martes, 15 de junio de 2010

GAUDÍ... el sentido del todo


Flores de uña de gato, inspiradoras del artista

Arte y naturaleza / La continuación de la obra del genio catalán
El profeta de la palabra de Gaudí
Etsuro Sotoo, el escultor japonés que continúa la inconclusa iglesia Sagrada Familia, estuvo en la Argentina

Noticias de Cultura: Martes 15 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Silvina Premat
LA NACION


Le dicen "el Gaudí japonés", pero él lo niega rotundamente. "Soy un pequeñísimo grano de arena frente al gran bloque de piedra que es Antoni Gaudí", responde con premura Etsuro Sotoo, el escultor de 56 años que desde hace más de tres décadas trabaja para completar la Sagrada Familia, el imponente templo que empezó el arquitecto catalán a comienzos del 1900.

En su primera visita al país, para dar conferencias en Buenos Aires, Rosario y Santa Fe, el artista que se define "un humilde picapedrero", afirmó: "Querría que la gente descubriera la necesidad que tenemos hoy de Gaudí".

Señaló que "el miedo que tiene la humanidad a sobrevivir" desaparecería si se sigue el camino que indicó el catalán: la obediencia a la naturaleza.

En un cerrado español con tonada japonesa dijo que Gaudí encontraba en las fuerzas que rigen a la naturaleza las respuestas a sus problemas.

Precisó que para el artista catalán lo primero en todo lo que hacía no era la búsqueda de la belleza por sí misma, sino intentar que sus obras cumplan la función para las que se las hacía.

Y explicó que en una época en la que no existían los extractores de aire, Gaudí dejó que el viento dictara la forma de las chimeneas, así como la ley de gravedad el diseño de las estructuras y la luz el de las ventanas.

Con 32 años trabajando en el mismo lugar, Sotoo no se cansa: "Gaudí es estructura, función y simbolismo. Sigo mirando la Sagrada Familia y siempre descubro algo nuevo. No sobra nada ni falta nada".

Si fuera por él, seguiría allí por siempre. "No estamos construyendo sino criando una vida, porque el arte, la belleza es algo vivo", dijo en diálogo con LA NACION en momentos previos a la presentación que hizo en la Sociedad Central de Arquitectos, en Buenos Aires, cuyo auditorio fue superado en su capacidad por unas 400 personas, en su mayoría joven.

Rescatar el oficio
"En una época de tanto arte conceptual, Sotoo no sólo rescata el oficio de la talla de piedra viva, sino que da un testimonio de transformación personal al trabajar en la obra de Gaudí", dijo el artista plástico Roberto Scafidi al presentar al escultor japonés en la charla organizada por el Centro Cultural Charles Péguy.

Sotoo contó que la trayectoria que lo llevó hasta Barcelona, donde vive desde 1978, "es un poco rara". Relató: "Generalmente se busca ganar dinero, tener trabajo. Yo buscaba acercarme a la piedra y encontré la Sagrada Familia".

Quedó fascinado y, casi sin saber nada sobre la vida de Gaudí, que murió en 1926, logró entrar a trabajar primero como picapedrero y, luego, como escultor.

"En aquella época, todo el mundo decía que Gaudí era más un loco que un genio. Con el tiempo, descubrí que es un genio e intenté llegar a su pensamiento", planteó.

Agregó que en un primer momento se sintió muy triste y desesperado porque no sabía dónde mirar para hacer las esculturas como las hacía el catalán, a quien la Iglesia Católica inició un proceso para reconocerlo como santo. "Después de un tiempo muy oscuro, descubrí que para entender a Gaudí hay que mirar donde miraba él", expresó, y admitió que, siguiendo a quien considera su maestro, se convirtió del budismo al catolicismo.

De todas formas, aclaró: "Cada uno con su oficio, sea budista o católico, puede colaborar con la creación de Dios". Hoy Sotoo dirige un grupo de tres escultores con los que trabaja a la par junto con una veintena de arquitectos que tienen el encargo de mantener y completar el templo que, a simple vista, trae reminiscencias con los castillos de arena infantiles.

Colocar una escultura suya en esa gran obra de arte le llevó a Sotoo siete años. En 1985 puso el primero de quince ángeles y nueve niños de una serie en la que algunos tienen rasgos orientales. "Son los que están mirando hacia el Oriente, hacia donde nace el sol", dijo, y contó que la pregunta que más le repiten los europeos es por qué los japoneses son los más atraídos por la Sagrada Familia.

