domingo, 17 de enero de 2010

LA VIDA A TRAVÉS DE LA LENTE


LA GACETA LITERARIA [TUCUMÁN]
Aldo Sessa, 50 años en la fotografía

Domingo 17 de Enero de 2010 | Recientemente se publicó Aldo Sessa. Pasión por la imagen (Sessa editores), libro que selecciona algunas de las mejores muestras del medio siglo de trabajo del fotógrafo más destacado de la Argentina. En esta edición reunimos algunas de las fotos más representativas de Sessa, otras que se vinculan con Tucumán y estas páginas, y apreciaciones sobre su obra.

Aldo Sessa inició su carrera artística en el Taller De Ridder a los diez años. En 1958 se producen sus primeras colaboraciones fotográficas con el diario La Nación (Buenos Aires) y en 1964 comienza a colaborar como ilustrador en las páginas de LA GACETA Literaria. En 1976 ilustra el libro Cosmogonías con poemas de Jorge Luis Borges. Este fue el primero de sus 44 libros publicados hasta 2010, en los que participaron autores como Ray Bradbury, Silvina Ocampo, Manuel Mujica Láinez, Silvina Bullrich y Enríque Cadícamo. Algunos títulos célebres de Sessa son Letra e imagen de Buenos Aires, Fantasmas para siempre, Vida y gloria del Teatro Colón, Gauchos y Tango. En 1976 su tríptico Antes del Principio fue obsequiado por el gobierno argentino al norteamericano con motivo del Bicentenario de la Independencia de ese país; la obra se exhibe permanentemente en el Centro Espacial Lyndon Johnson de la NASA (Houston). En 1980 su cuadro Humorum fue seleccionado para integrar la colección del National Air and Space Museum Smithsonian Institution (Washington). Dos años después se publicó Tucumán, con fotos de Sessa y selección de textos de Carlos Páez de la Torre. Sus exposiciones El Arte de la Fotografía (1989), Los Argentinos (1994) y Los Gauchos (1998) fueron visitadas por más de 650.000 personas. Su obra fue expuesta en más de 200 exhibiciones. A fines de 2009, inauguró su exhibición retrospectiva itinerante Aldo Sessa, Cincuenta Años de Fotografía, en el Centro Cultural Recoleta; y se edita Aldo Sessa. Pasión por la imagen, libro que reúne el trabajo de Sessa del último medio siglo. Aldo Sessa es miembro de Honor por la Federación Argentina de Fotografía y Académico de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes. Recibió la mención de honor del Senado de la Nación en 2005 y, en 2007, fue nombrado ciudadano ilustre por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires.
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ALDO SESSA
Ars vitae

Domingo 17 de Enero de 2010 | Por Jorge Taverna Irigoyen.

Como un Jano bifronte, la imagen de Aldo Sessa integra una contraimagen posible que, más que trasfondo, sugiere perceptualmente una suerte de ahondamiento de la mirada.
No es el suyo un juego de espejos, como tampoco un aprendido artilugio técnico. En cambio -y en qué medida- es la madurez conceptiva de registrar y develar, de concebir y proyectar, de dar otra dimensión y generar otro espacio a cada motivo, a todo planteo fotográfico.
Su arte está más allá de la medida del tiempo. Sin ser intemporal, goza de una memoria intransferible y clara: la de la obra en su verticalidad exacta. Sin buscar sentidos contrapuestos, alcanza una universalidad de los sentidos tanto sensoriales como sensitivos. Sin usufructuar de los efectos, logra otra luz cuando la intensidad de otra luz es necesaria. Y sobrevolando el tema y sin caer jamás en sus trampas, lo jerarquiza y le da su preciso significado simbólico.
Sessa es un trabajador incansable y su obra es el más claro testimonio de ello. Nunca ha abandonado un proyecto a mitad de camino, como tampoco ha permitido que cierta cantidad de improntas satisfaga, aleatoriamente, su insaciable búsqueda de perfectio. Su arte es una suma de imponderables que conoce de raíz; y sin embargo, como una noria infinita, continúa en la búsqueda que no cesa, en la concepción internalizada, en los enfoques innumerables que suman rostros, que ahondan mundos trasponiendo distancias.
En tiempos de vuelcos conceptuales, tras revoluciones en que la postfotografía pareciera marcar otros territorios, el artista profundiza su mirada. La globalización y el pensamiento planetario no inquietan su lente: más bien la maduran, le generan otra sabiduría interior para no ceder por conceder. Su pensamiento estético es claro, rotundo, exigido. Y el universo de sus imágenes se concentra y define cada vez con mayor agudeza, como si el medio siglo transcurrido desde los primeros escarceos no hubiera hecho sino incentivar un amor intransferible. Propio como huella digital.
Jorge Taverna Irigoyen - Crítico de arte.
Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.
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ALDO SESSA
El cazador de escenas perpetuas
Domingo 17 de Enero de 2010 | Grabado en el agua.


En un cuento de Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar describe las metamorfosis que sufre un diario. Después de que su comprador lo lee, deja de ser el mismo diario y se convierte en un conjunto de hojas impresas abandonadas en el banco de una plaza; hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y así vuelve a convertirse en diario. Cuando termina de leerlo, se lo lleva a su casa y lo usa para empaquetar verduras, que suele ser el destino final de todo diario. Ese final vulgar es el que aguarda a casi todo lo que producimos quienes ejercemos el periodismo. Se trata, normalmente, de un justo destino porque nuestros textos suelen estar atados a la actualidad y a su periódica muerte.
En los 60 años que llevo dirigiendo el suplemento literario del diario LA GACETA, de Tucumán, he encontrado excepciones a la regla. Una de ellas la han conformado los aportes de Aldo Sessa al periodismo cultural.
Su primera colaboración en las columnas que dirijo es del año 76. Un hombre desnudo contempla en soledad una luna emergiendo sobre la superficie de un planeta virgen. La ilustración acompaña unos versos de Borges y narra lo que estos dicen y lo que omiten. Describen la historia del primer Adán (y también la del último), desolado, desorientado, mirando al espacio, buscando su auténtica imagen.
La última participación de Aldo es de 2008. Se trata de una serie de fotos que bordean a una entrevista a Tomás Eloy Martínez. Su conjunto revela los matices, los picos y mesetas del reportaje; las pasiones, las dudas, las convicciones del entrevistado; nos dicen quién fue, quién es.
Entre estas dos fechas recuerdo versos de Ray Bradbury, Romualdo Brughetti, Basilio Uribe y Gyula Kosice, entre otros, convertidos en imágenes por Aldo y dibujos, collages y fotografías suyas transformados en poesía. No se trata de simples traducciones sino de complementaciones, de una fusión de ángulos diversos que enfocan un mismo objeto y obtienen verdades distintas pero igualmente válidas, igualmente valiosas. Verdades que se cruzan engendrando una nueva verdad.
Hay un trasfondo filosófico en sus trabajos; busca las primeras y las últimas causas, las primeras y las últimas cosas. También lo que no fue, lo que podría ser, lo que merece ser, persistir. Esferas primigenias flotando sobre un océano, una lluvia de cometas que pinta el cielo, cuerpos girando alrededor de un núcleo (que pueden ser planetas o partículas subatómicas), una nebulosa que esconde las respuestas a los grandes misterios, un universo que se extingue, un ojo que todo lo mira.
La huella de Aldo se extiende en el terreno del periodismo, transformando a ese primer borrador de la historia en imágenes que condensan lo que las palabras no consiguen explicar. El final del más popular líder político de los argentinos, el dolor y la furia de las madres que reciclan la tragedia de Antígona, la inminencia de una guerra que el sucesor de Pedro busca conjurar, la crisis parricida del país de las oportunidades desperdiciadas. Todo ello está impreso en diarios y en papel de fotos pero también está más allá. Está impreso en mi mente y en la de muchos, está impreso fuera del tiempo.
Aldo grabó en el agua, en el inconstante río del papel. Pero su marca permanece. Como una estrella extinguida hace un millón de años y a un millón de años luz de la Tierra; la huella de Aldo no está, pero la seguimos viendo.
Daniel Alberto Dessein - Periodista.
Director de LA GACETA Literaria.
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ALDO SESSA
El lado oculto de las cosas

Domingo 17 de Enero de 2010 | Por Ray Bradbury.

