jueves, 1 de septiembre de 2011

REDES DEL ALMA

EVANGELIO

Lc 5, 1-11
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.


el dispensador dice: el hombre depende de sus motivos y las motivaciones que anidan en ellos... cuando ni unos ni otros son lo suficientemente legítimos, se apela a las excusas, tanto para hacer como para no hacer, para ayudar como para no hacerlo, para justificar o para disimular... ello coloca al hombre de rodillas frente a sus circunstancias ya que su espíritu se somete a ellas y sus imperios. Los ángulos de las circunstancias presentan aristas filosas que, a efectos de evitar daños, impulsan a tomar distancia evitando el compromiso y sus heridas, o bien evitando la prueba del destino, y hasta quizás negando lo evidente. Ello no conlleva culpa... apenas enseña la calidad del alma ante su gracia. Dices más de lo que haces o bien, haces más de lo que dices... dices lo que haces o simplemente te concentras en lo que haces y no dices... cuánta es la calidad que se contiene en lo que dices... revela los potenciales de tu FE o los expone a sus condicionamientos... raras visiones las del hombre que intenta justificarse a sí mismo, apelando a palabras lejanas al sentido del verbo, donde los motores suelen ser lastres de densas auras que no encuentran senda y apelan a los atajos y sus oportunismos, sustentándose en que "no había más remedio", algo semejante al "fin que justifica todos los medios". Complejas visiones densas de los sentidos de la gracia, ángulo donde el hombre puede hacer honor a su gracia, puede negarla, hasta denigrarla... colocándose por sobre ella, exhibiendo soberbia y desprecios. El verbo protege al pescador, pero éste puede despreciar la gracia... en especial cuando se intenta burlar al destino, pretendiendo tomar ventaja en el afán del día. El altar está, justo donde tu estás... en ningún otro lugar. Cuando te vas, nadie te pregunta por la cantidad que has pescado, sí te preguntan si has honrado a la gracia de haberlo hecho... Septiembre 01, 2011.-  


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