domingo, 1 de enero de 2012

DIARIO DE ALPARGATAS || Verdún, Viena, Praga | Cultura | elmundo.es

LITERATURA | Viaje

Verdún, Viena, Praga

La Plaza del Ayuntamiento de Praga. | EDP La Plaza del Ayuntamiento de Praga. | EDP
  • La autora de 'El sonámbulo de Verdún' recuerda su viaje por los escenarios de la I Guerra Mundial y de su novela.
Las trincheras del Verdún de la Gran Guerra, los cafés de la Viena 'fin de siècle', la Praga de autómatas y leyendas rabínicas, el mundo antes del atentado de Sarajevo, el silencio blanco de un manicomio, los sueños clausurados en la memoria de los viejos museos, los paisajes de los imperios perdidos. 'El sonámbulo de Verdún' (Destino) es una novela de ciudades y lugares, una indagación en el secreto arte de la topoliteratura, pero, además es una novela profundamente europea. Un libro que llega justo cuando Europa parece vagar sonámbula, sin rumbo, perdida por un futuro sin certezas y que también representa un paseo por escenarios que retratan la historia del siglo XX a partir de un momento fundacional de nuestra modernidad: la Primera Guerra Mundial, el conflicto que acabó con el amable mundo de ayer, que nutrió de pesadillas el arte de entreguerras y que fue el prólogo de la Segunda Guerra Mundial.

Ésta es una novela narrada entre el escepticismo y la ironía, que pasea por estancias que ya no existen, analiza los mecanismos del pasado y cuestiona la forma en que se cuentan las viejas historias. Este ayer por el que deambulamos, y en el que a veces hace frío y nos cae la ceniza de escenas desaparecidas, sorprende con personajes manipulados por el azar y la literatura. Son marionetas guiadas por el capricho del presente desde el que leemos este cuento con un fondo de batallas antiguas. Es también una propuesta para viajar por la identidad europa, por una Europa que no debería olvidar su pasado.

Verdún; el símbolo

Verdún, tras la guerra. Verdún, tras la guerra.

'El sonámbulo de Verdún' se adentra en la pesadilla de la Primera Guerra Mundial llevando al lector por varios escenarios bélicos: la campaña de Serbia, el frente de los Alpes italianos y Verdún, un lugar que por sí mismo simboliza el recuerdo más terrible de aquel conflicto, la escenificación de la carnicería en la que se trituró a toda una generación europea.

Verdún es recorrido en el pasado y en el presente. Durante la guerra, asistimos a la descripción de una batalla que se inició el 21 de febrero de 1916 y que en realidad no se resolvió, ya que representó la llamada guerra de trincheras donde ambos bandos conquistaban y perdían apenas unos metros de tierra atascados en un campo de batalla sin que nadie ganara, pero en el que en cada jornada morían miles de soldados.
La escena clave de la novela se desarrolla el 12 de junio de 1916 cuando una bala sale de una trinchera alemana en el frente de Verdún y llega (o no) a la frente de un soldado en el bando francés. Esa escena queda congelada en el tiempo, la acción va hacia delante y hacia atrás desvelando lo que les sucederá a los personajes implicados en la historia, anunciando lo que podría ocurrirles si el proyectil llega a su destino.

"Esta bala cruel, que vaga solitaria entre el humo, los gritos y las bombas es una bala disparada hace mucho
tiempo. Concretamente, el 12 de junio de 1916. Estamos en Verdún. Y el paisaje es una dantesca acuarela de babas negras de trinchera. Pero burlémonos de la velocidad de esa bala. Paremos este momento y vayamos atrás en el tiempo, quizás hasta el recuerdo de la infancia del soldado que está a punto de morir. O más lejos aún".

La novela también se adentra en el Verdún actual a través de la historia de un artista, Fritz Wolf, que intenta crear una instalación memorial para reflexionar sobre aquella guerra y sobre el horror convertido en espectáculo. Aparece el museo de Verdún y lugares que fueron un paisaje de batalla donde se reconocen aún las redes de trinchera y los agujeros de los obuses que modifican artificialmente el paisaje actual. Se pasea por el bosque de los Cuervos, la Torre de los Muertos en Douaumont, el Fuerte de Vaux y los diversos museos de guerra con cañones inquietantemente dormidos y pistolas silenciosas tras las vitrinas, un mundo que atrae a miles de turistas de guerra todos los años.

