lunes, 27 de septiembre de 2010

PRADERAS SIN ALBA


el dispensador dice:
andando a paso lento,
sin reparar en el destino,
aplicado a atender el camino,
sus retos y circunstancias,
recorría el pensamiento,
buscando descubrir pesimismos,
esos que se acodan en la mente,
atormentando con tremendismos,
momentos propios de abismos,
esos que la vida propone,
para descubrir el uno mismo...

no renegando de curvas,
tampoco de rectas, ni tangenciales,
se cruzaba la campiña,
seguro en busca de señales,
aves iban y venían,
al modo de vendavales,
atendiendo sus propios vuelos,
alas desplegadas en desconocidos juegos,
donde el aire que no se ve,
provee de cielos y fuegos,
de arenas y otros vientos,
todo nutre el ideario,
pensamientos e incensarios,
confluencias de innecesarios,
distrayendo en alambrados,
varillas caídas y postes quebrados,
dudas y curiosidades asaltando,
¿pero que habrá del otro lado?...

uno debe saber,
que ande por donde ande,
sea en línea o sea sinuoso,
en ningún camino se anda solo,
a veces la compañía tiene cuerpo,
pero cuando ello no sucede,
si no descubres la sombra,
será el "nadie" que va en la alfombra,
o algún otro que no se nombra,
seguido por sus alas,
reflexiones propias de alondras,
no hace falta ir a ninguna parte,
para encontrarse con un baluarte,
si tu lo pasas de largo,
habrá algún otro que lo descarte,
algunos saben de estandartes,
muchos se consumen en el arte...

en este contexto extraño,
de galerías y peldaños,
entendí que muchos son los que caminan,
pero los que dejan huella son escasos,
algunos porque no pesan,
otros porque viven del daño,
seguramente las estelas,
se graban en las estrellas,
fieles testigos de los anónimos,
esos que pasan sin estridencias,
desparramando decencias,
al modo de racimos,
los que siguen los recogen,
asumiendo el esfuerzo como propio,
para luego darse la corte,
de que era suyo el corte...

detuve mi andar,
me puse a pensar,
revolviendo los pensamientos,
cuando se sepa la verdad,
no alcanzará para escarmientos,
aquellos que andan perdidos,
tanto como los que burlan destinos,
fabricando pesimismos en los espíritus ajenos,
no se querrán imaginar,
que alguien que los anda viendo,
ladeando y hasta persiguiendo,
va grabando todo lo hecho,
aquellas manos negadas,
el desprecio de los lechos,
palabras vacías sin pechos,
ya que cuando se acaba la senda,
cuando ya no se puede hablar de huellas,
aparecen los que observan,
reciben y no dejan,
mostrando aquello que no se borra,
ni con el codo ni con la gorra,
porque la vida es estampa,
concesión de dones y gracias,
el que no vive para el otro,
se desguazará en la esperanza,
sin poder fabricar mentiras,
en las praderas sin alba,
allí todo se conoce,
tanto al que cocina como al que come,
diferencia al que roba y al que propone,
al que crea y al que se opone,
al que inventa, al que sobrevive, al que dispone,
cuando estes en dicha puerta,
no serás nadie en dicha huerta...
el dispensador: donde no amanece, alguien atiende. Septiembre 27, 2010.-
DEDICADO A: los que saben de praderas sin mañanas...

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