jueves, 4 de febrero de 2010

aportando arenas al desierto


fuera de consulta: ana mañas
"Compensa con sólo aportar un grano de arena"
Aportar un granito de arena a los habitantes de un desierto es una metáfora con tintes de paradoja; pero si la ayuda supone agua potable se convierte en acto de solidaridad hiperbólica.

José A. Plaza - Jueves, 4 de Febrero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

conceptos dignos:
1. Es gente con mucha dignidad de raza. Llevan su situación con mucho orgullo porque han estado siempre así: viven con ello perfectamente
2. El contraste entre lo que enseñas y su realidad es muy fuerte porque, por ejemplo, en Turkana el dolor se cura produciendo más dolor al afectado

A buen entendedor, pocas palabras bastan: "Si puedes hacer un crucero en verano, también puedes hacer ayuda humanitaria en países como Kenia". Así de claro lo ve Ana Mañas, jefa del Departamento de Radioterapia del Hospital Universitario de la Paz, en Madrid. Eso sí, para dar este paso lo primero es "querer, de verdad, y ya está: como en todo, querer es poder".

Es gente con mucha dignidad de raza. Llevan su situación con mucho orgullo porque han estado siempre así: viven con ello perfectamente
¿Cómo comenzó con la ayuda humanitaria?
-Por temas de trabajo conocía a Paco Andreu, fundador de los Misioneros de San Pablo, que me informó sobre las necesidades de los habitantes del desierto de Turkana, que se encuentra en el norte de Kenia. Esta organización cuenta con una fundación sin intermediarios, algo que creo que es muy importante.

¿Cómo es la situación en esta zona?
-Se trata de una región absolutamente desértica con un lago de 300 kilómetros cuadrados de agua no potable. La hemos analizado y hemos comprobado que, además de salina, tiene minerales tóxicos. Los habitantes de Turkana son nómadas y pastores que pueden tener hasta cuatro mujeres: pero el 24 por ciento de ellas muere en el parto. En esta región la media de supervivencia es sólo de 49 años.

Allí la ayuda es sinónimo de agua...-Sin duda. Sus habitantes viven en chozas llamadas mañatas y crean asentamientos junto a presas rudimentarias creadas para recoger el agua de la poca lluvia anual: sólo llueve uno o dos días al año, pero de forma torrencial. El proyecto en el que estamos metidos contempla la construcción de una potabilizadora para una población de unos 3.500 habitantes, con dos fuentes: un abrevadero para animales y recursos para el pueblo, y una escuela de mujeres en la que se enseñe sobre cultivos, higiene, sanidad, etc.

El contraste entre lo que enseñas y su realidad es muy fuerte porque, por ejemplo, en Turkana el dolor se cura produciendo más dolor al afectado
¿Con los alimentos hay menos necesidades?
-En comparación con la necesidad de agua, sí. Pero mejorar su nutrición es también indispensable, porque sólo se alimentan mezclando la leche con lo que aprovechan después de desangrar burros.

Acostumbrados a vivir en una zona tan despoblada, ¿cómo les reciben?-Muy bien. Se trata de gente con mucha dignidad de raza. Llevan su situación con mucho orgullo; no tiene que ver con lo que puedes ver, por ejemplo, en los suburbios keniatas. Ellos han estado siempre como ahora y saben vivir con ello perfectamente. Nos reciben con los brazos abiertos: cuando supieron que yo iba a acudir a uno de los dispensarios, junto a mi hija y mi marido, que es traumatólogo, muchos caminaron 25 kilómetros para vernos. Allí las distancias son tremendas. La población más cercana en la que esta gente puede recibir ayuda médica especializada está a casi cuatro horas en coche. Y a Nairobi se tarda día y medio.

¿Que labor desarrollan en estos dispensarios?-Hacemos de todo, aunque muy básico: desde pesar niños hasta seguir embarazadas, curas menores, ofrecer información nutricional, etc. En mi caso hago cosas que no hacía casi desde que estudiaba, porque mi ámbito, el cáncer, suele darse en la edad adulta, y ellos apenas llegan a los 50 años de vida. El contraste entre lo que enseñas y su realidad es fuerte porque, por ejemplo, en Turkana el dolor se cura produciendo más dolor: en los casos de fractura se hacen varias heridas alrededor porque creen que así se puede paliar.

Estas ayudas tienen un final: tras dos semanas, hay que volver a España. ¿Cómo encara esta situación?-Lo que más interesa en estos casos es la continuidad en la ayuda humanitaria: uno de los objetivos es formar a formadores con educación sanitaria. Allí se queda poca gente, personas excepcionales, pero nuestra ayuda de ir cada cierto tiempo también aporta. Siempre merece la pena aportar un granito de arena a la solidaridad: a mí me compensa con creces.
crédito y fuente: Diariomedico.com / España

el dispensador dice:
cuando en tus manos está,
aportar granos de arena al desierto de las almas,
no sólo hallarás en ellas manantiales,
seguramente te brindarán sombra y calma...

cuando en tus manos está,
nutrir las arenas de esperanzas,
no sólo te abrazarán las miradas,
también lo harán las sonrisas...

cuando en tus manos está,
abrazar las pobrezas ajenas,
verás que aquellas no son tales,
apenas pautas de culturas ancestrales,
acostumbradas a transitar con lo justo...

no importa el color de la piel,
no interesa el olor que exudes,
apenas tejas un poco,
llegarás a la conclusión,
que las almas no tienen colores.
el dispensador: abriendo mentes, expandiendo almas. Febrero 04, 2010.-
DEDICADO A: los que saben la esencia de los colores.

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