martes, 9 de noviembre de 2010

DISTINGUIRSE - Premio L´Oréal-Unesco a estudios sobre el lado oscuro del universo

Beatriz Tissera, en su oficina del IAFE, en Ciudad Universitaria. Foto Graciela Calabrese

Cuarta edición / Por la mujer en la ciencia
Premio L´Oréal-Unesco a estudios sobre el lado oscuro del universo
Distinguen hoy a la astrónoma Beatriz Tissera y a las físicas Susana Castro y Adriana Serquis

Martes 9 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Nora Bär
LA NACION


Beatriz Tissera no les hace mucho caso a las convenciones: es una apasionada de la matemática; siempre quiso ser astrónoma y, desde que lo es, ¡nunca miró por un telescopio!

"A mí me gusta mirar las estrellas en una noche oscura, pero como lo hace cualquier ser humano -cuenta esta investigadora del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), que esta noche recibirá el primer premio (dotado de 20.000 dólares) de la nueva edición nacional del Premio L´Oréal-Unesco Por la Mujer en la Ciencia, organizado localmente con apoyo del Conicet y que distingue a mujeres que se dedican a la carrera de la investigación.

Tissera será galardonada por sus trabajos que intentan entender "el lado oscuro de la materia" utilizando modelos numéricos, y también recibirán menciones (de 2000 dólares cada una) las doctoras Susana Castro, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, por su proyecto de desarrollo de materiales electrocerámicos, y Adriana Serquis, del Instituto Balseiro, por su investigación en materiales para energías limpias. Todas ellas son investigadoras del Conicet.

Tissera y sus colegas tratan de explicar la evolución del universo desde lo que podría considerarse un abrir y cerrar de ojos (en escala cosmológica) después del Big Bang.

"En ese momento, el universo era muy caliente, y la materia y la radiación interactuaban mucho entre sí -explica-. Es un período inaccesible para nosotros; pero luego, ambas se «desacoplan», gracias a lo cual la energía puede llegar hasta nosotros y podemos comenzar a estudiarla."

Aunque cueste aceptarlo, todo indica que el universo está mayormente compuesto por materia oscura, que los instrumentos actuales no pueden detectar. "Apenas un 4% de la masa total corresponde a un tipo de materia llamada «bariónica», que es la que compone las estrellas y galaxias que observamos", detalla la científica.

Una de las primeras evidencias que sugirieron esta extraña particularidad del cosmos fue que cuando se medía la velocidad de rotación de una galaxia espiral resultaba mayor que la que hubiera sido esperable para lo que se veía, lo que permitió inferir que había allí mucha más masa que la que se observaba.

"La otra prueba llegó de las «lentes gravitacionales» -afirma Tissera-; se producen cuando la luz se curva por la gravedad al pasar por galaxias que tienen mucha masa. Esto produce imágenes múltiples, y cuando calculamos cuánta masa se necesita para producir ese efecto, resulta que tiene que haber mucha más que la que se ve."

Sobre la base de ese tipo de mediciones y de gigantescos volúmenes de datos acerca de la distribución de la radiación sobre el fondo cósmico, Tissera desarrolla simulaciones numéricas que permiten imaginar cómo fueron formándose las distintas estructuras del cosmos. "Actualmente -dice-, se piensa que en el universo temprano se produjeron pequeñísimas fluctuaciones en la distribución de energía y masa que, por la acción de la gravedad, fueron algo así como «semillas» que dieron lugar a estrellas, planetas y todas las estructuras que hoy conocemos."

Nacida en Córdoba y licenciada en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (Famaf), Tissera fue investigadora visitante del Departamento de Astrofísica de la Universidad de Oxford y posdoctoranda de la Universidad Autónoma de Madrid cuando, ya casada, tenía que viajar entre esta ciudad y Londres, donde trabajaba su marido como abogado. Hoy comparte su pasión por la ciencia con la dedicación a sus dos hijos, Dominique, de 9 años, y Lisandro, de tres. Tal vez por eso, reconoce que su mejor momento para trabajar es de madrugada, a partir de las cinco o seis de la mañana...

"Dejé de lado muchas cosas, pero nunca lo sentí como un sacrificio -confiesa-. Para mí, era normal estar en la oficina desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Personalmente, nunca me sentí mal por ser mujer, pero reconozco que, si uno mira los números, las investigadoras disminuyen a medida que se asciende en la escala jerárquica."

De Tissera, Castro y Serquis, dijo la doctora Marta Rovira, presidenta del Conicet: "Son un orgullo para nuestra sociedad y un modelo a seguir por las nuevas generaciones".
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1323016


No hay comentarios: