de que apareciera el hombre, las abejas habían poblado ya todo el planeta. Han resistido cambios climáticos y medioambientales extremos, si desaparecieran sería un desastre medioambiental de incalculables consecuencias. Posiblemente Albert Einstein no andaba equivocado cuando se le atribuye esta cita: 'Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedaríancuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres".

      ¿Qué hacer para remediarlo? "Carecemos de conocimientos básicos comparados con los que se tienen sobre las enfermedades de las vacas. Estamos empezando casi de cero en un tema que nunca antes se había tomado en serio", explica Peter Neumann, científico del Centro de Investigación Swiss Bee y uno de los autores del estudio del PNUMA. Por lo pronto, Pérez Ventosa y la Fundación Amigos de las Abejas abogan por la sensibilización ante este problema acuciante aunque ignorado, la investigación eficiente y el apoyo a los apicultores "comprando los productos que recolectan sus abejas para que de esta forma puedan seguir cuidando y manteniendo las colmenas". Pero si desaparecen los apicultores ¿quien las cuidará?
      El extraño caso de las abejas desaparecidas · ELPAÍS.com


      el dispensador dice: regresó, sí, regresó... el manto que la cubre me produce un estraño estado de éxtasis, me desprende, me eleva, me quita del tiempo, me llena de paz (más de la que suele envolverme por la conjunción de alma, conciencia y ángel). En los encuentros no hay altares ni falsas naves vacías de humildades e inocencias recurridas... en los encuentros no hay oportunismos de confesiones adecuadas a extrañas salvaciones de tiempos efímeros... en el cielo, ése que el hombre ha olvidado y omite intencionalmente, no hay espacio para los ocultamientos de las segundas intenciones, todo se sabe, todo se ve, todo se reconoce, todo se conoce, todo se observa... porque todo que implica algún atisbo de vida, deja estela grabada en la eternidad que marca el signo de los espíritus, y esencialmente marca el signo que imprime el propio Espíritu Santo, aquel que confiere las gracias de los destinos. El SOL ilumina el día del hombre, pero el hombre desconoce la ilusión que desciende de él... el apuro atropella su día, y la luz se escurre por entre las urgencias que envuelven a las almas que no logran hacer foco en los ángulos fundamentales de aquella gracia que les fue concedida para transitar eso que denominamos "tiempo"... "el hombre desconoce las esencias que lo rodean y son testigos de su vida" ... el SOL que ilumina sus días y habilita a que todo lo que existe lo haga, en verdad es una ilusión que el hombre no sabe distinguir. Está allí, tiene entidad, pero en verdad no existe de cara a la eternidad... justifica su presencia para sostener la gracia de los tiempos, sólo eso. El hombre se deslumbra para luego aburrirse y mirar hacia a otro lado, perderse en aquello que entiende como necesario para su vida, necesidades que apenas lo son para burlar el tiempo que le fue concedido... mira sí, pero no ve... oye sí, pero no atiende porque antes tampoco escucha. Está ciego y sordo de esencias, brindándole atención a los falsos profetas y sus falsas profecías, circunstancias que lo envuelven en la ensoñación de los "disimulos" que resguardan a los desprecios. Allí las palabras licúan sus sentidos, y todo aquello que se pronuncia no es lo que se dice sino que revela la carga de las segundas intenciones... pero como el hombre no ve lo que pronuncia, cree que las palabras se esfuman con el aire... sin embargo, todo, todo lo que se dice se graba en el libro de la vida estableciendo las divergencias entre la gracia concedida y la vida cursada... y esas líneas, pensadas como paralelas, desvelan lo que debió ser y no fue, porque no se quiso, no se pudo, se pretendió saltar y acomodar en la creencia de que el cielo es una utopía de escrituras obsequiadas desde y por el infinito. El hombre no comprende que todo lo que existe guarda un ángulo de los sentidos, y que cada uno de sus ángulos es testigo de las gracias, testigo para siempre y por siempre, convirtiéndose en una huella indeleble... se borra el peso de los seres vivientes tanto como se esfuman sus sombras, pero las confluencias necesarias entre sentidos y sentimientos, hechos y pensamientos, esos no se esfuman jamás... esas representan las verdaderas facturas que el ser humano deberá pagar cuando se le juzgue por su tiempo, y en dicho punto, su tránsito será tan inapelable como su intención y su palabra. La gracia concede la vida inscripta en un tiempo, al sólo efecto de sembrar lo que otros deberán recoger... lo que se debe sembrar es patrimonio de la gracia ante el libro de la vida... lo que los otros deben recoger son gracias que se representan en los brotes del árbol de la vida... ello es una obligación ante Dios, no un derecho del hombre por el simple hecho de vivir. La piedra, la roca y el cristal son testigos del paso del hombre, parecen no tener vida, pero sí la tienen y registran todo, absolutamente todo... el árbol y sus verdes, el árbol y sus amarillos, el árbol y sus rojos, el árbol y sus azules, es testigo del paso del hombre, une el aire con el suelo generando una simbiosis donde convergen los cielos y la tierra, lo que se ve y aquello que no hay ojo que lo detecte. Hay tanto árbol debajo del suelo como sobre él, entre el aire, y el agua se purifica en su esencia... de allí la necesidad de contener un hueco en su corteza y establecer un altar, pequeño, para revelar las gracias del manto, gracias que se han tornado urgentes por los atropellos del hombre. La gracia de la vida en la Tierra es uno de los ángulos del verbo. Es imprescindible recrear la gracia y su sentido original, porque ello es fuente. El hombre ha ido agotando una a una sus opciones y ahora enfrenta el quiebre de su tiempo, por ello enfrenta su extinción como cuerpo y su regreso al estado de espíritu... pero las almas demandan el sentido de los ciclos y sus espirales, por ende requieren de testigos que lo anteceden en el paso de la huella y su sombra, ellos son la piedra, la roca y el cristal, y también el árbol... no hablan pero están allí para captar todo lo que ocurre. Podría decirse que son los verdaderos ojos del Señor, como creador y formador, de su Hijo como palabra, del Espíritu Santo como dador de las gracias, y de mí misma como Madre Eterna de todo lo que existe desde el manto que me cubre hacia la eternidad indivisable, porque carece de horizontes. El hombre no comprende que la muerte de una abeja es el principio de la desaparición de su especie (la de la raza humana)... el hombre no admite que los equilibrios de la creación van mucho más allá de la razón de sus razones... el hombre no comprende que no es dueño (ni puede serlo) de nada, porque su alma sólo es tránsito de gracias. Cuando acepta su condición efímera, simplemente deja de ser cuerpo para regresar a su estado de alma... en el seno de la luz de Dios y su verbo. Sin dicho verbo pronunciado, el hombre no sería nada más que una ilusión de un pensamiento sin mente que lo capte... por ello la necesidad de ahuecar el árbol y colocarme como nexo de las gracias entre los cielos y la Tierra, una tierra que se está extinguiendo por los raros voluntarismos de un hombre atrapado por sus soberbias, soberbias que derivan en desprecios, desprecios que transforman las praderas en desiertos, desiertos que conducen a las almas al mismo infierno... hasta evaporarse definitivamente por haber contrariado el sentido esencial y angular del propio verbo. Pronto, has el hueco y coloca mi imagen como intérprete de la gracia y sus tiempos... el manto hará, por sola presencia, la conexión prudente y apropiada para que la continuidad renueve su signo y transforme la señal. No hay mañana necesario sin mí presencia, sencillamente así... no hay mañana sin madres, no hay luz sin baños de madres, no hay creación en la burla como tampoco en el robo, quien quita la vida del otro se quita a sí mismo y quien se quita a sí mismo, se quita del libro de la vida, se seca en el árbol de la vida, desaparece de los sentidos del verbo. Volveré... sí Madre, regresa cuando deba ser. Te estaré esperando en mi espíritu y los de mis testigos. Amén. Enero 20, 2012.-

      No habrá hombre sin abejas...
      y ello es sentencia del verbo.
      El eje de la cuestión no reside en el valor intrínseco traducido a pesos, tampoco a números dentro de estadísticas, no importa qué se gasta, no importa la ecuación ni tampoco su fórmula... lo único que importa es la incidencia de las existencias en el concierto del verbo, sólo eso. Y eso, no tiene precio... porque la vida es gracia.

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