viernes, 16 de septiembre de 2011

EL CAMINO DEL MILAGRO - VIGENCIA

el dispensador dice: los hombres pasan pero el milagro permanece... cada milagro permanece...
ése es el mensaje, esa es la señal y ése es su signo... una vez concedida la gracia del milagro, el milagro permanece vibrando de cara a la eternidad y tiene vida propia, esto es que guarda entidad más allá del hombre, de su alma, de su espíritu, y de sus ciclos. Cada milagro bendice a quién lo recibe y se extiende a sus sucesores directos o a aquellos otros que, por FE, se acercan a él a presentar sus honras. Así ha sido siempre, desde que la humanidad recibió la Tierra por heredad. Nunca tuvieron importancia las creencias religiosas, tampoco las condiciones, sí las almas y sus pedidos genuinos... una vez que el milagro se inscribe en el libro de la vida y se traduce en una paradoja que evita un doblez del destino, sus ecos se sostienen de cara a la eternidad, lo cual asegura que sus notas seguirán sonando aún cuando la estirpe se haya extinguido... sus colores seguirán destellando, sus huellas seguirán recogiendo otras tantas y sus sombras. El milagro deviene del verbo causal y por ende, es creado para derramar una o varias gracias sobre un o varios espíritus... No amerita altares... sí presencias, sí resignación, sí entrega, sí oración, sí culto, sí peregrinación, sí silencios, sí promesas cumplidas. El hombre no debe separar a Dios y su obra de su propia vida ya que ellas están indisolublemente unidas y forman parte de la misma y única senda... la rutina del hombre debe acompañar a Dios en sus momentos tanto como en sus circunstancias, ya que ella es la consigna de la vida, sin santuarios, sin templos, sin altares ni ermitas, salvo que el mismo Señor indique la necesidad de situar a la expresión de su milagro en ellos.  El mundo humano de hoy necesita un milagro supremo que le salve de la extinción que proponen las miserias que emanan de algunas pocas almas... pero para ello, se necesita de la oración en comunión, una comunión donde todos los orantes, cualquiera sea su raza, su estirpe, su condición, su culto o su convicción, se unan para escalar los silencios que conducen al Señor de los Milagros... y ello sólo se alcanza a través de la Señora de los Milagros y sus intercesiones celestiales. Cada hombre, cada mujer, tienen la potestad de subirse o no al pentagrama de las sinfonías divinas, pero más allá de las propias decisiones, el destino sigue siendo único e indiviso, por lo tanto sigue descendiendo y regresando al seno del Señor...  Cada hombre y cada mujer deben comprender que cada día guarda a Dios, y que no hay día que se pueda trasponer sin él. Septiembre 16, 2011.-
"...ningún milagro permanece de puertas hacia adentro... siempre vibra bajo el SOL, anidando en cada espíritu, cultivado por cada alma, amanece y se duerme junto a la FE de cada hombre."
"... el hombre alcanza su milagro mediante los silencios que conducen hacia el pedido de la gracia... y ella no se traduce en bienes... sólo en almas bendecidas".

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