martes, 30 de agosto de 2011

SÍ, QUISIERA...

el dispensador dice:
si quisiera...
sí, quisiera que lluevan rosas,
quisiera que lluevan rosas...
sobre las almas de las gentes,
sobre sus estados conscientes,
sobre sus corazones calientes,
sobre sus pasiones hirvientes,
sobre sus ojos pacientes,
sobre sus mañanas silentes,
sobre sus tardes ausentes,
sobre sus silencios buscados,
sobre sus pasados perdidos,
sobre sus recuerdos hallados,
sobre aquello que han dejado,
sobre lo que les han reclamado,
sobre lo que se les ha quitado,
sobre la gracia que han pedido,
sobre aquello que se les ha negado,
sobre lo que por circunstancias han burlado,
sobre lo que han soñado,
sobre aquello aún siendo esperado,
no los ha sometido, tampoco atribulado...



si quisiera...
sí, quisiera que lluevan rosas,
quisiera que lluevan rosas...
sobre las voluntades de las gentes,
sobre los esfuerzos de las gentes,
sobre sus ideas y sus tiempos,
sobre sus suelos y sus cielos,
sobre sus oraciones y sus lágrimas,
sobre sus risas y sus calmas,
sobre sus pasos y sus camas,
sobre sus ayeres,
también sobre sus mañanas,
porque aún cuando el Sol sale para todos,
apenas algunos de esos todos,
aprenden a diferenciar la rosa del lodo,
a descubrir que el pétalo es todo,
mucho más que su fragancia,
allende cualquier estancia,
donde la rosa te alcanza,
habrás salvado tu alma. Agosto 30, 2011.-

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