sábado, 28 de febrero de 2009

Cuando tomes el arado no regreses tu mirada


Una foto del genio de Alicia María Abatilli que me llena de tierra, espíritu, comunidad y nubes conjugando el todo en la nada que soy.

Primera Lectura: Isaías 58,9b-14
"Cuando partas tu pan con el hambriento..., brillará tu luz en las tinieblas"


Así dice el Señor Dios: "Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña; reconstruirás viejas ruinas, levantarás sobre cimientos de antaño; te llamarán reparador de brechas, restaurador de casas en ruinas.

Si detienes tus pies el sábado y no traficas en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia, y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob." Ha hablado la boca del Señor.

Evangelio: Lucas 5,27-32
"No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan"


En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: "¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?" Jesús les replicó: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan."

DICE EL DISPENSADOR:
Me duele la realidad contigua tanto como la distante
Prefiero compartir mi tiempo respirable con la paz de las almas semejantes
entre nubes, piedras y montañas...
Prefiero ver rostros heridos que almas partidas.
Prefiero respirar donde no hay aire y donde el esfuerzo se lleva en el espíritu.
He asumido que la LUZ se manifiesta cuando uno comparte el pan.
Compartir el pan no implica regalar ni tampoco confundir los destinos.
La sabiduría del indivuo anida en el respeto por el otro, siempre.
La palabra que hiere, lastima o degrada,
ata al alma de la víctima a una pena que se cura
pero de la cual no se regresa.
La palabra que hiere, lastima o degrada,
encadena al alma del victimario al dolor de la eternidad
ausente y al silencio de la tristeza jamás pronunciada.
He entendido que no somos nada sin el prójimo,
siempre que éste armonice con la idea y la convicción.
El código divino del dar se replica en la mutuidad,
ya que de no ser así no es armónico ni tampoco consonante,
llenándose de vacíos...
He comprendido que Dios mora en la eternidad por cada uno de nosotros,
imponiéndonos códigos que no se ven pero están,
que pueden sentirse con sólo percibir su perfume celestial.
Sé que el espíritu cura las peores heridas siempre y cuando
en ellas no moren ni el odio ni el olvido como tampoco el disimulo.
Mañana queda delante de nuestros ojos...
Mañana es el segundo que está delante y que aún no es...
Si regresas tu mirada con la nostalgia de la tarea omitida,
te alcanzarán los ángeles del tiempo no cumplido
para reclamarte aquella mano que no diste justo cuando era el tiempo,
nunca antes, jamás después.
Se termina Febrero del 2009... y se acercan horas de tribulación extrema
para la raza humana toda.
Para trasponer la puerta del destino hace falta la sabiduría del
"no estar" y el "sentir" las ventanas del Señor,
distinguiendo en cuál puedes asomarte y
diferenciando a aquellas otras que puedes pasar...
Que todos los que reciben este mensaje sean benditos por la Gracia Eterna.

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