Entre los cerca de 10.000 turistas que visitan ese monumento a diario la mayoría es japonesa. "La palabra clave es: naturaleza", explicó, y dijo que "naturaleza no son sólo las flores, sino sus fuerzas invisibles gracias a las cuales estamos viviendo".

Su cultura japonesa, comentó, le ayudó a comprender a Gaudí de quien habría que imitar su capacidad de observar y aprender de la naturaleza. "Hay mucha gente que construye un mundo en su cabeza como producto del nihilismo y así la humanidad no va encontrar salida", manifestó.

"Todos quieren ver la Sagrada Familia. Los 9000 o 10.000 que la visitan a diario entran como turistas y salen con una pregunta sobre su humanidad: ¿Adónde vamos? ¿Cuál es el camino? ¿Tengo que cambiar algo?", se preguntó, y agregó: "No es sólo un monumento turístico, sino la posibilidad de abrir una nueva puerta en cada uno".

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Etsuro Sotoo, el escultor japonés que continúa la inconclusa iglesia Sagrada Familia, estuvo en la Argentina

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el dispensador dice: si estás atento, si te dejas llevar de la mano por la brisa, descubrirás que lo mínimo puede ayudarte a sanar... Junio 15, 2010.-


GAUDÍ: Antoni Gaudí

Antoni Gaudí i Cornet (Riudoms o Reus,[1] 25 de junio de 1852 – Barcelona, 10 de junio de 1926) fue un arquitecto español, máximo representante del modernismo catalán.

Gaudí fue un arquitecto con un sentido innato de la geometría y el volumen, así como una gran capacidad imaginativa que le permitía proyectar mentalmente la mayoría de sus obras antes de pasarlas a planos. De hecho, pocas veces realizaba planos detallados de sus obras; prefería recrearlos sobre maquetas tridimensionales, moldeando todos los detalles según los iba ideando mentalmente. En otras ocasiones, iba improvisando sobre la marcha, dando instrucciones a sus colaboradores sobre lo que tenían que hacer.

Dotado de una fuerte intuición y capacidad creativa, Gaudí concebía sus edificios de una forma global, atendiendo tanto a las soluciones estructurales como las funcionales y decorativas. Estudiaba hasta el más mínimo detalle de sus creaciones, integrando en la arquitectura toda una serie de trabajos artesanales que dominaba él mismo a la perfección: cerámica, vidriería, forja de hierro, carpintería, etc. Asimismo, introdujo nuevas técnicas en el tratamiento de los materiales, como su famoso “trencadís” hecho con piezas de cerámica de desecho.

Después de unos inicios influenciado por el arte neogótico, así como ciertas tendencias orientalizantes, Gaudí desembocó en el modernismo en su época de mayor efervescencia, entre finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, el arquitecto reusense fue más allá del modernismo ortodoxo, creando un estilo personal basado en la observación de la naturaleza, fruto del cual fue su utilización de formas geométricas regladas, como el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide y el conoide.

La arquitectura de Gaudí está marcada por un fuerte sello personal, caracterizado por la búsqueda de nuevas soluciones estructurales, que logró después de toda una vida dedicada al análisis de la estructura óptima del edificio, integrado en su entorno y siendo una síntesis de todas las artes y oficios. Mediante el estudio y la práctica de nuevas y originales soluciones, la obra de Gaudí culminará en un estilo orgánico, inspirado en la naturaleza, pero sin perder la experiencia aportada por estilos anteriores, generando una obra arquitectónica que es una simbiosis perfecta de la tradición y la innovación. Asimismo, toda su obra está marcada por las que fueron sus cuatro grandes pasiones en la vida: la arquitectura, la naturaleza, la religión y el amor a Cataluña.[2]

La obra de Gaudí ha alcanzado con el transcurso del tiempo una amplia difusión internacional, siendo innumerables los estudios dedicados a su forma de entender la arquitectura. Hoy día es admirado tanto por profesionales como por el público en general: la Sagrada Familia es actualmente uno de los monumentos más visitados de España.[3] Entre 1984 y 2005 siete de sus obras han sido consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
http://es.wikipedia.org/wiki/Antoni_Gaud%C3%AD

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