domingo, 10 de julio de 2011

EL OTRO LADO DEL ALMA - La pasión de ayudar - lanacion.com  

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La pasión de ayudar
Catalina Hornos tiene 27 años y hace cinco decidió renunciar a las comodidades. Se fue a Santiago del Estero a luchar contra la desnutrición infantil y creó una fundación que colabora en zonas necesitadas de nuestro país. Ella lo cuenta en esta nota
Domingo 10 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa



La pasión de ayudar
Todo por ellos. Hornos, rodeada de los chicos a los que asiste con su fundación. / Gentileza Catalina HornosVer más fotos

Por Andrea Calderón

La niña del portarretratos creció. Es ahora una mujer de 27 años que se enfrenta todos los días a historias de dolor. Busca conocer las sonrisas atrapadas en el hambre.

Catalina Hornos, psicopedagoga y psicóloga, es una de esas personas que hacen de la vida una entrega constante. Catalina nació en Buenos Aires y desde 2006 trabaja con familias de bajos recursos en Añatuya, la capital diocesana más pobre del país, al nordeste de Santiago del Estero. Haciendo Camino, la fundación que dirige, cuenta con tres centros de desnutrición infantil, brinda asistencia en los barrios y está próxima a inaugurar una sala para erradicar el hambre en Chaco.

En Buenos Aires, su ciudad natal, ya no se encuentra. Viene una vez por mes y se vuelve a Añatuya, a luchar contra la desnutrición infantil. La primera vez que se enfrentó a esta realidad de olvido y pobreza fue a meses de haber cumplido los 23. Convocada por una fundación viajó a la ciudad santiagueña junto a otros estudiantes para hacer orientación vocacional con chicos de una escuela rural, becados para ir a la Universidad.

'La directora del colegio me dijo que no necesitaban gente que fuera y viniera, sino una psicopedagoga estable, ya que en el lugar no había ninguna. Me comprometí a terminar la carrera y volver. Cuando se lo comenté a mis amigos, creyeron que estaba metiéndome en algo que no iba a cumplir, pero yo sabía que sí...', dice Catalina.

Todavía recuerda el día en que armó un bolso con poca ropa para instalarse cinco meses en Añatuya. Atrás dejaba la vida cómoda en la Recoleta en pos de lo que consideraba un compromiso ineludible: ayudar al prójimo. Empezó en un comedor infantil, siguió como suplente de primer grado y finalmente conoció a las religiosas del Hogar Santa Catalina, que ya no sabían qué hacer para que el espacio del obispado, en el que vivían más de 20 chicos, siguiera funcionando.

'Es muy distinto saber que la pobreza existe a convivir diariamente con ella. Esos meses que estuve allá pasamos semanas enteras sin agua en una residencia para 50 personas. Los niños llegaban los lunes al comedor muertos de hambre y cuando se enfermaban, sus padres no tenían cómo comprarles los remedios. Compartir esa realidad tan de cerca me pegó muy fuerte', reflexiona.

Cumplida su estadia, La Caty, como la llaman en el pueblo, armó una cadena de e-mails entre sus conocidos y sumó padrinos para continuar la misión antes de regresar a Buenos Aires. Una vez por mes viajaba al lugar con un grupo de amigos para realizar actividades recreativas, brindar apoyo escolar y seguir el proceso psicopedagógico de cada chico, tareas que aún llevan adelante.

Así nació la asociación civil Haciendo Camino, que trabaja en Santiago del Estero para mejorar las condiciones de vida de familias en situación de pobreza. Integrada por una red de profesionales, voluntarios y padrinos, la fundación cuenta actualmente con tres centros de prevención de desnutrición infantil y desarrolla programas de promoción social en zonas necesitadas.
¿Cómo empezó todo?

En Buenos Aires, Catalina Hornos estudió Psicología y trabajó con pacientes de forma privada, pero se sentía incompleta. Si bien viajaba a Santiago del Estero una o dos veces por mes, no le resultaba suficiente. 'Me comprometí a cambiar esta realidad porque sabía que podía hacer algo. Era injusto quedarme acá cuando en Añatuya era más útil', recuerda, durante uno de los regresos relámpago a suelo porteño.

En 2007 y con la tranquilidad de que el Hogar Santa Catalina marchaba sobre ruedas, la asociación llegó al desolado Barrio La Merced, donde implementó un programa de promoción social que acompaña a 40 madres de bajos recursos en la capacitación de temáticas sociales, educación sanitaria y desarrollo laboral.

'Notamos que muchos chicos de esas familias tenían dificultades de aprendizaje y no entendíamos por qué. Nos pusimos en tema para buscar soluciones y tras una conferencia del doctor Abel Albino, presidente de la Cooperadora para la Nutrición Infantil

(Conin), entendimos que lo que ocurría con ellos estaba relacionado con la desnutrición. Había que hacer algo urgente', advierte Catalina, en nombre de sus compañeros de lucha.

Por empezar se instaló en el lugar, a pesar de que sus padres tuvieran otras expectativas puestas sobre ella: 'Al principio no querían saber nada, pero el proyecto creció tanto que hoy están contentos y lo aceptan', comenta Caty, orgullosa y agrega que hace dos años Haciendo Camino inauguró el primer Centro de Prevención Conin de Desnutrición Infantil y Promoción Humana en Santiago del Estero. Al lugar asisten madres embarazadas con riesgo de dar a luz a bebes desnutridos, y más de 130 chicos hasta 5 años en alto riesgo nutricional.

El equipo, integrado por profesionales de la salud, la nutrición y el aprendizaje, trabaja para recuperar las áreas de desarrollo más afectadas por los fantasmas de la inseguridad alimentaria. Una vez por semana, las mamás y sus hijos asisten a la consulta con el pediatra, reciben capacitación en oficios y son ayudadas por una maestra jardinera, que queda al cuidado de los chicos.

'De los 270 niños que atendemos en los tres centros, el 48 % se recupera, mientras que los otros no avanzan o lo hacen lentamente, dependiendo del grado de desnutrición que tengan. Ahora estamos haciendo una investigación sobre los resultados de las mamás que quedan embarazadas después del tratamiento, donde se nota el trabajo de prevención', explica Caty, que conoce bien de cerca cada caso que atiende.

En agosto de 2010, la fundación lanzó el plan Santiago del Estero sin desnutrición y puso en funcionamiento dos nuevos centros en la provincia, uno en la capital y el otro en la ciudad de Monte Quemado, donde los vecinos no conocen el agua caliente ni corriente, entre otras necesidades insatisfechas.

'Cuando uno está allá se da cuenta de las cosas importantes de la vida que no pasan por lo material, sino por devolverle a los demás la dignidad, la salud, la familia, el sacrificio. Uno puede amar después de vivir la experiencia de sentirse amado, y eso es lo que intentamos brindar en el centro', se emociona esta mujer, que aún guarda los sueños de niña.

A Caty la emociona ver crecer el proyecto que en los próximos días abrirá su cuarto centro en Charata, Chaco, junto a la asociación Cuerpo y Alma, aunque sueña con el día en que la desnutrición infantil sea un tema del pasado. 'Mi máximo anhelo para el futuro es que no haya más chicos que atender', dice la segunda hija de cuatro hermanos, que cambió la comodidad de una vida modelo por una casa fría y solitaria que le presta el obispado.

Cuando está mal y decanta en llanto y la tristeza la tira abajo, Catalina se aferra a Dios. 'Cuando uno tiene tan claro y le da sentido a lo que hace, no importa lo que haya que sufrir para alcanzarlo. Lo más difícil es estar lejos de los afectos y no tener con quién compartir el drama y el dolor de la gente. Un montón de veces me angustio, me siento sola y pienso por qué no habré sido normal. A veces siento que dejé de lado mis propios proyectos por ayudar a que los demás encuentren los suyos, pero bueno, es mi vocación', sostiene.

Su compromiso solidario surgió cuando era una nena de primaria y visitaba un hogar de ancianos los fines de semana. Su entrega cobró luz en la adolescencia, durante un viaje a Corrientes que realizó con su grupo de compañeras de una escuela religiosa.

'Nuestro trabajo tiene sentido por cada chico que se recupera y sale adelante. Logramos formar un grupo sólido de voluntarios en Buenos Aires y de profesionales de Santiago del Estero que están superabocados a la tarea. El orgullo es mío y de todos los que logramos armar esto, sostenerlo en el tiempo y seguir generando proyectos', cuenta Catalina, quien fantasea con encontrar el amor, casarse y tener hijos que comprendan su misión en la vida.

revista@lanacion.com.ar

UNA FUNDACION QUE AVANZA

La asociación civil Haciendo Camino trabaja desde 2006 para mejorar las condiciones de pobreza en que viven decenas de familias en Santiago del Estero. En articulación con el Estado y la Iglesia, sus programas brindan capacitación y asistencia a madres embarazadas y niños con algún grado de desnutrición. Gracias al aporte de empresas, privados y voluntarios, los chicos reciben tratamiento en los tres centros que dispone la fundación en Añatuya, la ciudad capital y Monte Quemado. Toda persona interesada puede donar fondos o participar del viaje mensual con objeto de ayudar y conocer la tarea.

Para mas informacion: www.haciendocamino.org.ar ; contacto@haciendocamino.org.ar
COMIDA A BENEFICIO

El próximo 26 de septiembre la asociación civil Haciendo Camino realizará su segunda cena anual a beneficio en el hotel Marriott de Buenos Aires, Florida 1005. Los fondos serán destinados a continuar luchando contra la desnutrición infantil y por las familias en situación de riesgo en Santiago del Estero y Chaco. Informes: (011) 4001-3102.

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el dispensador dice: soy un convencido que existe un "otro lado" del alma, un lado donde el alma se dobla ante la realidad y genera "gestas" de compasión y misericordia... soy un convencido, también, que existe un "otro lado" de la mano, derecha o izquierda, un lado donde las manos traducen sentimientos de puro espíritu, abriendo portales de esperanza genuina, "haciendo" lo que los estados ausentes no hacen, omiten, olvidan, burlan, niegan. Y ese "otro lado" del alma, suele iluminar rostros y agrandar los corazones de aquellos que transitan sus horas recogidos en sus circunstancias inducidas por otros, terceros que no comprenden que detrás de cada par de ojos, de cada par de oídos, de cada silencio, hay gentes. Por qué lo entendían nuestros ancestros, y hoy dicho sentimiento se ha extinguido?... vaya a saber, algo hay en el aire que anula los sentimientos de algunas personas, almas que se tornan tóxicas para los demás, para el imaginario colectivo que sólo atina a tomar distancia buscando hacer comunidad en las iniciativas ciertas, anónimas y desconocidas que sólo buscan construir aquello que otros destruyen a consciencia, o por inconsciencia. El mundo humano se está llenando de estas ganas de suplir a los estados ausentes, algo semejante a tribus sin caciques, a tribus sin consejos de ancianos, hoy empujados a jubilaciones que los transforman en "entes" sociales sin destino, dilapidando sus experiencias de vida, para dar lugar a los oportunismos del ocio y el sometimiento de las voluntades a partir de subsidios que compran la dignidad para luego esclavizar las voluntades. Es curioso ver como las gentes están huyendo de las grandes orbes, en busca de cielo, en busca de horizonte, en busca de paz... a sabiendas que no hay ninguna zanahoria virtual que te enaltezca el alma, y que el que permanece esclavizado lo hace por comodidad, por entrega a la conveniencia, por temor a perder lo poco que le queda de la dignidad, íntima. Santiago del Estero es una tierra de conciertos ancestrales, difícil de traducir a palabras. Allí hay algo que es indescifrable para los que no tienen sentimientos, hay algo que enaltece a los espíritus, algo de silencios reclamados, de voces perdidas en los esteros que forman coros de almas sin voz, que hablan sin decir una sola palabra, mediante sus ojos o quizás a través de la sola presencia. Raro lugar diría algún extranjero sorprendido. Raro lugar no definible, al que quieres volver o del que no te quieres ir... raro lugar que se transforma en ombligo de un mundo olvidado. Justo allí aparece la ciencias de los dobleces, así como se doblan las proteínas, del mismo modo se doblan las almas, arrodillándose ante oráculos invisibles que convocan a las almas a un conjuro de eternidades, intentando regresar al paraíso perdido. Quizás Santiago del Estero es una especie de Shangri-La donde los espíritus de los distintos, vagan asegurando la permanencia del mañana necesario... en cualquier caso, sea como sea, el alma siembra ángulos sólo cuando se dobla... ante sí misma, efecto que se traduce en manos abiertas, en ojos limpios, en oídos atentos. Algo hay en Santiago del Estero, algo hay que lo hace un campo del cielo... Julio 10, 2011.-

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