viernes, 25 de noviembre de 2011

SI TE DETIENES POR UN INSTANTE || El sonido de la naturaleza | elmundo.es

COMO ALFILERAZOS EN LA BRUMA

Carlos de Hita


Y tras las lluvias llegaron las nieblas. No los pesados bancos de niebla que amortajan durante días las llanuras, sino las brumas ligeras, los jirones de vapor que emergen de los bosques, de las vaguadas y los riscos en las laderas.

Vistos en la distancia, parece que los bosques de montaña están puestos a secar. Desde dentro la  sensación es otra. La niebla parece inmóvil y comunica ese aire de inmovilidad, de quietud, al paisaje que envuelve. La visibilidad se cierra a unos pocos metros; las formas se desdibujan; el bosque más simple se convierte en una intrincada selva. En cuanto al fondo, el bosque suena a poca cosa, si es que suena a algo más allá de los murmullos típicos de los valles.

A mediados de noviembre los pájaros forestales están en plena invernada, es decir, en silencio. Lo más que se atreven a emitir son unos sutiles reclamos, casi siempre sílabas aisladas agudas y penetrantes, mensajes de aviso, cargados de tensión.

Un zorzal común está alerta. La llamada, aguda y rápida, sirve para avisar a toda la comunidad entre la niebla de la presencia de un intruso. Las señales breves y de alta frecuencia son muy difíciles de localizar, y esta es una peculiaridad de la que se sirven los zorzales para avisar de un peligro sin delatarse inmediatamente.

Al tiempo, un par de mirlos parlotean y uno se aleja con estrépito. Sisea un zorzal alirrojo. Aunque cueste creerlo, zorzales y mirlos pasan por ser las aves mejor dotadas para el canto... el resto del año.

Foto
Un bosque de coníferas bajo la niebla. | Carlos de Hita.

Hay que tener un oído muy fino para identificar a las diferentes especies en este catálogo de alfilerazos agudos. Agateadores comunes, carboneros garrapinos y los rechonchos picogordos emiten sus sutilezas junto a los escribanos montesinos. A veces más que sutilezas los pájaros forestales plantean acertijos: cuesta percibir la diferencia entre los reclamos de un pinzón vulgar y los de un mosquitero común.

Dos especies introducen un poco de animación al paisaje de niebla. Un chochín crepita. Y un zorzal charlo charlea.

Pero la quietud vuelve enseguida a los bosques inmovilizados por la niebla.
El sonido de la naturaleza elmundo.es


el dispensador dice:
si te detienes por un instante...
si de tus apuros te alejas...
si de tus dramas no te quejas...
si en tus silencios te recoges...
si en tí mismo te encuentras...
podrás descubrir ciertas esencias,
que nutren la vida de las conciencias...

si te detienes por un instante,
podrás descubrir la bruma que llega,
entender la lluvia que arrecia,
apreciar que las nieves no son necias,
cuando enfrían los aires que se piensan...

si te detienes por un instante,
quizás encuentres hojas caídas,
tal vez otras reverdecidas,
aprecies brotes en ramas quebradas,
encuentres en la vida,
el sentido novelesco de las tramas...

si te detienes por un instante,
podrás encontrar la alambrada,
que separa la propiedad vislumbrada,
de la naturaleza deseada,
aquella misma que es despreciada,
cuando de otros se trata...

si te detienes por un instante,
tal vez veas los duendes,
que te rodean por las mañanas,
danzando sobre tus cegueras,
visiones sesgadas del alma,
que no encuentra nido ni calma,
cuando mira a través de las lagañas...

si te detienes por un instante,
quizás sientas a tu ángel,
clamando porque atiendas sus llamadas,
o en una de esas extrañas circunstancias,
escuches a la conciencia llamando,
para que no escribas tu huella negando...

si te detienes por un instante,
podrás entender que tus sueños,
no son virtualidades sin tiempos,
sin sentidos, meros cuentos,
son avisos intensos,
que llegan desde los ancestros,
como conciertos de pensamientos...

si te detienes por un instante,
podrás descubrir que el viernes,
éste mismo que estás pasando,
no sólo es isla de un náufrago,
también es compañía de ausentes,
aún cuando no tengas pirámide,
aún cuando un altar no encuentres,
verás que todo reside en el alma,
sí, esa misma a la que mientes...

si te detienes por un instante,
verás que hay un mañana distinto,
si escribes tus memorias en un libro,
donde la tinta es instinto,
si te dejas llevar por el viento,
si sigues lo que indica el sentimiento,
hallarás un mundo preciso,
diseñado a tu camino,
y si eso es lo que encuentras,
agradecerás la gracia recibida,
cuando el don no era parte de la vida...

si te detienes por un instante,
verás sin ver a nadie, tampoco a ninguno,
que hay raras manos esperando,
para guiarte en tu paso,
alentando una huella tras otra,
justificando la sombra,
que reclama tu sacrificio,
tu silencio, y resignación,
para aquellos otros que han perdido la oración,
como consigna de tránsitos...

si te detienes por un instante,
verás que el mundo te espera,
aunque niegues tus yerras,
es necesario elevar la mirada,
para descubrir que hay un cielo,
justo arriba de tu suelo,
que puedes estar de cabeza,
sin encontrar tus certezas,
de aquello que crees cierto,
cuando en verdad ya estás muerto,
aún cuando sigas viviendo...

si te detienes por un instante,
si de tus apuros te alejas,
si tomas distancia de las quejas,
hallarás que hay sonidos de la naturaleza,
que descubren tus días,
aún cuando no los veas,
déjate llevar de la mano,
para encontrar lo que pierdas,
cuando en la vida hay ausencias,
de las fuentes habrá presencias,
aquello que dejes pasar,
aquello otro que no atiendas,
será lo que te reclamen,
cuando llegue el momento de las esencias.
Noviembre 25, 2011.-

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