jueves, 20 de enero de 2011

QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA


el dispensador dice: recorriendo páginas de libros afines, empáticos, que emiten vibraciones atrayentes y generan magnetismos corrientes mediante palabras impresas, silenciosas, que uno transforma en ecos, mente mediante, se va asistiendo a las diferentes visiones que el hombre fue evolucionando en su paso por la Tierra. Cómo eran las utopías del mundo humano mucho antes del Egipto al que se le endilgan las pirámides... Cómo era el mundo de los indos hace más de diez mil años, para luego transformarse en un recuerdo de luces extraviadas... Qué fue de los atlantes y los lemures, continentes con culturas devoradas por el magma que guardan tantos defensores como detractores... ¿Qué había en la Biblioteca de Pérgamo que convenía trasladar a Alejandría para luego quemarla?... ¿Qué había en la Biblioteca de Honduras, tan importante y angular sobre el pasado humano, para que la iglesia católica haya luchado tanto para quemarla y asegurarse que todo había sido resumido a cenizas?... ¿Qué se hizo de la desaparecida biblioteca de los ancestros de los Incas, cuyas menciones fueron desapareciendo al paso de la conquista y sus miserias?... Cuál es la verdadera estirpe de los nativos americanos, perdidos en los túneles de los tiempos, aplastados por acciones militares tan pobres como sus líderes que mataban indefensos para apropiarse de sus tierras a cambio de nada... Cómo se manipuló el paso y los legados de nahuas y quichés, exponiéndolos como carentes de capacidades para luego descubrirse las mentiras de relatos inventados, y así enfrentarse que aquel mundo con su tiempo eran más profusos en contenidos que aquellos que se exponen hoy... Dónde fueron a parar los karaives, dónde los eskeras, dónde los celtas, dónde... Por qué se consumieron intencionalmente los evangelios apócrifos siendo reemplazados por otros que fueron escritos en el 1.300 creando una biblia de conveniencias... y porqué se ocultaron los himnos del qumran y sus relatos sobre la guerra de los hijos de la luz versus las huestes de las tinieblas... y por qué se consumieron las verdaderas escrituras del viejo testamento propiciándose una guerra santa defensora de intereses propios de las angurrias humanas. Nada de ello encontrará respuesta, salvo la sensación íntima de reconocer la mentira transformada en historia impuesta... Al apreciar que existe una historia de "oficio" y "oficial", rápidamente se descubre que hay "otra" distinta y bien diferente... una que al correrle el velo de Isis enseña una huella humana que vale la pena hurgar. Pareciera que el hombre no aprende las consecuencias de sus propias circunstancias y recurre a recetas fallidas que lo alejan de sí mismo, pero esencialmente destruyen el puente entre su vida y su espíritu, fabricando atajos que justifican sus falacias, errores que se consumen junto las propias vidas. Así como hay otra historia, otras son las visiones de la Tierra y del todo que nos propone, en medio de un universo que está sin que esta estirpe (la de hoy) dimensione el espacio en su justa medida, confiriéndole el valor intrínseco de las distancias. Todo lo que nos rodea tiene vida propia, prescindente de la concepción humana, y seguirá estando cuando ya no lo hagamos... el sentido de perdurabilidad, de eternidad, de infinitud, está lejos de la visión humana porque ésta niega sus sueños, atándose a las mochilas de las densidades de los preconceptos. Así como pasaron generaciones en armonía con su suelo, con su aire, con su tiempo, con sus huellas... hoy tiene lugar todo lo contrario, generaciones que se niegan a sí mismas, rechazando su suelo, su aire, su tiempo y hasta sus propias huellas. Sin embargo, las esencias seguirán presentes cuando los humanos ya no estén... y el sentido superior perdurará intacto más allá de las miserias. Ello habilita a pensar en un mundo de armonías ciertas, donde la finalidad sea apenas la armonía de la comunidad pasante, sin correr tras cosas efímeras que sirven para quebrar los afectos y sin andar tras las quimeras que proponen las segundas intenciones, empobrecidas como suelos gastados. La vida enseña al hombre un potencial paso "creador" y "ofrendador" sustentados en la oración y en las empatías genuinas... cuando pasa la vida, cuando el tiempo respirable se consume, cuando las palabras ya fueron dichas, cuando los pensamientos ya fueron olvidados, cuando las acciones tuvieron sus lugares, justo allí aparece la verdadera vida, donde ya no hay cuerpo y donde el alma puede o no encontrarse con su espíritu... entonces se terminan las justificaciones y comienzan las visiones de aquello que aún siendo, fue negado... sin regreso posible. Enero 20, 2011.-

No hay comentarios: