jueves, 2 de diciembre de 2010

MIRANDO CON EL ALMA


"si hay niebla en tu alma, difícilmente verás tus propios ojos

EVANGELIO
Mt 7, 21. 24-27
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.


Jesús dijo a sus discípulos: No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande.



el dispensador dice: cada cosa tiene guarda su esencia, algo que distingue su presencia, destacando sus energías a través de las noches y sus días... diferencias que señalan la calidad y condición de las creencias, aquellas que a las convicciones se acercan, brindando perspectivas que alimentan horizontes, cuanto más amplio es el destino más se exaltan las compasiones, creciendo en misericordia hacia confines sin tiempos, escalando por los sueños y de eso se trata el paso, ir más allá de lo concedido, sin obtener otra cosa que no sea lo adquirido, porque la herencia contiene extraños pasadizos, cuanto más te internas en ella, más descubres capacidades, dado que es algo semejante a una caja con otras muchas dentro, si no hurgas, si no cureoseas, puertas quedarán cerradas al tiempo que en la cajas se acumularán los efectos del tiempo, deterioro indetenible de todo aquello que existe, propio de moradas tristes, ya que aún aquellos que ríen pueden contener lágrimas legítimas, que no se traducen en pena, sino apenas en reflexiones eternas, ojos cansinos, que dejan traslucir la estirpe. Es importante que sea por la mano e incluso en el sentimiento, tanto en las asistencias como en otras ausencias, descubras cómo establecer tu presencia más allá del propio cuerpo, y entonces sabrás cómo se puede estar aún no estando o se puede ver aún no viendo, se puede acariciar con el alma y mucho más con genuinos sentimientos, ya que no hace pronunciar palabras para herir los sentimientos, como tampoco recibir heridas despiadadas sin siquiera oir las lanzas. Entonces, no importa si te han olvidado, si la morada has perdido, tampoco si te han mentido, mucho menos si te han expulsado de tu propio destino, la sabiduría se concentra en ubicarse por fuera del mal gestado sin siquiera pensar en reintegrarlo, ya que la vida que se transita, se ilumina ante el paso cierto, y ello implica nunca atarse al desconcierto, colocándose lejos de los odios, las miserias y muchas otras mezquindades comunes a ciertos humanos, asumiendo con humildad que, si alguna puerta se cierra, habrá concesiones divinas que abrirán otra para recoger y cobijar tu alma, siempre y cuando tu no hayas sido parte del desprecio ni hayas devuelto otros odios... el espíritu que se libera de las ataduras de los males, atendiendo la propia senda, finalmente halla la paz en los desiertos infernales, donde muchas almas se consumen pero otras encuentran paraísos invisibles... y ya tienes la llave. Lo que para uno es un muro, para otro es una ventana y la diferencia no está en los ojos, sólo reside en el alma. Diciembre 02, 2010.-

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