miércoles, 13 de mayo de 2009

esencias


nadie paga para ver la luz del Sol,
mucho menos para recibir su energía celestial...
el está en su lugar a pesar del hombre.

nadie paga para admirar la luz de la Luna,
mucho menos para interferir con su poder sobre las mareas...
ella está allí, girando, a pesar del hombre.

nadie paga para admirar el cielo estrellado,
mucho menos se puede cuantificar el sentimiento que ello produce en algunos espíritus...
las estrellas han estado allí desde que el hombre ni siquiera era barro.

nadie paga para respirar un aire que está, a pesar del hombre,
muchos menos puede contener las energías secretas de las brisas y los vientos...
los que transcurren la Tierra desde que existe.

nadie paga para nacer, simplemente nace, indefenso, madre-dependiente.

nadie paga para morir, simplemente muere, en la soledad del abandono de la cáscara que lo ha contenido durante un lapso, pequeño, a veces ínfimo.

nadie paga para asumir lo hermoso, lo bello, lo sublime, lo genuino, ya que ello forma parte de la naturaleza de las cosas desde mucho antes que el hombre existiese como entidad viva.

nadie paga para crear el agua en cualquiera de sus formas, porque ellas (aguas) están aquí desde mucho antes que el ser humano fuese pensado.

nadie paga para admirar la grandiosidad de la expresión del VERBO de la CREACIÓN de la que formamos parte.

nadie paga para que un árbol crezca... él simplemente crece.

nadie paga para que las semillas se transformen en plantas... ellas tienen la esencia en sus propias guiberelinas.

entonces...

por qué creernos dueños, propietarios de lo efímero...?, perdiéndonos la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de "alimentar" al prójimo...?, de ser ejes de una comunidad que demanda el esfuerzo conjunto...?, de compartir la vida sin pedir nada a cambio...?

las herencias no sudadas desacomodan el orden de los valores... desordenan las neuronas... nublan las visiones... anulan las experiencias... mienten al espíritu... vomitan el alma.

ya que cuando nos vamos, nos llevamos sólo los afectos sembrados, esos que nutrieron nuestra alma en la dicha de cada amanecer, mecieron nuestras lágrimas en el ocaso, o simplemente dibujaron una sonrisa que se estampó en los ojos contiguos, el del otro.
el dispensador: sumergiendo el alma en la orquídea. Mayo 13, 2009.-
DEDICADO A: los observadores.
A la vuelta de la esquina, siempre podrás encontrar una...
o quizás dos, tres o más, gracias que el destino tiene guardado para ofrendar tu paso por la vida... lo quieres tomar?.
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