La tarea de Sessa es mucho más difícil que la de un pintor. ¿Por qué? El pintor envuelve el mundo real con sus ojos y allí hace sus propios cambios y reacciones, transmitiéndolos a su muñeca, las manos y los dedos. Puede hacer lo que quiera con el mundo, hacerlo irreal o terriblemente real. Los fotógrafos como Sessa no tienen esta opción. Deben trabajar con lo que hay allí, en tres dimensiones y convertirlo en dos, y aun así encontrar una cuarta detrás de la mirada obvia. Lo que está debe ser descubierto en un instante de genio y encerrado en la cámara antes de que pueda escapar o gritar. El cuarto oscuro es el momento de exaltación o desesperación. Mientras mezcla sus sustancias, el pensamiento del fotógrafo es lo atrapé vivo o lo maté. Lo que llega a la superficie luego de aquel baño ácido asegura su futuro, o automatiza su vida en estaciones de subterráneo a seis poses por sesenta centavos.
Ray Bradbury - Escritor. Autor de "Crónicas Marcianas" y "Farenheit 451", dos de los mayores clásicos de la ciencia ficción de todos los tiempos.
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ALDO SESSA
Pliegues del tiempo
Domingo 17 de Enero de 2010 | Por Tomás Eloy Martínez.

Aldo Sessa es un artista completo y complejo. Como los mejores narradores, logra que sus fotografías detengan los pliegues del tiempo y descubran que el espacio está lleno de luces y sombras inexploradas. En cada imagen de Sessa cabe todo el conocimiento. Sus fotografías son a la vez relato, música, viajes al interior de la realidad. Su retrato de Mujica Láinez contiene la obra entera de Mujica Láinez. En sus misteriosos mates se siente el esencial sabor del mate, la brisa del campo abierto, las mañanas alrededor del fogón. Sessa habla un lenguaje que es sólo de él pero en el que están todas las palabras del mundo.
Tomás Eloy Martínez - Escritor y periodista.
Finalista del Man International Booker Prize, el galardón literario más prestigioso del mundo después del Nobel. Su último libro es Purgatorio (editorial Alfaguara).
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ALDO SESSA
Las caras de la eternidad

Domingo 17 de Enero de 2010 | Por Carlos Páez de la Torre.

El retrato debe ser el género artístico más perspicaz y alarmante. El origen de la palabra es de sobra expresivo: el prefijo re y la voz latina tractus, que es tirar de algo, arrastrarlo. Es decir, sacarlo hacia afuera. Cuando lo toma un creador como Aldo Sessa, el retrato va mucho más allá de la imagen exterior. Arrastra lo que hay adentro, entrega -explícito unas veces, las más semivelado- el rasgo íntimo y oculto.
Los retratos de Aldo inquietan porque sugieren historias que no conocemos. El examen de ese tipo de fotografía provoca un tumulto de preguntas sin respuesta posible. Uno inquiere qué habrá detrás de esa mirada, de ese gesto, de esas manos, de esa apostura. La imagen parece que disfruta al desconcertarnos con señales contradictorias. La pose puede significar exactamente lo contrario de lo que aparenta. En la cara más triste, el escudriño atento puede sorprender un atisbo de picardía; en medio de una red de arrugas, puede abrirse paso cierta lozanía claramente juvenil. La larga mirada a un retrato de Aldo es perturbadora. La mayoría de las veces notamos que la primera impresión no hace más que modificarse a cada rato.
Casi no vale la pena recordar que esa imagen tiene vida propia. Nadie puede evitar que "la trágica erosión de los años" la despegue del sujeto real. Basta que transcurra un poco de tiempo para que el retratado, al mirar la sombra de su ayer, sienta que es otra persona la que registró la cámara. Por fiel que sea una memoria, jamás podrá reconstruir una porción razonable de lo que entonces formaba su mundo interior, su recóndita entretela. Ese que lo mira no es más que un extraño.
El arte de Aldo Sessa convierte a cada rostro en microcosmos de misterios, de evasivas, de preguntas que nadie puede responder. Vistas así, sus maravillosas fotografías, todas ellas únicas, portan una infinita carga de historias ocultas. Armar conjeturas sobre ellas es uno de los placeres que depara contemplarlas, una y otra vez.
Carlos Páez de la Torre - Historiador y periodista. Miembro de número de la Academia Nacional de la Historia.
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