miércoles, 7 de septiembre de 2011

EL CAMINO DEL MILAGRO

EVANGELIO

Lc 6, 20-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: ¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!


el dispensador dice: hay un instante donde los hados convergen intencionalmente confluyendo sendas hacia una circunstancia que luego será milagro para unos, señal para otros, signo de los tiempos para aquellos, gracia bien entendida para pocos, y el inconsciente colectivo se nutrirá con los artilugios del destino que, una vez más habrá sido tejido por raros hechos que se manifestarán salvando la consigna del hombre en la Tierra, pasando en un busca de su tiempo... los milagros no son extraños al hombre y su circunstancia, antes bien forman parte de su huella y de su sombra ya que integran la esencia de la gracia como expresión divina de un verbo que sostiene funcionando aquello que desde otro ángulo no podría existir... usualmente los milagros son negados, despreciados y hasta vituperados por gentes que priorizan el bolsillo por el sobre su propia alma, sin asumir que cuando dejen su cuerpo sólo se llevarán el alma y no habrá reclamo alguno sobre los bienes del bolsillo. No obstante ello, cuando el imaginario colectivo comprende la presencia de un milagro, simplemente lo toma, lo hace suyo, y lo conserva en silencio dentro de algún lugar del sí mismo, de modo anónimo, desconociendo aquellas opiniones que desmerecen u descalifican el hecho en sí mismo. Mientras el poder no tiene lugar para anidar razones divinas, el hombre en su sencillez puede conservar aquello que ha sido despreciado otorgándole un lugar de privilegio en el sentido cosmogónico de la vida, ese mismo sentido que no deja lugar a la razón humana porque la excede de cara a la eternidad de los ciclos y de las esencias que construyen a los espíritus. De allí que el milagro no pueda ser representado más allá de la imagen que cada mente/alma tiene o tenga de él... y a él acudirá cada vez que tenga sed de Dios, una sed que no puede ser saciada por hombre alguno, una sed que no admite otra voz que no sea aquella que reside en el silencio, una sed que no tiene otro paisaje que aquel dónde se produjo en el concierto de los tiempos abierto a sus umbrales... y entonces, sólo entonces, el milagro es parte del hombre revelándole que si "algo", o "alguien" lo trajo hasta aquí, alguna razón ininteligible habrá para ello y por ende, un nuevo mañana necesario lo empujará un poco más hacia la justificación superior del destino estampado en el libro de la vida de cada quién. Pero los milagros demandan honor y culto de tiempos según lo que sus gracias conceden liberando a las almas de un momento... y para ello es necesario regresar a él a mantenerlo "eterno"... cuando ello sucede, la gracia está habilitada a modificar cualquier quiebre del destino dando lugar a que un nuevo brote emerja en el árbol de la vida... entonces el alma puede decirse a la altura del "milagro" y éste (milagro) ser substancia de ella (alma). Si no hay consonancia de esencias... no hay milagro. Septiembre 07, 2011.-

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