'El sonámbulo de Verdún' cuenta el mundo antes de Sarajevo y también el que llegó después. Además de recrear al detalle (a través de la curiosa historia de una bala, la bala primigenia, la madre de todas las balas) el asesinato del archiduque Francisco Fernando que dio lugar al conflicto, se visitan los lugares donde reposa la memoria del atentado. Por ejemplo, el castillo de Velké en la frontera checomorava donde se guarda el pañuelo blanco de batista con las gotas de sangre del archiduque; el coche, el arma y el uniforme en el Museo de Historia Militar de Viena, y la famosa y novelada bala en el castillo de Konopiste en la ciudad checa de Benesov. "Esta bala número 1 aún no sabe su destino. Es 28 de junio de 1914 y en este instante aguarda su momento en el cargador del arma de un joven terrorista nacionalista, Gavrilo Princip, que gracias a un error del conductor Leopold Loyka –que maneja el automóvil oficial– se topará con el coche del despreciable cazador de corzos y su esposa, la poco querida archiduquesa Sofía Chotek. Los azares se encadenan para que Princip apriete el gatillo y salga a escena esta insignificante, minúscula y anónima bala que cambiará el mundo. La bala se adentra en la piel y destroza el estómago en el que aún quedan restos del suculento desayuno no del todo digerido por el archiduque Francisco Fernando. Ha comenzado la cuenta atrás de la guerra. Con la bala número 1, también llamada bala de Sarajevo, cae la primera ficha del dominó macabro".

 

Viena, laboratorio para la destrucción

Los Capuchinos de Viena. Los Capuchinos de Viena.

'El sonámbulo de Verdún' recrea la Viena anterior a la Gran Guerra, los últimos días del imperio austrohúngaro pasando por otros decisivos momentos históricos a lo largo del siglo XX a través de un personaje, Klaus Werger, un periodista que trabaja en el Archivo de Guerra de Viena. La novela se detiene en lugares claves, simbólicos e históricos de la ciudad. De hecho, se podría plantear una especie de guía de viaje a partir del libro. Éstos sus algunos de los lugares que sirven como fondo escenográfico para la novela.

El Hofburg, la residencia real de aquella dinastía idealizada y edulcorada por la leyenda, la del emperador Francisco José y de Elizabeth, la impostada Sissi del cine. Un mundo que es narrado a través de una deconstrucción paródica, de forma que el tocador de Sissi, el Grosser Salon donde desayunaban, el Kleiner Salon se describen de forma irónica, interpelando al lector y cuestionando la forma en la que se cuentan los amables cuentos del ayer. La máquina burocrática del imperio, el relato del inmenso mecanismo y complejo habsbúrgico recuerda aquella metáfora de Robert Musil en 'El hombre sin atributos' cuando se refería a Kakania, k.u.k ('kaiserlich und königliche' o imperial y real) como reflejo del imperio austrohúngaro: "Un espacio con un centro vacío".

La Unesco ha declarado recientemente los cafés de Viena patrimonio de la humanidad confirmando una realidad histórica: son una institución clave de la cultura europea. El Café Griendsteidl, donde Karl Kraus escribió La literatura demolida y Stefan Zweig el relato Mendel, el de los libros, representan el espíritu vienés, el lugar de encuentro, de debate, de intercambio. El sonámbulo de Verdún recrea el ambiente de los cafés históricos. la "luz catedralicia" del Café Central, como escribió Franz Werfel, mientras Troski sigue jugando al ajedrez; el tiempo detenido en el Café Landtmann; la amigable charla mientras el tiempo se derrumba en el Café Eiles aún con las acuarelas de Hermann Bahr y de Peter Altenberg, el escritor que vivía en el café y que escribió las más hermosas postales vienesas.

Varios lugares macabros son visitados por los protagonistas de la novela. Uno de ellos parece surgido de las novelas de Joseph Roth, el gran escritor austriaco que narró como nadie la nostalgia por el perdido imperio austrohúngaro. En 'El sonámbulo de Verdún' se citan los lugares adonde iban a parar los restos de los miembros de la familia real y que hoy puede visitar todo turista que tenga gusto por lo necrohistoria: la Cripta de la Catedral de San Esteban, donde reposan las vísceras; la Cripta de los Agustinos en el Hofburg que guarda los corazones y la Cripta de los Capuchinos adonde iba a parar el resto de aquellos ilustres cadáveres que se pudrían con elegante lentitud.

La Narrenturn, la vieja Torre de los Locos que había construido el emperador José II a finales del siglo XVIII, era el viejo manicomio convertido en residencia médica y museo anatómico que uno de los personajes de la novela visita en un ambiente de pesadilla. Es un tétrico edificio circular. Otro lugar de locos presente en la novela será el Hospital de Steinhof, joya arquitectónica de Otto Wagner construida en 1907. Klaus Werger, personaje de la novela, será uno de los pacientes ingresado por neurosis de guerra, un shock traumático que afectó a muchos soldados de la Gran Guerra, incapaces de soportar el horror de las trincheras. En Steinhof, ya en la Segunda Guerra Mundial, se practicaron las leyes eugenésicas del III Reich alemán llevando a los pacientes al Castillo de Hartheim para ser exterminados. Un pasaje también recreado en la novela. "Klaus Werger pasea su locura por los pasillos de Steinhof. Casi todos se han acostumbrado a su silencio. Es una sombra sigilosa, una niebla que recorre el manicomio de los hombres de la guerra. Se podría decir que es un personaje abstracto, un ser quintaesenciado. Casi no tiene sombra o, al menos, su sombra debe de ser intensamente blanca".

La famosa y monumental Plaza de los Héroes es otro de los lugares que aparecen en la novela. Una de ellas responde a una fotografía histórica: cuando los vieneses aplauden a Hitler tras proclamar la anexión. "Una mañana de 1938 sucedió algo extraño en aquella plaza de los Héroes en la que Klaus Werger solía imaginar juegos de funambulismo entre las miradas de las estatuas ecuestres de Eugenio de Saboya y del archiduque Carlos. Un tipo siniestro, bajito y furioso que pretendía conquistar el mundo proclamó la anexión de Austria –el Anschluss– a su imperio. La siempre admirada eficacia prusiana terminó de seducir a la capital del autoengaño, harta de que la Historia hubiera abandonado sus aposentos. Y Austria se unió al Tercer Reich. Los caballos del archiduque y de Eugenio de Saboya no dejaron de relinchar en toda la noche".

La Viena recorrida en la novela revela una buscada tensión entre modernidad y pasado, se describe la ciudad como una capital de la simulación en sus últimos días de gloria, la ciudad feliz e indolente que caminaba hacia el 'finis Austriae' que se recrea a través de las atmósferas. La novela pasea por otros lugares de la gran Viena, deteniéndose en el significado simbólico de los edificios estitizantes de la Ringstrasse, la alegría despreocupada del Prater con su noria donde durante la Gran Guerra se celebraban naumaquias que reproducían los combates navales para distraer al público o el ambiente letal y sugestivo del Zentralfriedhof, el cementerio que acoge los cadáveres ilustres de Brahms, Beethoven, Mozart o Schubert, porque como dijo el músico Georg Kreiser la muerte tenía que ser vienesa.

 

Praga, el vivero

Ayuntamiento de Praga. Ayuntamiento de Praga.

El tercer vértice del triángulo novelesco es Praga, "la ciudad mágica de Europa", como dijo André Bretón, o el lugar donde "se cruzan los antiguos ejes del mundo", según Robert Musil. Jaroslav Smoljak, el artesano marionetista y soldado desertor del imperio austrohúngaro que protagoniza la novela, describe Praga como un inmenso tablero de juego cuyo paisaje guarda a resguardo en su memoria mientras aguarda la muerte en una trinchera en Verdún.

'El sonámbulo de Verdún' invita al lector a pasear por la calle Nerudova, donde vive el protagonista (Casa del Gato, Ancha del Oro, de los Tres Violones), la célebre calle Karlova, el Puente Carlos con sus estatuas de piedra o la calle de Parízská, adornada con hermosas mujeres en piedra como tantas otras que contemplan al paseante desde las fachadas de Praga en coros de estípites, cariátides, alegorías de cornisa o rostros en guirnaldas. "Entremos con cuidado y sigilo dentro de este sueño número 138, porque es el sueño de un muerto y no conviene alterar nada de su interior. Es un sueño azul donde no hay olor. Se adivinan figuras. Ahí están las hermosas señoras decapitadas. Y también los atlantes del portal de Clam-Callas y los moros del palacio de los Morzon en Malà Strana. Aquellos forzudos de piedra se pierden en este sueño azul y sin olor con las cariátides, estípites y cabezas de mármol de las fachadas de Praga. Jaroslav ve –y nosotros con él– la danza de los atlantes con la queridísima dama de la calle Parízská número 14. También asistimos a la sorprendente escena de las estatuas de Praga hablando cordialmente en un paseo por el puente de Carlos, nadando en las turbias aguas del Moldava y hasta disimulando las posturas del amor en las figuras de las fachadas esgrafiadas. Se incorporan al sueño las estatuas del triforio de San Vito y los gigantes de piedra del Castillo y los santos, apóstoles y padres de la Iglesia en barroco mármol blanco que hacen el amor con damas sin cuerpo. No hay duda de que, al despertar, a Jaroslav le costará olvidar a su dama de Parízská fornicando con un forzudo atlante del Palacio Clam-Callas".

'El sonámbulo de Verdún' confirma que la pragueidad es un género literario protagonizado por el vivero de fantasmas que relató Ripellino en su ensayo Praga mágica lleno de alquimistas, rabinos, poetas, ángeles y santos barrocos o fantoches archimboldescos. Una ciudad llena de insomnios y espejismos, de bebedores de niebla y de fachadas fumosas por la lluvia sucia de los siglos. La novela, que se convierte en un artefacto narrativo que va hacia delante y hacia detrás en el tiempo, jugando con la analepsis, evoca el famoso reloj del antiguo barrio judío, cuyas manecillas iban hacia atrás.

Esta posibilidad narrativa también permite contemplar Praga en distintos tiempos. Uno de ellos es el de la ciudad doliente de la Segunda Guerra Mundial, ocupada por los nazis, con recorridos por Terezin, el campo de concentración a unos kilómetros de Praga, o la Iglesia de San Cirilo y San Metodio, el último escondite de los resistentes checos que abatieron al Reichprotecktor, Reinhard Heydrich, el delfín y mano derecha de Hitler, el 27 de mayo de 1942.

La acción narrativa también deambula por la Praga gris del periodo comunista con los suicidios del Puente de Nusla o la Plaza de Wenceslao durante la Primavera de Praga. Éste es un ejemplo: "Su nieto Petr participa en las manifestaciones. En enero de 1969 será uno de los estudiantes que echará a suertes su destino (tirar los dados, mover la ficha, avanzar dos casillas): inmolarse en la plaza de San Wenceslao como protesta por la invasión de los tanques soviéticos. Será su compañero Jan Palach quien finalmente arda ante el estupor del mundo. Recortes de periódicos sobre el suicidio en el álbum que permanecerá escondido en un hueco tras la pared, a salvo de posibles registros".

No faltarán los famosos pruchody, esos pasajes tan característicos de Praga que permiten cruzar por calles escondidas en el interior de los edificios. "Estas casas praguenses son laberintos impredecibles, tan altas, estrechas y profundas. Están llenas de desvanes, cuartuchos, sótanos, galerías, pasillos. Los mapas de Praga esconden pasajes que recorren el interior de las casas y dan a calles imprevistas, a traspatios o a jardines olvidados hace mucho tiempo. Hay que tener presente esto si alguien no quiere perderse mientras se juega en el gran tablero de Praga".

