miércoles, 19 de octubre de 2011

IMPULSO || Viaje a los andamios de la pintura · ELPAÍS.com

REPORTAJE

Viaje a los andamios de la pintura

Recorrido con los arquitectos Tuñón, Mansilla y Nieto por la muestra del Thyssen 'Arquitectura pintada'

ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS - Madrid - 18/10/2011

'Arquitecturas pintadas' en el Thyssen

FOTOS - - 17-10-2011

Arquitecturas pintadas es el título de la exposición que hasta el 22 de enero alberga el Museo Thyssen. Son más de 140 cuadros, desde el Renacimiento al siglo XVIII, en los que arquitecturas y ciudades pintadas son tema principal o fondo para representar diversas escenas. Un ejemplo es La anunciación, de Fray Carnevale, que está en la Galería Nacional de Arte, en Washington.-
Entre el Renacimiento y el siglo XVIII se sientan las bases de la arquitectura contemporánea. Y la pintura conformó nuevas metáforas culturales, ideológicas y políticas a través de la representación de edificios, ciudades y espacios públicos. Arquitecturas pintadas. Del Renacimiento al siglo XVIII, la exposición que desde hoy puede verse en el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid, descubre más de 140 pinturas -de Duccio di Buoninsegna a Canaletto, Giovanni Paolo Panini, Tintoretto, Gaspar van Wittel, Hubert Robert, Maerten van Heemskerck o Hans Vredeman de Vriesque- que muestran desde la poética de las ruinas (símbolo de la memoria y la melancolía) a no menos nostálgicas postales de los primeros grandes núcleos urbanos europeos, en los que el lenguaje del poder empezó a tomar la forma de las calles y las plazas.
      Fuensanta Nieto junto a Luis M. Mansilla y, Emilio Tuñón
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      Fuensanta Nieto junto a Luis M. Mansilla y, a la izquierda, Emilio Tuñón, señala a La torre de Babel (1595), de Lucas van Valckenborch.- ÁLVARO GARCÍA
      Tabla del pintor italiano Fra Carnevale
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      La Anunciación (1448), tabla del pintor italiano Fra Carnevale.-
      Mansilla: "Los edificios permitieron pasar de lo simbólico a lo real"
      Nieto: "Lo bonito de la ruina es que es pasado y también futuro"
      "Los mercados representan el poder del pueblo", asegura Tuñón

      De la mano de Emilio Tuñón y Luis M. Mansilla, uno de los equipos más prestigiosos de la arquitectura española -con el MUSAC lograron el importante premio Mies van der Rohe de 2007-, y de Fuensanta Nieto, que en equipo con Enrique Sobejano ha firmado, entre otras, la ampliación del Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid o la del San Telmo de San Sebastián, paseamos por una exposición que permanecerá abierta hasta el 22 de enero de 2012.

      - De lo simbólico a lo real.
      "Es la arquitectura la que permite a los pintores primitivos pasar de lo simbólico a lo real", apunta Mansilla ante Cristo y la samaritana, de Buoninsegna. "Ellos, que pintaban una rosa como la veían en el alma, ahora buscan la profundidad. Ahora pintan lo que ven. La ventana es un cuadro. Y para representar la perspectiva necesitan la arquitectura, cuyos elementos permiten ese paso a lo real". En esa "batalla de la profundidad" Mansilla recuerda el viaje de Durero a Italia "en busca del sentido de la perspectiva". Unos pasos -y años- más allá,
      con El rapto de Diana, de Bugardini, surge la ciudad, pero la escala entre las figuras y los edificios sigue sin guardar proporciones.

      - Escenarios y figurantes. La curación del niño endemoniado y la traición de Judas, de Francesco d'Antonio, es el ejemplo perfecto para Fuensanta Nieto de cómo los pintores representaban en la arquitectura del presente las escenas del pasado. "Esa de ahí es la cúpula de Brunelleschi, que corresponde a la época del pintor, pero no a la de las figuras que representa".

      - El Coliseo y Babel Un tipo con barba mira de frente. Detrás, otro cuadro, obra suya. Es Autorretrato en el Coliseo, de Maerten van Heemskerck. Se detiene Emilio Tuñón: "La autorreferencia, la ruina, la utopía, la Roma pasada. El cuadro dentro del cuadro... y la arquitectura representada como el conocimiento a través de viaje". La reflexión sobre el paso del tiempo y la ciudad utópica le llevan a La torre de Babel, cuya representación más famosa es la de Brueghel el Viejo, pero que en el Thyssen tiene su sitio en la obra de Lucas van Valckenborch.

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      - El caos a través de la construcción. "Los arquitectos decimos que la primera vez que un pintor toma como protagonista un edifico fue con La torre de Babel, de Brueghel el Viejo", apunta Tuñón. "Vemos cómo se construye", dice Mansilla, cuya idea sigue Nieto: "Es el reconocimiento a un edificio frustrado. Es la arquitectura de la construcción y de la destrucción, nunca se va a acabar". Tuñón recomienda la lectura de La construcción de la torre de Babel, de Juan Benet, que "era ingeniero y lo que viene a decir es que hay un problema de estructura sustancial. Representa el caos a través de la construcción". Mansilla cree que La torre intenta comprender el mundo.

      - Pasado y futuro: la ruina. Paisaje con el entierro de santa Serapia, de Claudio de Lorena, representa esa idea romántica de la ruina y del paso del tiempo. "Es la arquitectura que habla del pasado", dice Tuñón. "Pero lo bonito de la ruina", añade Nieto, "es que es pasado y futuro, porque puedes reconstruir encima y en esa reconstrucción siempre hay posibilidad de futuro". Y finaliza Mansilla: "Me gusta de la ruina la idea de lo inevitable".



      La plaza del mercado de Nápoles, de Gargiulo. Con el Grand Tour decenas de jóvenes artistas pasaron por Venecia, Roma, Florencia y Nápoles. "Es el viaje ligado a la iniciación". Es ahí donde se sitúa una de las joyas de la muestra: Santa Maria d'Aracoeli y el Capitolio, de Bellotto. "Es el tránsito de una Roma a otra. Con el ojo izquierdo vemos una parte y con el derecho, otra", señala Mansilla. Ambos arquitectos se paran ante el cuadro de Madrid de Antonio Joli, en el que se puede ver el Palacio Real en su forma original sobre las ruinas del antiguo Alcázar, muy cerca de donde ellos construyen el Museo de Colecciones Reales.

      - El interior fragmentado. Lejos de las postales de ciudades, para Fuensanta Nieto los grabados de Piranesi que cierran la exposición muestran perfectamente el fin de la unidad clásica. "No sé si él sabía lo que estaba haciendo", se pregunta Mansilla. "Es el que empieza a decir que la vida está fragmentada y que quizá tenemos que verla de cerca".
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      el dispensador dice: el impulso viaja por el espacio sideral en busca de afinidades polares, aurales, sentimentales, respirantes... suele discernir las regiones y sus coincidencias, y solicita el concurso de los hados para descender como expresión de inteligencia o de genio, también puede hacerlo como sabiduría pero sólo la menor de las veces ya que ella (sabiduría) es sintonía de esencias...
      una sensación extraña puede acudir a buscar el alma... sí, algo se siente, corre al modo de una corriente eléctrica por el propio cuerpo, alterando los polos de la persona... el espíritu se ve empujado a modificar la conducta, se percibe una motivación, una necesidad, una búsqueda... podría tratarse de una idea que busca tomar cuerpo a través de la iniciativa de alguien, alguien que traduzca esa misma idea a una realidad humana, trascendente, tal vez ascendente, quizás descendente, una esfera invisible que demanda entidad... así como así, ese mismo impulso se transforma en confluencias, entre aquel que tiene la primera sensación y esa identidad virtual que pretende espacio, se conjugan, buscan armonizarse, se sintonizan, sintonías antes, armonizaciones después, establecen el puente... alguien se asumirá a sí mismo como creador... la idea flotará jubilosa... de allí en más, puede escalar el sentido de los colores... de allí en más, puede escalar el sentido de las letras... de allí en más, puede escalar el sentido de las formas... de allí en más, puede escalar el sentido de los pentagramas y sus notas... en cualquiera de los casos, la senda creadora requerirá su tiempo, podrá haber coincidencias creadoras, también podrá haber disidencias entre lo deseado por la idea original, lo querido por el ideario como fuente global, lo pretendido por aquel bendecido por la acción umbilical de la idea... se producirá un oleaje de acomodamiento... donde el espacio es fundamental para converger hacia el tiempo preciso de alumbramiento de la obra. En cualquiera de los casos, dicha creación enseña capacidades que traducen dones. Dones para interpretar el color, sus gamas, sus tonos, sus mezclas, y la imagen deseada plasmada en una tela, en un papel, en algo que convertirá la idea en algo imperecedero, algo que superará el tiempo del nexo creador, esto es de la persona... ya que aún cuando la obra se pierda en los olvidos, conservará identidad más allá de quién la haya plasmado... sucede algo semejante con la letra, luego frase, oración motora hacia una prosa motivante o una poesía recreante, donde anidarán los buscadores de identidad personal en la traducción de renglones pródigos que repercutirán en las paredes neuronales de ajenos anónimos. Pintura, letra, escultura, música, revelan lo mejor de las esencias... algunas alcanzan el sentido máximo de la esencia como expresión cultural... otras se quedan en pasos anteriores no llegando al estadio de substancia, por ende ocupando espacios menores bajo el Sol. Muchas obras nacen mucho después del tiempo en que fueron creadas... Muchas obras no perecen jamás, se tornan imperecederas a los ojos de los otros, a sus sentimientos, a un algo que las sostiene a pesar de los tiempos y los espacios. De esa forma encuentran redención en el futuro incierto... y de allí en más son inmortales en la consciencia pública. Entonces puede que ya no importe quién fue el vehículo creador... porque las ideas como tales, o las obras como tales, tienen vida propia, siempre. Nadie sabe quién fue el genio de Altamira... pero esa expresión habla per se, sin necesidad que nadie traduzca su esencia. El paso del hombre está repleto de actos creadores, desbordante, y aunque parezca mentira, ello nutre y mantiene vivo al inconsciente colectivo... a veces la letra se hace bollo en el fondo de un cesto... otras, las notas se ahogan en su propio pentagrama... algunas podrán ser manchones olvidados... hasta la piedra podrá regresar a su nota silvestre evitando ser forma... como sea, la idea motorizada permanece... y justamente ello, la proyecta hacia un mañana distinto al pensado por su autor. El verbo vive más allá de quien pretenda pronunciarlo... el verbo se protege como esencia de aquellos que pretendan usarlo... el verbo elige, ése es el impulso creador. Octubre 18, 2011.-  

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