martes, 2 de febrero de 2010

la puerta...


Evangelio: Lucas 2,22-40
"Mis ojos han visto a tu Salvador"


Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

el dispensador dice:
cada cosa que toma entidad,
sea por obra de la naturaleza,
o por obra del hombre,
tiene vida y contiene varios significados,
y otras tantas significancias...

los significados están dados,
por aquello que compone la entidad,
confiriéndole un sentido de existencia,
que excede el motivo de su creación,
proporcionándole capacidad de "ser",
y aún cuando no sea visible,
dicha cualidad lo habilita a participar,
como mudo testigo pero irradiante de energías...

energías propias de las confluencias creadoras...

dichas fuerzas excederán por siempre,
a su creador en caso de ser el hombre,
o a las circunstancias que dieron lugar a su presencia,
lo cual indica que, como un todo o como partes,
esas esencias aglutinadas tienen por sí mismas,
un motivo para ser y otro tanto para estar...

puedes ver una roca,
quizás entiendas que eso es una puerta,
verás tal vez un monumento lógico,
o interpretarás que ha sido una utopía,
sin embargo, más allá de tu mirada,
de tu entendimiento y de tu tiempo,
dicha entidad tiene vida,
representando un mensaje,
abierto sólo para quiénes tienen sus ojos libres...

te habrán contado que es una puerta,
que está allí desde tiempos inmemoriales,
o bien que perteneció a otra era,
con otra humanidad...
más allá de las interpretaciones,
ese monumento guarda un mensaje oculto
para quienes tengan el alma pura...

si no guardas respeto y reverencia
por los legados del pasado,
nunca serás parte del presente,
por ende no estarás en capacidad
de liberar tu legado...
el dispensador: almas de piedra. Febrero 02, 2010.-
DEDICADO A: los que han cruzado la puerta del SOL, sin ser quemados.

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