Eva Díaz Pérez es escritora y perdiosta del diario EL MUNDO. 'El sonámbulo de Verdún' (Seix Barral) es su última novela.
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el dispensador dice: aunque ustedes no lo crean, así como hubo un diario de motocicleta que contuvo las ideas y los ideales de un hombre del calibre del Che Guevara... en mi modestia intelectual y de vida, tengo algo que se parece a un "diario de alpargata"... dado que hay distintas interpretaciones de dicha palabra "alpargata", veamos cuáles son éstas:
Definición 1 de la Wiki: La alpargata o esparteña es un tipo de calzado de hilado de fibras naturales como pelo, algodon, pieles de animal o lona con suela de esparto, fique o cáñamo, que se asegura por simple ajuste o con cintas. Se utiliza principalmente en España, Francia y varias zonas de Hispanoamérica.[1]
Definición 2 de la Wiki (versión argentina): Las alpargatas se fabrican empleando una lona fuerte, con suela de cuerda de yute o cáñamo. Las alpargatas son muy livianas, con buen agarre al suelo y muy delgadas. Actualmente se ha industrializado su tejido y se utilizan hilos de nylon y suela de caucho, así como también con cubierta de lona y base de cocuiza u otra fibra vegetal.
Bien, la mía (mi versión) se acerca a la segunda definición... calzado que amo por lo cómodo, donde los dedos de los pies pueden moverse con soltura, estando frescos y liberados de los pesos propios de los sintetismos que constriñen... además, como las alpargatas son sinónimo de pobreza, me vienen justo a la personalidad, pobre por excelencia (no miserable que es otra cosa)... pobre de bienes, no así de alma, mucho menos de espíritu, ni qué hablar de las convicciones. Usualmente se las compro a Dantur de la calle Urquiza, aquí en Salta... y si bien ya no son tan accesibles como solían serlo, se ajustan a la mochila de mis ideas. El diario de alpargatas (son 2) acumula sensaciones, recuerdos, visiones, sueños, iniciativas elevadas y algunas frustradas... por lo tanto conllevan también muchas frustraciones obsequiadas por mezquindades de los otros, otros tantos empujones de terceros soberbios, algunas burlas comunes a los desprecios de aquellos que dicen una cosa pero hacen otra, los eternos reclamantes de herencias y etcéteras, tantos que ya no hay espacio para apilarlos. Así como los egipcios/nubios solían decir que el secreto de los destinos "está en tus pies", he ido descubriendo que la huella hace al camino tanto como éste al destino... trilogía que se une a través de la sombra, así como del color del aura... por lo tanto, la alpargata se nutre (y se desgasta) del suelo que pisa, del sentimiento que se contiene, y esencialmente lo hace de todo aquello que no se ve, lo que mora en el alma. El diario de alpargatas es un diario de vida, anónima, desconocida, un diario que seguramente no será leído por nadie, y que se consumirá entre las humedades y las sequedades de los tiempos, esos que van carcomiendo las páginas del ideario hasta hacerlas espuma... la experiencia de vida [igual al dolor] sólo es funcional a quién la padece, los demás son espectadores que buscan las propias y aún cuando sean testigos directos o indirectos, no sienten (no pueden hacerlo) cuándo las alpargatas se llenan de pedregullo y los pies duelen hasta el cacumen, tampoco cuando las alpargatas se mojan y se tornan cartón de lija en las plantas, sensaciones íntimas que me impulsan a andar descalzo. En el diario no he logrado escribir nada, antes bien le he impreso lo que he pensado, justo en el momento de hacerlo, nunca antes, nunca después, en la seguridad que todo aquello que pensamos se registra en los cielos, en el libro de los destinos, así como todo aquello que hacemos, que forma parte de nuestras decisiones de vida, se inscribe en el árbol de la vida, cuya savia es mucho más compleja que la imaginación de hombre alguno... Sin embargo, en dicho diario (el de las alpargatas) he ido coleccionando mis singulares visiones sobre las intenciones de los otros, las menos... esto es las genuinas, aquellas que afloran en el primer sentimiento... y las muchas, demasiadas... esto es las segundas intenciones, esas que atropellan al espíritu del otro, denigrándolo, desmereciéndolo, sin asumir que la segunda intención que golpea al prójimo, también