jueves, 8 de septiembre de 2011

EL CAMINO DEL MILAGRO - HUELLAS


LECTURA
Miq 5, 1-4
Lectura de la profecía de Miqueas.
Así habla el Señor: Y tú, Belén de Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra. ¡Y él mismo será la paz!



EVANGELIO
Mt 1, 1-16. 18-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de éstos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de éste fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de éste fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Jesucristo fue engendrado así: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel", que traducido significa: "Dios con nosotros".


el dispensador dice: la expresión del verbo traducida a un "milagro" indica la condición divina de interferir en la consecusión de hechos escritos y establecidos en el libro de la vida y estampados en las savias del árbol de la vida, modificándolos hacia un estado de paradoja temporal, atemporal, espacial, inespacial, vinculante o no-vinculante con los seres humanos en estado de persona corporizada... se altera el destino y se concede una gracia... se altera la congruencia de las circunstancias y se agrega una "gracia"... se atiende las necesidades del espíritu dando prioridad a la vigencia del alma en su momento, ello se traduce como "gracia" y permanece como un "salto" que favorece una situación. No sólo toca a los individuos... puede diseminarse sobre muchos de manera simultánea, confiriendo protección inconsciente, una protección que la inocencia no permitió reclamar a tiempo, pero que las ventanas del más allá habilitaron para apreciar como una sucesión que debía ser modificada de cara a las permanencias y sus respectivos tiempos respirables... de este modo la gracia se transforma en un "milagro" y éste adquiere la propiedad de ser considerado especialmente por el imaginario colectivo, dándole valor donde se agradece el sentido esencial del "puente" bidimensional que une los sentidos del "allá" con los del "acá", cambiando el curso de los acontecimientos y protegiendo las voluntades... el carácter de "momento" en el cual se produce el "milagro" se traslada hacia el futuro, copiándose y replicándose en tanto y cuanto los sentimientos permanezcan "genuinos" y afines al sentido original de la paradoja. La huella del milagro es geométrica en el allá, en la dimensión contigua de los distintos... pero una vez que cruza el umbral y se transforma en hecho, adquiere vida propia y asume el derecho de "perdurar" como imagen, como culto, como sentido, sentimiento o esencia... dependiendo ello de la cantidad de "verbo" que contuvo al momento de su expresión. Hay milagros del manto, milagros de ángeles, milagros de consciencia... y también los hay del Señor... pero hay un milagro común a la eternidad, aquel que procede del Espíritu Santo, un milagro que por su procedencia trasciende lo humano y se torna "universal". Desde los milagros cotidianos emergentes de simples gracias a éste último, todos conforman una entidad que está distante de la razón humana y sus limitaciones... como gracias o como puentes, dichos milagros son "amparos" divinos hacia los destinos establecidos en sus ciclos. Cada vez que un milagro desciende hacia el día humano, se abre el concierto de paraísos y la luz se manifiesta dejando una huella invisible pero tangible... una huella que amerita culto, honra, honor, y gloria. Septiembre 08, 2011.-

"... eres una expresión espiral de un milagro en espiral."

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