arrasa a la propia fuente, más tarde, más temprano, da igual. No se puede hablar de afectos cuando estos forman parte de la "mentira"... tanto como no se puede atropellar a la amistad haciendo culto a los abusos, a los raros usos, a las ventajeadas que habilitan a unos a desacomodar a los otros. En este diario de alpargatas he descrito mis visiones sobre el mundo de los espíritus, los que moran en las iglesias donde no está Dios, tampoco sus ángeles, mucho menos la Virgen Madre eterna y ni qué hablar del Espíritu Santo, templos donde desbordan riquezas construídas sobre el hambre de los otros, curiosas expresiones de los desprecios que arrasado culturas por milenios de fundamentalismos mal llevados y peor orquestados... a pesar de ello, y dado que en mi alma abundan las paradojas, algo me atrae de algunas iglesias y debo confesar que así como he quedado atrapado por los muros de la Catedral de Köln en Alemania, en los de Trier en el mismo país, también me ha sucedido lo mismo con otros santuarios distantes, por ejemplo la Iglesia de la Virgen del Rosario de Cafayate (no la única, por cierto)... que, qué me atrae?... no sé, sensaciones, y siempre me he dejado llevar por ellas (para bien o para mal)... y cuando me he opuesto a las indicaciones de mi consciencia, juro que me ha ido mal, muy mal, y las batallas perdidas que acumulo en mi haber (muchas más que los escasos triunfos) tienen que ver (se relacionan) con aquellas desatenciones a mi consciencia. Claro está, dado que soy un profundo "atendedor" de los decires de mi consciencia, no he andado por la vida burlando a mi ángel de la guarda, y éste ha tenido a bien de interponer su mano ante el destino, una y otra vez, siempre concediéndome la gracia de la continuidad y la oportunidad. Creo no haberlo defraudado, aún cuando he tenido que pagar algunos altos precios por las segundas intenciones de los "otros"... cosa que no fue suficiente para detenerme. En dicho diario he dejado establecido que los conflictos del siglo XX no han servido a la humanidad, ya que así como la humanidad no ha aprendido de sus lecciones, los estados lo han hecho mucho menos, reiterando errores que han perjudicado a los muchos... a veces en nombre de Dios, pero usualmente en nombre de hombres apenas vacíos de contenidos y carentes de valores. Europa contiene ángulos, piedras fundamentales, que suman... pero que están tan enterradas que ya nadie recuerda para qué fueron cimentadas en sus ejes... nada distinto a la América pre-hispánica, la anterior a los genocidios de las conveniencias medievales de reinos quebrados y reyes oportunistas, atrapadores de escudos ajenos, asaltantes de blasones de otros... nada distinto a la amada África esclavizada hasta el hartazgo de las miserias humanas incontenibles... nada distinto... bue pueden imaginar qué sigue en la reflexión. En dicho diario de alpargatas he dejado establecido que me duele el sufrimiento ajeno, que no puedo superarlo y que la "ayuda", cualquiera sea, es escasa cuando el concierto es contrario a ella como ángulo, eje, sustento social... La inequidad supera largamente a la equidad y hace de la Tierra humana un verdadero infierno de intereses y conveniencias... si bien la Tierra es para todos, según las sagradas escrituras, he descubierto que esa misma Tierra es más para unos pocos que para los otros muchos, y que las sagradas escrituras no son más que eso, letra muerta de algún profeta del desuso, cuya revelación ya no es trascendente porque el hombre se ha vuelto en contra de su Dios, por ende de sí mismo, y como consecuencia de ello, también de los "otros", cualquiera sean. Misericordia, solidaridad, compasión, comprensión, son sólo palabras de una Babel que tiene todo confundido, esencialmente el entendimiento, no sólo las lenguas... las lenguas son necesarias cuando se quiebran las almas... pero más allá, cuando los espíritus se vacían, no hay altar que alcance para sostener la acumulación de los dolores... por ende (otra vez), cuando no hay FE genuina, la oración se torna una utopía que no conduce a ninguna parte. Se recita... pero está vacía de escala, de pentragramas, y de ecuaciones que conduzcan al Señor de los cielos... tanto es así, que a veces el diario de alpargatas se cierra solo, para protegerse de lo que observa, de lo que percibe, de lo que detecta, de aquello que sorprende al otro en el cultivo de la ausencia, en el desprecio de una soberbia que hace más daño que robar la inocencia del otro. Mi diario de alpargatas es algo así como una sinfonía inconclusa, una sinfonía sin notas y sin pentagramas... una obra que terminé justo cuando la comenzaba a entender, algo que me condujo hacia un final inesperado, ése mismo que me había sido revelado en sueños y que no quería aceptar porque me dolía lo que había visto... pero las sagradas escrituras son tales más allá de los hombres y sus deseos, y no soy la excepción de dicha regla, antes bien, soy su fibra... y así como nadie puede huir de su propio destino, tampoco lo he podido hacer del propio. Eso es bueno, porque de ese modo se justifica la fibra de la alpargata... "lleva tu paz a lo ajeno, y si lo ajeno no está a la altura de tu paz, vete y sacúdete el polvo de las segundas intenciones en el primer túmulo que se te cruce"... y así he hecho, de allí que el diario de alpargatas no pueda ser borrado por artilugio ni por magia alguna... ya es... está escrito... está impreso en la historia de mi ruta, en alguna parte de las sendas del Señor... ellas son mi testimonio, y como todo testimonio universal, lo escrito ya no me pertenece, está más allá de mi mismo, de mi destino y de mi persona... rara visión de la propiedad intelectual de un hombre al que le han robado mucho más que las ilusiones, y aún así se sostiene en la voluntad de ser un "sí mismo", de continuar hacia el "mañana necesario", ése que no pertenece a nadie, pero sí pertenece a todos por igual, sin distinción de colores ni razas, sin distinción de ideas ni tampoco de ideologías... Podría decir que mi alma vaga por el Cuzco... no sería suficiente. Podría decir que mi alma mora en el Copán, pero tampoco sería justo. Podría decir que camino junto a los creadores y a los formadores del Teotihuacán, no sería apropiado... apenas si puedo ser parte de los paisajes de San Luis en Cafayate, en la quebrada de las flechas del lado de la arrasada, olvidada y luego negada Angastaco... ello se debe a que ser anónimo, desconocido, humilde de alma, tienen un alto precio para una sociedad cuya única misión en la vida es consumir, justamente eso, la vida de los otros... una consigna que no admito, que no acepto, que no soporto, una consigna que atropella a los designios de Dios para acomodarlos a un paisaje de falsas competencias, un paisaje que justifica el anti-valor para luego comprar la dignidad del espíritu hasta consumirla. En el diario de alpargatas me he dicho a mí mismo (no se lo cuenten a los otros) que el infierno anda suelto por la tierra humana, haciendo y justificando fechorías inadmisibles, insoportables... las almas se engañan fácilmente mediante promesas que jamás se cumplirán, pero que harán del alma una purga permanente, una purga que no produce heces sino añicos de cada alma, y a pesar de ello, el lado oscuro no logra imperar, no logra triunfar, tampoco sostenerse, lo cual revela que la tiniebla es pobre en esencia, que las tinieblas son pobres en esencia, que los singulares y sus plurales no son suficientes para modificar el sentido de las esencias, que siguen siendo tales más allá de las oraciones y sus altares. Llegado este punto, atendiendo que estamos apenas en los albores del año 2012, el año del 4-ESPÍRITU de los MAYAS y sus quichés, deseo dejarte esta frase bíblica latiendo en el alma:
...después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, a uno y otro lados del río, estaba del árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estarán en ella, y sus siervos servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz de sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos...
para que la pienses, hoy, ya que mañana puede no tener sentido, puede no tener espacio, puede ser tarde, y en mí deseo, deseo que seas elegido hoy, porque el mañana necesario guarda otras lecciones, para las que ya no hay tiempo. Antes de mi irme, no quiero omitir decirte que mi diario de alpargatas, es un diario de un pobre de bienes, pero de un rico de alma. Si sabes discernir la diferencia, habrás hallado tu espacio en el cielo y sus legados. Enero 01, 2012.- 

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